12.7.07

Poema y traducciones



Me he quedado enganchado a un poema de Emily Dickinson, el 67 en la edición de Thomas H. Johnson (escrito sobre 1859):
Success is counted sweetest
By those who ne'er succeed.
To comprehend a nectar
Requires sorest need.

Not one of all the purple Host
Who took the Flag today
Can tell the definition
So clear of Victory

As he defeated —dying—
On whose forbidden ear
The distant strains of triumph
Burst agonized and clear!

Así lo traduce Amalia Rodríguez Monroy en la edición de Alianza:

El éxito resulta más dulce
Para quienes nunca lo alcanzan.
Asimilar un néctar
Requiere muy penosa necesidad.

¡Ni una siquiera de las Huestes púrpura
Que hoy portan la Bandera
Puede dar definición
Tan clara de qué es la Victoria

Como el que es vencido —moribundo—
Y en su oído agotado
Estallan mortecinos y claros
Los acordes lejanos del triunfo!

Y así Margarita Ardanaz en la de Cátedra:

El éxito se antoja lo más dulce
Para aquellos que nunca lo tuvieron.
El comprender un néctar
Lo más amargo exige.

Ni una tan solo de aquellas Huestes púrpura
Que hoy portaban Banderas
Podría dar definición tan clara
De la Victoria

Como aquel que vencido —agonizante—
En cuyos oídos impedidos
Los lejanos esfuerzos del triunfo
¡Estallaban agónicos y claros!

Partiendo del original, de esas dos traducciones y de mi (precario) inglés, arriesgo mi propia versión (más o menos libre —o negligente):

El éxito lo saborea
mejor el fracasado.
La dulzura la comprende
el condenado a la amargura.

Entre las Huestes púrpura
que hoy portaban la Bandera,
nadie iba que pueda definir
tan claramente la Victoria

como el vencido —agonizante—
en cuyos oídos taponados
las trompetas del triunfo ajeno
resuenan (¡nítidas!) mientras se apagan.

* * *
(14.3.08) Puntualizaciones: "Traidor".

(27.2.14) Ofrezco otra traducción, siete años después:
El éxito es más dulce
para el que nunca lo tuvo.
Asimilar un néctar
es tarea muy amarga.

¡Nadie en las Huestes púrpura
que hoy portaban la Bandera
sería capaz de definir
tan claramente la Victoria

como el vencido –agonizante–
en cuyos oídos taponados
las trompetas ajenas del triunfo
resuenan al apagarse nítidas!

(1.3.14) Ernesto Hernández-Busto me envía su traducción:
El éxito es más dulce
para el que no lo alcanza.
Asimilar un néctar
requiere una gran sed.

Ni un solo empurpurado
que hoy alza la bandera
pudiera definir
la victoria tan claro

como el vencido, el muerto,
en cuyo oído prohibido
resuenan ya distantes
los acordes del triunfo.
Y la de José Luis Rey en las Poesías completas de Visor:
El éxito es más dulce relatado
Por aquéllos que nunca lo tuvieron.
Valorar bien un néctar
Requiere extrema sed.

Ninguno del ejército purpúreo,
Ninguno de los que hoy llevaron la Bandera
Dará jamás una definición
Tan clara de Victoria

Como aquél que cayó –y está muriendo–
En cuyo oído vedado
Las lejanas fanfarrias de los triunfos
¡Empiezan a sonar agónicas y claras!