31.3.09

Una cuestión literaria

Arcadi Espada se planteaba ayer en El Mundo por dentro, a propósito del antiguo gobernador del Banco de España, ya fallecido, y su esposa escritora:
Acosado gobernador, cómo y en cuántos trozos lo echaron a los reptiles. Y lo más incomprensible: que Carmen Posadas no haya escrito aún sobre el tema de su vida.
Es una interesante cuestión literaria. Aventuro una respuesta: por la misma razón por la que escogió a alguien como Mariano Rubio como marido.

28.3.09

Los abrazos rotos

Cómo está la cosa, que decir que te ha gustado la última de Almodóvar provoca risitas. Los amigos te miran con condescendencia: "Éste, con sus gustos... Ya sabíamos que era poco de fiar". Pero la cuestión es que sí, que me ha gustado. En las conversaciones culturetas uno sabe de sobra qué cotiza y qué no en cada momento. Antes de decir nada, uno ya sabe qué causará sorpresa, o (cierta) admiración, o complicidad, o burla. Lo que hay que hacer es seguir adelante, en todos los casos. Y en el caso de Almodóvar, sí, vienen las bromitas. "Almodóvar es ya una señorona y sólo hace películas para las señoronas", escucho, por ejemplo. Celebro el sarcasmo, porque es bueno. Pero luego me digo: "¿No seré yo una de esas señoronas?". Bien, lo asumo: puede que yo sea una de esas señoronas. ¿Qué pasa?

Por otra parte, nunca he sido un fan incondicional de Almodóvar. Siento interés por Almodóvar y siempre tengo ganas de ver sus películas. Pero no lo adoro. Ni soy ciego a esas cagadas con las que se encapricha; como las de poner a Miguel Bosé haciendo de mujer en Tacones lejanos, a Toni Cantó haciendo de transexual en Todo sobre mi madre o a Liberto Rabal haciendo de su abuelo (o un compendio de los defectos de su abuelo, sin ninguna de sus virtudes; entre ellas, la de saber actuar) en Carne trémula. Estas tres películas, sin embargo, me gustaron: y eso me ha pasado con casi todas. Soy consciente de sus defectos, pero las películas me gustan: porque también son brillantes, originales, directas, expuestas, abismales, dramáticas (melodramáticas) y cargadas de emoción. Sólo hay dos que me parecen una cagada de principio a fin: La mala educación y Kika. Del mismo modo que hay otras cuantas en las que no encuentro ninguna cagada: ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, La ley del deseo, Mujeres al borde de un ataque de nervios, ¡Átame! o Hable con ella. Considero que a este grupo pertenece Los abrazos rotos: quizá no sea tan pujante como las anteriores, pero está libre de cagadas. Tiene, sí, ciertos rechinamientos argumentales, alguna excesiva verbalización; pero nada grave: funciona, emociona.

(Es curioso, pero se supone que ahora es cuando debería empezar a escribir sobre Los abrazos rotos. El caso es que de pronto se me han disipado las ganas. Y como nadie me paga por hacerlo, ni tengo jefe que me obligue, pues aquí se queda el post. Sólo añadiré que, de las últimas, me ha gustado más que Volver, aunque no tanto como Hable con ella. Punto.)

((PS. Bueno, me han venido unas ganillas extras para añadir que los actores están muy bien, incluida Penélope Cruz. Los mejores: Lluís Homar y Blanca Portillo; y también Carmen Machi, en su breve aparición. José Luis Gómez está igualmente estupendo, pero con un detalle que me hizo gracia, y en cierto modo me subyugó: se parece muchísimo a Antonio Gala; una especie de Antonio Gala sin florituras y devorado por la pasión heterosexual.))

26.3.09

Moscas de Cadaqués

Terminado el sugerente Duchamp en España, de Pilar Parcerisas. La autora repasa la relación de Marcel Duchamp con España, pero centrándose (con acierto, porque hace que el libro gane profundidad y significación) en el comentario de las obras surgidas o culminadas aquí; sobre todo, With My Tongue in My Cheek, Sculpture-morte, Torture-morte, Étant donnés y la chimenea final (¡anaglifa!). Había olvidado que el Nu descendant un escalier se expuso en Barcelona en 1912; y me ha gustado recordarlo porque fue en Barcelona donde vi el verano pasado mi primera gran exposición sobre Duchamp (donde se encontraba casi todo, entre originales y copias certificadas, menos curiosamente ese desnudo). También me he enterado de que Duchamp pasó por Málaga en su viaje de 1929 junto a Katherine Dreier. De hecho, Málaga fue la primera población española que visitaron, procedentes de Gibraltar. Aquella vez estuvo también en Granada, Ronda, Sevilla, Toledo y Madrid. Regresó en 1933, a Cadaqués. Y en Cadaqués pasó con su esposa Teeny los últimos once veranos de su vida, de 1958 a 1968. Duchamp decía que venía a ser "un artista en la sombra", lo que incluía (muy duchampianamente) su sentido literal: "Permanezco en la sombra. Es maravilloso. Todo el mundo, por el contrario, toma el sol para broncearse; es algo que me horroriza". Es casi lo mismo que escribió Cioran durante su estancia en Ibiza en 1966: "He venido aquí por el sol, y no puedo soportar el sol. Todo el mundo está bronceado; yo debo mantenerme blanco, pálido". Duchamp sale en un par de fotos con un sombrero de ala anchísima y en otra aparece bajo una enorme sombrilla, que él mismo lleva al hombro. Es preciso dejar constancia de ello en una bitácora que está bajo la advocación de su aprendiz al sol.

Con el ciclista ético podría asociarse también Torture-morte, que ilustra esta entrada: la planta del pie es justo lo que pedalea. Ese pie es un molde del del propio Duchamp, que completó así el recorrido artístico-corporal empezado por su coronilla. Las moscas tienen un papel justamente estelar en este libro, al igual que Salvador Dalí. De éste se reproduce un pasaje genial de Je mange Gala [Me como a Gala], que evoca una excursión al Cabo de Creus con Gala y Duchamp en 1933. De aquella experiencia surgieron obras como Cisnes reflejando elefantes, en la que está Duchamp, al parecer orinando en las rocas de la izquierda. En cuanto a las moscas: para Dalí son "las musas del Mediterráneo que llevaban la inspiración a los filósofos griegos que pasaban las horas muertas, tumbados al sol, cubiertos de moscas". "En un pueblo como Cadaqués", escribe Luis Romero, "escaso de agua y abundante de pescado que se limpiaba a la orilla misma del mar o a la puerta de las casas, las moscas eran una presencia obsesionante". Y el biógrafo Tomkins: "El apartamento que ocuparon los Duchamp aquel primer verano se encontraba justo encima de un establo de burros. No tenía vistas al mar ni agua corriente, pero sí una cocina económica, colchones de paja y muchas moscas (de los burros), pero Teeny estaba encantada". De modo que Duchamp tomó las moscas y las puso en su obra (en su planta muerta): siempre cazando al vuelo.

21.3.09

Dj del desayuno

Hay que poner exquisito cuidado en elegir la música para el desayuno: un error puede arruinar el día. Y quien dice desayuno, dice el despertar. Durante mucho tiempo, además de acostarme temprano (más o menos), me despertaba con música. Dejaba preparado el temporizador del equipo para que empezara a sonar a la hora adecuada. El efecto era interesante. La música, que está hecha de la misma sustancia del sueño, se metía en el sueño; se enredaba allí un rato y después (como estaba atada fuera) me sacaba, con suavidad. Es el procedimiento opuesto al del despertador, que te empuja del sueño y le rompe el cristal sin contemplaciones. Esto también tiene su encanto, por cierto: ese manotazo como una ducha fría; una especie de destrucción de la almohada. Pero el atraque pausado del buque parece lo suyo. Un disco perfecto para la maniobra es el Amoroso de João Gilberto, con ese primer tema optimista, el "'S Wonderful" de Gershwin. Otro, O som dos Catedráticos de Eumir Deodato, que es el que me he puesto esta mañana, aunque no para despertarme sino para desayunar (lo escucho ahora). Como dicen en Brasil: Tá uma delícia! Quince temas en media horita, con los arreglos magníficos y el vacileo del Hammond. Aquí puede escucharse el "Summer Samba", en la que fue, a propósito, la primera grabación que salió del "Samba do verão" de Marcos Valle. Empieza, pues, el día.

* * *
PS. Me enseña Kehre este precioso despertar-desayuno con Reed, en The vertical ray of the sun.

19.3.09

Papelones históricos: Bíbulo

El otro día, cuando repasaba la Historia de Roma de Indro Montanelli, me encontré con un curioso personaje, Bíbulo, que no sé si es famoso. Yo no lo conocía. Estábamos entonces con los bostezantes y pensé que, además de bostezantes, ha debido de haber muchos Bíbulos en la historia: individuos que sólo asomaron para hacer un papelón. Este Bíbulo aparece en la época en que se forma el primer triunvirato. Así lo cuenta Montanelli:
Pompeyo y Craso ponían su influencia, que era grande, y sus riquezas, que eran inmensas, al servicio de César para hacerle elegir cónsul. Éste, una vez alcanzado el poder, distribuiría las tierras a los soldados de Pompeyo y concedería a Craso las contratas a las que aspiraba.
.....Así fue rota la famosa "concordia de los órdenes" auspiciada por Cicerón, o sea, la alianza entre la aristocracia y la alta burguesía. Esta última, que veía en Craso y Pompeyo a sus legítimos representantes, se coligó, en cambio, con los populares de César. Y la aristocracia, estúpida y arrogantemente convencida de no tener necesidad de ayuda y de no tener que compartir sus privilegios con nadie, se quedó aislada. Presentó como candidato a un personaje insignificante, Bíbulo, que fue elegido. Pero no pudo impedir que también fuese elegido César, figura de muy otro relieve.
.....César cumplió los compromisos adquiridos con los aliados. Propuso en seguida la distribución de tierras y la ratificación de las medidas adoptadas por Pompeyo en Oriente. El Senado se opuso. Y entonces César llevó los proyectos de Ley ante la Asamblea. Era lo que también habían hecho los Gracos, jugándose el pellejo. Mas los tiempos habían cambiado. Bíbulo puso el veto diciendo que los dioses, interrogados, se habían mostrado contrarios. La Asamblea se le rió en la cara y un popular le volcó un orinal en la cabeza. Los proyectos fueron aprobados por gran mayoría. Pompeyo se convirtió en yerno de César, al casarse con su hija Julia, burgueses y proletarios se estrecharon en un gran abrazo, y durante meses y meses se divirtieron a expensas de los triunviros, que ofrecieron magníficos espectáculos en el Circo.
.....En aquella atmósfera de favor popular le fue fácil a César llevar a efecto sus reformas económicas y sociales, que por lo demás eran las de los Gracos. El Senado hizo oposición a todas mandando regularmente a Bíbulo a la Asamblea para manifestar que los dioses las desaprobaban. La Asamblea se burlaba de los dioses y se reía de Bíbulo, que al final se encerró en su casa y no volvió a salir más.
Ahí queda Bíbulo, al que he apuntalado con negritas. Seguro que nunca se había visto así. Vivió en la época de César, pero su sustancia era otra. Era la nuestra, por lo demás: hoy todos son (¡somos!) Bíbulos.

16.3.09

Real



Recibo la tarjeta de la exposición que Chema Cobo inaugura mañana en Barcelona, Real, y encuentro que, de algún modo, es la ilustración perfecta para los versos de T. S. Eliot que quería copiar aquí. Se trata de la celebrada primera estrofa de "East Coker", V:
So here I am, in the middle way, having had twenty years—
Twenty years largely wasted, the years of
l'entre deux guerres
Trying to use words, and every attempt
Is a wholly new start, and a different kind of failure
Because one has only learnt to get the better of words
For the thing one no longer has to say, or the way in which
One is no longer disposed to say it. And so each venture
Is a new beginning, a raid on the inarticulate
With shabby equipment always deteriorating
In the general mess of imprecision of feeling,
Undisciplined squads of emotion. And what there is to conquer
By strength and submission, has already been discovered
Once or twice, or several times, by men whom one cannot hope
To emulate—but there is no competition—
There is only the fight to recover what has been lost
And found and lost again and again: and now, under conditions
That seem unpropitious. But perhaps neither gain nor loss.
For us, there is only the trying. The rest is not our business.
Ésta es la traducción de Esteban Pujals Gesalí, en la edición de Cátedra de los Cuatro cuartetos:
Aquí estoy, pues, en medio del camino,
después de haber pasado veinte años
—veinte años casi perdidos, los de entreguerras—
intentando aprender a utilizar las palabras;
y es cada intento un comienzo totalmente nuevo
y un fracaso de orden completamente distinto
porque sólo se aprende a dominar las palabras
para decir lo que uno ya no quiere decir
o para decirlo como a uno no le gusta
ya decirlo. Así cada empresa es comenzar
de nuevo; una incursión en lo inarticulado
con mísero equipo que sin cesar
se deteriora en el desarreglo general
del sentimiento impreciso: indisciplinadas
patrullas de la emoción. Y aquéllo que se trata
de conquistar por la fuerza y el sometimiento
ya lo han descubierto en una o dos, o en varias ocasiones,
hombres que uno no puede aspirar a emular;
pero no hay competencia, sólo existe
la lucha por recuperar lo que se ha perdido
y encontrado y vuelto a perder mil veces; y ahora
de nuevo en circunstancias que parecen adversas.
Pero tal vez no haya ni pérdida ni ganancia.
Para nosotros no hay sino el intento.
Lo restante no es de nuestra incumbencia.
El final lo prefiero de este otro modo: "Para nosotros, sólo existe el intento. Lo demás no es cosa nuestra".

15.3.09

Idus de marzo



Cuando terminé de ver Roma, hace unas semanas, releí la parte de la Historia de Roma de Indro Montanelli correspondiente al periodo que abarca la serie. Volví a maravillarme con el libro: ahí está todo. Ése es el verdadero "fin de la Historia" de Fukuyama: no hay nada más. Como mucho, repeticiones sofisticadas. Esta vez me fijé en la pincelada periodística de Montanelli. Tiene mucho efecto encontrar esa pincelada en el relato de un suceso de hace más de dos mil años. Así cuenta, por ejemplo, lo que pasó justo después del asesinato de César:
Cayó cosido a puñaladas al pie de la estatua de Pompeyo que él mismo había hecho colocar allí, y ante la que solía inclinarse al pasar. El golpe dejó asustados y vacilantes a los mismos que lo habían dado. Agitando el puñal ensangrentado, Bruto lanzó un retumbante vítor a Cicerón llamándolo "Padre de la Patria", e invitándole a pronunciar un discurso. Aterrado ante la idea de verse mezclado en aquel suceso y advirtiendo la inoportunidad de toda retórica, el gran abogado quedóse, por primera vez en su vida, sin habla. Marco Antonio entró en la sala, vio el cadáver tendido en el suelo y todos esperaron de él un estallido de ira vengadora. En cambio, el "fidelísimo" calló y salió silenciosamente. Fuera, la muchedumbre se apiñaba inquieta por la noticia que ya había comenzado a circular. Atemorizados, los conjurados se situaron en el portón y alguno de ellos trató de explicar lo ocurrido justificándolo como un triunfo de la libertad. Pero la palabra no ejercía ya ninguna fascinación sobre los romanos, que la acogieron con amenazadores murmullos. Los conjurados se retiraron, atrincherándose en el Capitolio y poniendo de guardia a sus esclavos armados; luego, mandaron un mensaje a Marco Antonio para que acudiese a sacarles del apuro.
Hay también finísimas observaciones psicológicas. Esto dice sobre César antes de la conspiración:
Tal vez en esta magnanimidad había también un poco de desprecio por los hombres: característica que casi siempre acompaña a la grandeza. Y tal vez en ese desprecio reside también la razón de su absoluta indiferencia por los peligros que le amenazaban. No podía ignorar que en torno a él se complotaba y que la generosidad es un estimulante, no un sedante, del odio. Pero no consideraba lo bastante valerosos a sus enemigos para atreverse.
De lo que no habla Montanelli es de esa sugerente secuencia en que una nodriza amamanta a César muerto (imágenes que capturé y he colgado arriba: la teta sobre el cadáver; la leche en la comisura.).

13.3.09

Anestesista Maeso

Hablando de multitudes, creo que fue el ministro Sebastián (o quizá haya que ir diciendo el pre-ex-ministro Sebastián) quien sugirió que con todas las estatuas de Franco que se están retirando podría montarse un ejército como el de los soldados chinos de terracota. Me parecería la mejor salida para el stock; y de paso el mejor monumento antifranquista posible: el dictador ridiculizado mediante su repetición ad nauseam. Quizá hasta podría patrocinarlo Naturhouse: un regimiento de gorditos camino de la dieta (¡del régimen!).

Pero la medida antifranquista más inquietante, por lo sutil, es la que han tomado en Sevilla. Resulta que a la calle José María Pemán le han puesto ahora calle Escritor José María Pemán. ¡Ahí ha habido un cerebro, alguien capaz de captar que la indicación del oficio del homenajeado supone una degradación! Al tiempo que se le homenajea, se transmite el mensaje de que nadie sabe, en realidad, quién diablos es. Hacer eso con alguien como Pemán, del que, aunque ya no se le lea, todavía se recuerda su profesión, es, literalmente, embalsamarlo en la plaquita... Pero cuando ni siquiera se sabe quién es el homenajeado, el efecto es atroz: ahí queda el cascarón, la carcasa del nombre, después de que su obra se haya perdido. De Málaga la calle que más me conmueve es Cómico Riquelme. Cada vez que puedo, paso por la calle Cómico Riquelme, que atravieso siempre aplastado por la melancolía: es una calle fea y la impregna una sombra de payaso triste y de penuria. Hay otra que conozco desde niño, la calle Compositor Lehnberg Ruiz, sin haber pensado jamás que, realmente, tales apellidos correspondían a uno que componía música. Por eso me sobresalté la otra tarde al escucharlos en Radio 2, donde emitieron una de sus composiciones (que no me pareció recordable). Al cabo, creo que sería más compasivo poner el nombre a secas: que el transeúnte sepa que fracasaste, pero no en qué.

En cambio otros sí deberían ir por siempre asociados a su oficio, como un baldón. Por ejemplo: calle Showman Milikito. O calle Caricato Wyoming. O calle Cantante Melódico Dyango. O calle Cantautor Víctor Manuel. O calle Rockero Mike Ríos. O calle Periodista Buruaga. O calle Superviviente Urdazi. O calle Intelectual De Toro. O calle Presentador Pepe Navarro. O calle Director de Cine Médem. O calle Escultor Lorenzo Quinn... Pero lo que más me gustaría sería una calle Anestesista Maeso. De hecho, debería haber en cada ciudad española una calle Anestesista Maeso. El Anestesista Maeso es, de hecho, el español más sintomático de nuestros días: un tristón panfilote que, por dejadez, por comodidad, por pereza, va y te mata. ¡Pido una calle Anestesista Maeso ya! ¡Hay que crear, una, mil calles Anestesista Maeso! ¡Que ninguna localidad española, por pequeña que sea, se quede sin su calle Anestesista Maeso! Y ya, de paso, que le erijan montones de estatuas (ecuestres o no), con vistas a retirarlas todas en el futuro y formar un ejército de Anestesistas Maesos de terracota... ¡El ejército de la muerte lacia!

12.3.09

Conspiración de bostezantes




Como en las películas: lo que ha empezado siendo un pasatiempo, una "búsqueda rutinaria", se ha convertido en un gran tomate, con los rasgos de una conspiración en toda regla. Esos son sólo dos bostezantes más: pero hay otros. La investidura de Obama estuvo agujereada de bostezantes. Esa aparente multitud aclamadora era, en realidad, un queso Gruyère con innumerables pasillos hacia la oquedad, hacia la nada. Era una multitud bien alcantarillada, un genuino sumidero de la Historia... Pero eso no es lo más inquietante. Por aquí y por allá, hay fantasmas: cabezas flotantes, cuerpos sin cabezas, individuos demediados como el vizconde de Calvino. ¡Quién nos iba a decir que la estólida multitud albergara tantos misterios! ¡Cuidado ahora con el humilde "hombre de la multitud", que puede ser una caja de explosivos! Cuelgo por último, como simple muestra, la foto de uno de esos fantasmas: un hombre invisible con sombrero; y detrás, de regalo, una especie de mujer barbuda. Ambos, por cierto, cerquísima de Bush... (Abajo, la situación de cada uno.)


11.3.09

La bostezante



He ahí la respuesta a la pregunta de ayer. No deja de tener su cosa ese bostezo, en plena Jornada Histórica... Seguro que en todo Gran Acontecimento hubo siempre un bostezante así, precursor del alumno que seríamos, estudiándolo.

* * *
PS. Atención, me indica mi amigo Lowon que hay al menos otra bostezante (¿o es chico?). Por mi parte, he descubierto además un extraño sombrero sin hombre debajo. Sigue el juego pues... ¡hasta mañana!

10.3.09

Superfoto

Y hoy, mis queridos lectores: sección de pasatiempos. Una especie de ¿Dónde está Wally? en la superfoto de 1474 megapíxeles tomada durante la investidura de Obama. Dándole al zoom, la multitud adquiere rostro: cada grano de arroz de la paella humana recobra, como gustaba Borges, su individualidad. Y entre esas individualidades se encuentra la de una mujer bostezando. La pregunta es: ¿dónde está esa mujer? (La respuesta, mañana.)

7.3.09

La ternura del universo



Ayer inauguró Losada una nueva exposición, de hermoso título: La ternura del universo. Ese anhelo de edén está también en la canción que he vuelto a escuchar esta semana: "Dunas", de Rosa Passos, en una versión junto a Ivete Sangalo; un locus amoenus tropical, y con lacraus (alacranes). Pero la ternura del universo se manifiesta especialmente en esta otra.

5.3.09

De cine

Qué gustazo tras las elecciones autonómicas del pasado domingo. Esto empieza a parecer una de los Tres Mosqueteros:

Athos Patxi: "El PNV debe asumir que no es el régimen ni la religión de Euskadi". Porthos Basagoiti: "En ETB se da bola a ETA". Aramis Feijóo: "Se acabaron las Galescolas".

Sospechamos que esto no va a durar y que seguirá mandando Ibarritxelieu, con su cargante cohorte clerical. Pero gocemos mientras tanto. Como decía D'Artagnan Woody: "Si la vida fuese como el cine!".

PS. Impecable Savater: ahora, como entonces.

PS2. El alivio del PSE por poder prescindir de UPyD es el mismo que siente un individuo cuando puede prescindir de su conciencia. (No quiere decir que vaya a traicionarla necesariamente por ello: pero se siente aliviado, tanto por si lo hace como si no.)

PS3. La guinda, a punto de cumplirse la semana, la pone Arcadi Espada en su blog. Resalto una frase, para resumir (y despedir) el tema: "Durante treinta años el nacionalismo ha sido el ruido ensordecedor de la política española. Y sólo ruido. Su participación en el progreso español ha sido nula: del nacionalismo y de sus contaminaciones procede lo peor de España".

PS4. Aún faltaba la cerecita de Azúa.

4.3.09

Refutación del mundo

Nunca estuvo Cernuda más dandy (y yo diría que más fantástico) que en su "Poética" para la Antología de Gerardo Diego de 1932:
No valía la pena de ir poco a poco olvidando la realidad para que ahora fuese a recordarla, y ante qué gentes. La detesto como detesto todo lo que a ella pertenece: mis amigos, mi familia, mi país.
.....No sé nada, no quiero nada, no espero nada. Y si aún pudiera esperar algo, sólo sería morir allí donde no hubiese penetrado aún esta grotesca civilización que envanece a los hombres.
Lo curioso es que sólo ahora, al reencontrarmela después de lo mucho que la tuve presente en su época, cuando yo era un adolescente exasperado que aplaudía toda refutación del mundo, he captado su eco con "Tabacaria", que era otro de mis textos de entonces. Ese "No sé nada, no quiero nada, no espero nada" de Cernuda parece calcado del "Não sou nada. Nunca serei nada. Não posso querar ser nada" de Álvaro de Campos... Y ahora, al buscar una foto para ilustrar esta entrada, veo ese montaje en que Cernuda recuerda al Pessoa de la famosa foto.

3.3.09

Carácter es destino

Qué injusto fue Cernuda con quienes lo apreciaban. Y qué imprescindible fue esa injusticia. No por ella en sí, sino porque era el efecto de las tensiones del poeta. Y porque lo preservaba. (La amabilidad, muchas veces, se come al amable.) Después de escuchar el curso del profesor Philip W. Silver en la fundación Juan March, hojeo su estudio Luis Cernuda: el poeta en su leyenda. Al final viene un apéndice con "nueve cartas y una postal" de Cernuda al profesor (tesinando entonces). Todas responden a lo que expresó Gil de Biedma: "Aun más que en sus poemas, en las breves / cartas que me escribiera / se retrataba esa reserva suya / voluntariosa, y a la vez atenta". Menos la última, fechada el 13 de julio de 1962, que es descortés:
.....Muy señor mío:
.....Para autorizar la publicación de alguna traducción es necesario saber qué se va a traducir y en donde se va a publicar la traducción. Pero no se moleste en informarme de ambas cosas, porque no permito esa traducción ni publicación.
.....En modo alguno estoy dispuesto a tolerar que nadie se permita publicar de nuevo cosas viejas y estúpidas que yo no he recogido ni pienso recoger en libro. Eso se lo debía haber dicho su cacumen, si no su tacto y discreción.
.....Veo que su trabajo parece centrarse en snooping en torno al mío. No le felicito, ya que snooping es tarea bastante baja. Y además es, en este caso, de resultado pobre e incompleto.
Su vida imposible, sin embargo, le ha hecho perdurar. Qué por debajo quedan ya sus demás "compañeros de generación", con la excepción de Lorca. Sólo ellos dos fueron poetas necesarios. (Definición de necesario: o eso, o se morían.) En la biografía de Cernuda que salió el año pasado uno se quedaba helado con su soledad ontológica. Alberti aparece siempre con ganas de jarana, en plan tuno. Cernuda, ineludiblemente, esquinado y recluido. "No eches de menos un destino más fácil", se decía en un poema. A veces sí que se echa de menos ese destino más fácil. Pero no hay arreglo: carácter es destino.

1.3.09

Comillas con las manos

Yo sí recuerdo la primera vez que vi hacer las comillas "con un leve alzamiento de manos y rápida flexión de dos deditos", como escribía Luis Magrinyà en su artículo de ayer. Fue en una conferencia y creo que el gesto procede de ahí: del inefable mundo académico. Concretamente, de la subdivisión (algo descortés para con el público) de las conferencias leídas. El conferenciante lector, preso de su lectura, hace el gesto para que el público sepa que esas palabras son citadas. De otro modo no lo apreciaría, puesto que el discurso entero del conferenciante lector suele estar pronunciado con el mismo tono monocorde. La primera vez que se ve el gesto, resulta risible. Como resultó risible aquella jornada. Fue en la primavera de 1990. Había un congreso sobre María Zambrano en Vélez-Málaga y yo compañé a Nadales, que estaba inscrito, aquel día. La razón: venía Savater. Primero intervinieron otros. El que hizo el gesto fue el profesor Cerezo, de la Universidad de Granada. Recuerdo que lo sacó como el que saca un nuevo juguetito. Quizá lo había aprendido en un curso en el extranjero y hacerlo era signo de haber viajado, de estar a la última: como el que viene luciendo prendas de Londres. Savater se quedó con la copla y, cuando le llegó el turno de citar en su conferencia (hablada y no leída: Savater siempre ha sido cortés con el público), ironizó: "Yo voy a seguir con el método antiguo". Lo que me hace pensar que también para él fue novedoso.