16.9.07

El Petrarca moderno

Aún no he visto En la ciudad de Sylvia, porque no se ha estrenado aquí (el día que alguien venga a pedirme una firma para Málaga 2016, le daré una patada en el culo); pero ya me voy haciendo una idea por los comentarios y los fragmentos del YouTube. Anoche leí la crítica de Jordi Costa, que, como siempre, dice cosas estimulantes. Destaco estas referencias:
A este crítico la propuesta de Guerín le recordó [...] a la relectura de los espacios de De entre los muertos (1958), de Hitchcock -un San Francisco elegíaco y puramente subjetivo- que emprendía Chris Marker en su reveladora película-ensayo Sans soleil (1983). Para Marker, De entre los muertos es "la única película capaz de retratar la memoria imposible": el protagonista de En la ciudad de Sylvia, como el James Stewart del clásico hitchcockiano, persigue una quimera, una fantasmagoría, el recuerdo de una mujer que, hace cuatro años, pudo significar algo.

No conozco Sans soleil, pero me ha gustado esa evocación del seguimiento que Stewart hace de Kim Novak en la película de Hitchcock; y está también el largo y emocionante homenaje a ese seguimiento en Doble cuerpo (1984) de Brian de Palma; o el que hay en La mujer del aviador (1980) de Eric Rohmer. Todos esos seguimientos filmados de mujer me encantan, así que supongo que me encantará el seguimiento de Pilar López de Ayala por las calles de Estrasburgo. Pero Costa termina su crítica con un comentario malicioso, que no deja de ser acertado:

En la ciudad de Sylvia es, en definitiva, la obra de un poeta sin imposturas, con un control absoluto -y ajeno a intoxicaciones coyunturales- del lenguaje cinematográfico. Supongo, no obstante, que es legítimo no compartir su visión adolescente de la vida, apoyada en alguna que otra monserga: para José Luis Guerín, detrás de cada mujer se esconde un misterio. / No estaría de más que alguien le contara que, en ocasiones, más que un misterio lo que se esconde es una neurótica, una pesada o una víbora.

Así es. Guerín ha dicho en las entrevistas que pretendía rescatar el mito de la mujer renacentista (sería mejor decir pre-renacentista) de Dante y de Petrarca. Pero ese rescate no puede venir de una visión idealizada de la mujer. Ha de ser una mujer real. El Petrarca moderno tiene que tener algo de Humbert Humbert y debe saberse La evolución del deseo de David M. Buss y Sexual Personae de Camille Paglia. (Y después, sólo después, que ame todo lo que quiera: que se puede.)