10.6.08

Spinoza y Jarrett



Ayer me pasé el día leyendo a Spinoza, o sobre Spinoza. Cosas sin profundidad: meras introducciones. Pero el roce de su filosofía, las frases sueltas cazadas por aquí y por allá (desordenada, antigeométricamente) iban dejando una promesa de calma vigorosa: como una luminosidad seca, que merecería la pena esforzarse en alcanzar. Por la noche me puse un disco de Keith Jarrett que compré el mes pasado y que había oído varias veces sin demasiado efecto. Y anoche, de pronto, estalló: como si Spinoza me hubiera estado preparando para él.