15.7.14

La militancia compra al vendedor

De los tres candidatos a la Secretaría General del PSOE, a los que caractericé como el intelectual, el sectario y el vendedor, ha ganado este último. La militancia ha comprado al vendedor: le ha comprado su mercancía y lo ha comprado a él como mercancía. Tal y como estaban las cosas, no me parece mal. Puede que el PSOE haya hecho un buen negocio. Del que puede que se beneficie España. Aunque los negocios son siempre imprevisibles, hasta que no se vean las cuentas...

Algunos hemos empezado a fijarnos en los beneficios políticos del comercio con Los enemigos del comercio, de Antonio Escohotado, estudio en el que pondera las virtudes de la sociedad comercial frente a esa otra que denomina clerical-militar. En este esquema, no tendría por qué presentarse como negativa la venta del candidato Pedro Sánchez. Y no por cinismo, sino por los principios de pragmatismo, tolerancia y utilidad que el comercio impulsa. El vendedor debe conocer la realidad para interactuar con ella. El peligro, naturalmente, es que venda humo. Advertencia que parece presentar la prensa por los azares de la actualidad: el vendedor Sánchez viene compartiendo portadas con Jenaro García, el vendehúmos de Gowex.

Este hombre no solo le vendía humo a la sociedad, sino también a los trabajadores de su empresa: de puertas para adentro no se relajaba su afán vendedor. Del debate que la semana pasada ofrecieron los tres candidatos a la militancia del PSOE me llamó la atención que se dirigieran a ella como al electorado en general; con ciertos contenidos especializados, obviamente, pero sin diferencias relevantes. Lo asocié con algo que presencié en las pasadas elecciones del 25 de mayo. En la puerta de mi colegio electoral había un corrillo de militantes del PSOE, unos cuatro o cinco. Me las apañé para pegarme a ellos y escuchar un poco la conversación, pensando captar alguna interioridad del partido. Mi sorpresa fue que hablaban entre ellos como si estuviesen hablando con votantes: de puertas para adentro, también ensalzaban las virtudes del producto que vendían en el exterior.

¿Adónde habría que subir, pues, o tras qué puerta encerrarse para que el doble lenguaje aparezca? Intranquiliza que Sánchez venga avalado por José Blanco, o que su modelo sea el PSOE andaluz de Susana Díaz. Pero en los partidos no hay manera de asomar la cabeza si no se procede de algún lodo, que es el suelo de todos los partidos. Así que habrá que esperar a ver qué hace Sánchez una vez que tiene la cabeza asomada.

Lo tranquilizador, por el momento, es que la militancia haya votado al candidato menos “de izquierdas”. Porque ahí es donde el PSOE tiene su sitio. El PSOE, si quiere diferenciarse de IU y de Podemos, debe asumir (sin complejos, mira por dónde) que es la izquierda derechizada. A la militancia le disgustará reconocer algo tan feo teniendo un candidato tan guapo, pero es justo el discurso demonizador de “la derecha” el que le ha hecho perder sentido al PSOE. Por una razón muy sencilla, puramente comercial: el electorado que considera que la derecha es el demonio preferirá votar a los que ofertan un exorcismo más potente.

[Publicado en Zoom News]