21.3.09

Dj del desayuno

Hay que poner exquisito cuidado en elegir la música para el desayuno: un error puede arruinar el día. Y quien dice desayuno, dice el despertar. Durante mucho tiempo, además de acostarme temprano (más o menos), me despertaba con música. Dejaba preparado el temporizador del equipo para que empezara a sonar a la hora adecuada. El efecto era interesante. La música, que está hecha de la misma sustancia del sueño, se metía en el sueño; se enredaba allí un rato y después (como estaba atada fuera) me sacaba, con suavidad. Es el procedimiento opuesto al del despertador, que te empuja del sueño y le rompe el cristal sin contemplaciones. Esto también tiene su encanto, por cierto: ese manotazo como una ducha fría; una especie de destrucción de la almohada. Pero el atraque pausado del buque parece lo suyo. Un disco perfecto para la maniobra es el Amoroso de João Gilberto, con ese primer tema optimista, el "'S Wonderful" de Gershwin. Otro, O som dos Catedráticos de Eumir Deodato, que es el que me he puesto esta mañana, aunque no para despertarme sino para desayunar (lo escucho ahora). Como dicen en Brasil: Tá uma delícia! Quince temas en media horita, con los arreglos magníficos y el vacileo del Hammond. Aquí puede escucharse el "Summer Samba", en la que fue, a propósito, la primera grabación que salió del "Samba do verão" de Marcos Valle. Empieza, pues, el día.

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PS. Me enseña Kehre este precioso despertar-desayuno con Reed, en The vertical ray of the sun.