15.11.17

El 'procés' nos mantenía calientes

Cuando Arias Maldonado escribió hace poco que ya iba siendo hora de ocuparse de otra cosa que no fuese el procés, sentí un vacío. ¿Qué va a ser de mí? Le he cogido afición al tema: un tema algodonoso, acogedor, con referentes claros, sobre el que sé lo que pensar, con personajes entretenidos, sorpresitas, emociones y diversión asegurada. ¡Yo no quiero salir de aquí! Me acordé de los versos de T. S. Eliot al comienzo de La tierra baldía, cuando rechaza la llegada de la primavera: “El invierno nos mantenía calientes, cubriendo / tierra con nieve olvidadiza, nutriendo / un poco de vida con tubérculos secos”. Sí, el procés nos mantenía calientes...

El procés es, en verdad, un problema: ¡un gran problema! Pero un problema peculiar, con propiedades mágicas: elimina los demás problemas. He repasado mi archivo y he visto que desde hace dos meses solo escribo del procés (salvo excursioncitas a Piglia, Pla y Chiquito). El procés, aunque haya constituido una grave preocupación, me ha servido también de balneario: y en sus aguas termales he descansado de todos los demás asuntos. La actualidad, pues, abigarrada, turbulenta y deprimente siempre, se me ha simplificado de manera considerable. Concentrarme en un solo problema me ha resultado sumamente beneficioso para la salud.

Y sí, sé que lo suyo sería ir dejando ya de escribir del procés. ¡Pero no quiero! Hasta el propio Arias Maldonado ha seguido escribiendo del procés tras su advertencia. Y es que se está tan calentito... ¡No nos moverán!

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The The Objective.