16.6.08

Autopsicografía

La escritura lo pone todo en el panel: por eso sabe más que uno. En el escaparate de la página está, literalmente, todo: no ya en las omisiones, siempre significativas (y a veces determinantes), sino en lo que se muestra mismo. Una entrada reciente mía, "El sustrato de la teta", es un ejemplo. Ahí hablé de que fui amamantado hasta los dos o tres años y de las consecuencias psíquicas positivas de ello. Y al final, como desgajado del argumento, mencioné mi incapacidad para la vida práctica. Mi amiga Inés me ha señalado que ambas cosas están relacionadas. Y es cierto. Quizá en lo profundo de mi ser sigo esperando la teta generosa que me sustente, sin yo haber trabajado por ella y sin haber desarrollado las habilidades adecuadas para conseguirla (o para poder vivir, sencillamente, sin esperarla ni tenerla). Por otro lado, ese elemento pragmático que me falta, al que suelo referirme ahora en las conversaciones como "el elemento anglosajón", puede que brote justo en ese mundo en que las madres no consienten tanto a sus hijos... En fin, es un esbozo ensayístico. Yo, por lo pronto, estoy muy contento con haber mamado. ¡Pero tomo nota!