25.9.16

¡Brangelina eran dos!


Ilustración: Tomás Serrano

Ya habló el poeta de los “inconvenientes de ser dos”, pero hay uniones tan sólidas que parecen fusionar a dos seres hasta convertirlos en uno. Cuando en Maridos y mujeres los personajes Jack y Sally se separan, el interpretado por Woody Allen, amigo de la pareja, no se lo puede creer: “Pero, pero... ¡si sois Jack y Sally!”. Brad Pitt y Angelina Jolie han estado tan unidos que ni siquiera necesitaban la conjunción copulativa. No eran Brad y Angelina, sino directamente Brangelina. Casi el andrógino de Platón en persona: dos personas en una; otra más y habrían sido Dios.

Desde que hicieron juntos Sr. y Sra. Smith en 2004, solo se sabía que estaban en una película y no en la realidad cuando se les veía separados. En la realidad siempre iban juntos, y con su estela de niños. Formaban una especie de eterna película de Disney, con dos madres de Bambi (una con barbita a veces) y seis cervatillos. O un Sonrisas y lágrimas sin lágrimas, solo con sonrisas. Se les podría haber adosado cualquier producto, incluso una metralleta o un póster de Donald Trump, que se habría vendido como símbolo de concordia. Y ahora ese símbolo se viene abajo, dejando al mundo huérfano.

Quizá la cosa se torció cuando el año pasado volvieron a pasar juntos de la apacible realidad al conflictivo cine. Fue en la película Frente al mar, que protagonizaron los dos y firmó ella con el nombre de Angelina Jolie Pitt. Por exigencias del guión tuvieron que interpretar a un matrimonio en crisis, y quizá se metieron tanto en el papel que se llevaban trabajo a casa, también después de que acabase el rodaje. Así el cine habría terminado con esa bonita película de amor que se estaba desarrollando fuera.

La pregunta urgente de verdad es qué va a pasar con los niños. Pero a mí hay otra que no se me quita: ¿qué va a pasar con los tatuajes? Últimamente la gente del cine se deja literalmente la piel en los divorcios. Todavía me duele el borrado del “Antonio” de Melanie Griffith. Pero Brad fue cuco y solo se puso una “A”, lo que le deja mucho campo si quiere volver a emparejarse sin tener que borrársela (y empezando por el principio del alfabeto, como debe ser). Angelina lo tiene más complicado. Ella optó por ponerse las coordenadas del lugar de nacimiento de Brad, lo que la condenaría a los mozos (¡y mozas!) de Shawnee, Oklahoma.

Aunque el gran perdedor de momento es Brad, no solo porque Angelina ha contratado ya a la mejor abogada, que lo hará papilla (aún veremos unas sopas Brad del estilo de las de Bertín), sino porque ha empezado a circular el rumor de que él maltrataba verbalmente a los niños. (Acusación que algunos medios españoles se han encargado de agravar al traducir abuse por abuso). Para colmo, ha tenido que enterarse innecesariamente de que no lo ama Marion Cotillard.

La institución del matrimonio ha sufrido, en fin, un duro golpe. Se queda sin su joya de la corona. Ahora todo depende de que Rociíto y Fidel Albiac se arrimen más fuerte hasta que de dos vuelva a haber uno solo: Rociítel, aunque sea.

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En El Español.