28.3.09

Los abrazos rotos

Cómo está la cosa, que decir que te ha gustado la última de Almodóvar provoca risitas. Los amigos te miran con condescendencia: "Éste, con sus gustos... Ya sabíamos que era poco de fiar". Pero la cuestión es que sí, que me ha gustado. En las conversaciones culturetas uno sabe de sobra qué cotiza y qué no en cada momento. Antes de decir nada, uno ya sabe qué causará sorpresa, o (cierta) admiración, o complicidad, o burla. Lo que hay que hacer es seguir adelante, en todos los casos. Y en el caso de Almodóvar, sí, vienen las bromitas. "Almodóvar es ya una señorona y sólo hace películas para las señoronas", escucho, por ejemplo. Celebro el sarcasmo, porque es bueno. Pero luego me digo: "¿No seré yo una de esas señoronas?". Bien, lo asumo: puede que yo sea una de esas señoronas. ¿Qué pasa?

Por otra parte, nunca he sido un fan incondicional de Almodóvar. Siento interés por Almodóvar y siempre tengo ganas de ver sus películas. Pero no lo adoro. Ni soy ciego a esas cagadas con las que se encapricha; como las de poner a Miguel Bosé haciendo de mujer en Tacones lejanos, a Toni Cantó haciendo de transexual en Todo sobre mi madre o a Liberto Rabal haciendo de su abuelo (o un compendio de los defectos de su abuelo, sin ninguna de sus virtudes; entre ellas, la de saber actuar) en Carne trémula. Estas tres películas, sin embargo, me gustaron: y eso me ha pasado con casi todas. Soy consciente de sus defectos, pero las películas me gustan: porque también son brillantes, originales, directas, expuestas, abismales, dramáticas (melodramáticas) y cargadas de emoción. Sólo hay dos que me parecen una cagada de principio a fin: La mala educación y Kika. Del mismo modo que hay otras cuantas en las que no encuentro ninguna cagada: ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, La ley del deseo, Mujeres al borde de un ataque de nervios, ¡Átame! o Hable con ella. Considero que a este grupo pertenece Los abrazos rotos: quizá no sea tan pujante como las anteriores, pero está libre de cagadas. Tiene, sí, ciertos rechinamientos argumentales, alguna excesiva verbalización; pero nada grave: funciona, emociona.

(Es curioso, pero se supone que ahora es cuando debería empezar a escribir sobre Los abrazos rotos. El caso es que de pronto se me han disipado las ganas. Y como nadie me paga por hacerlo, ni tengo jefe que me obligue, pues aquí se queda el post. Sólo añadiré que, de las últimas, me ha gustado más que Volver, aunque no tanto como Hable con ella. Punto.)

((PS. Bueno, me han venido unas ganillas extras para añadir que los actores están muy bien, incluida Penélope Cruz. Los mejores: Lluís Homar y Blanca Portillo; y también Carmen Machi, en su breve aparición. José Luis Gómez está igualmente estupendo, pero con un detalle que me hizo gracia, y en cierto modo me subyugó: se parece muchísimo a Antonio Gala; una especie de Antonio Gala sin florituras y devorado por la pasión heterosexual.))