10.3.15

Pitanza electoral

No sé si este 2015 va a ser un año de mudanza, pero desde luego sí de pitanza. Y los andaluces estamos invitados a pinchar y cortar los primeros. Bueno, los segundos: los primeros han sido los propios partidos, que nos han dejado la mesa electoral llena de muñones, orejas, ojos, lenguas y hasta cabezas (sin mucho seso). El panorama electoral español es pura casquería. El andaluz también, aunque con una peculiaridad: la casquería nos viene embalsamada. Aquí, más que casquería hay charcutería. Una vez vi un rutilante cartel en un escaparate de comestibles: "Tenemos chóped puro". A eso es a lo máximo a lo que puede aspirar Andalucía, electoralmente hablando: a la pureza de su chóped.

Es en Madrid donde está la carne fresca, con los cadáveres (políticos) de Tomás Gómez e Ignacio González todavía chorreantes, y el de Tania Sánchez en plena transmigración. En vista de la escabechina que va a hacer el electorado con los partidos, estos han querido probar antes, a ver qué se siente. Nuestros partitocráticos no les permiten primicias a los votantes, ni siquiera la de acabar con ellos...

Hay algo preocupante: la falta de democracia interna. No hay costumbre de debate, y cuando surgen discrepancias se resuelven a navajazos. Las discrepancias, por lo demás, rara vez son de ideas, y ni siquiera ideológicas (es decir, de ideas en su versión raquítica). Responden al "quítate tú para ponerme yo". En este sentido, ciertamente, el navajazo era la única solución. El reverso de los personalismos son las cabezas cortadas de los personalistas que no han sabido imponer su persona.

Una tendencia que he empezado a observar es la del "voto por penilla". Sobre todo, por penilla al PSOE y a IU. Quizá por ello el instinto de estos partidos les ha llevado a poner como candidatos en Madrid a un filósofo y a un poeta, respectivamente: maestros en el arte de llorar que solo podrían ser batidos por un cantautor. Pero en Andalucía no tenemos ni eso. Mi sensación como votante es que solo tengo para meter en el sobre rodajas de mortadela. (He de decir, porque no voy a votarlo, que el menos mortadelesco de todos me parece Maíllo, el de IU).

El panorama mortecino regional hace que mucho voto se conciba con ambición nacional. Los meses y meses que llevamos de zarandeo político al fin se encuentran con unas urnas, y resulta que son las de los andaluces. Vamos a ser los primeros en hincarle el diente a lo que nos han dejado los partidos.

[Publicado en Zoom News]