26.7.07

Ruta gamonédica

Mi consigna en estos viajes es "¡Nada cultural!". No entro en nada gótico o románico, en ningún museo, en ninguna exposición. Por eso, mientras Curro y Almudena se fueron a la catedral a escuchar un concierto de música antigua, yo me quedé callejeando y caminando por la ribera del Bernesga, y cruzando sus maravillosos puentes. Luego me adentré de nuevo en la ciudad y me senté a tomarme unas cervezas en la calle Cervantes, esquina Ordoño IV el Malo. Entonces algo cultural se cruzó: el poeta Gamoneda. Le vi alejarse entre los humos de mi purito y después Curro y Almudena me dijeron que se había sentado justo delante de ellos en el concierto, y que se durmió y un acompañante tuvo que darle un codazo para despertarlo, a resultas del cual se le cayeron las gafas. Hemos venido a León porque Curro quería recorrer algunos escenarios de su ídolo Leopoldo María Panero: Astorga, Castrillo de los Polvazares... Yo le dije que la genuina ruta paneriana sería una ruta de cárceles y manicomios; pero aun así me enganché a este viaje que ha empezado siendo, insidiosamente, una ruta gamonédica. A mí en cualquier caso me da igual. Yo viajo para enredarme en calles y bullicios, para atisbar resplandores urbanos o camprestres, y ver cielos, nubes y los declives de la luz sobre tierras, aceras, ríos o fachadas.