2.6.09

La lección sueca

Ya que el domingo son las elecciones europeas, visualicemos el abismo que nos separa. Hace unos días Arcadi Espada enlazó en su blog un documento impagable: la comparecencia de una pedagoga sueca, Inger Enkvist, ante la comisión del parlamento catalán encargada de redactar una ley sobre educación. Su intervención es primorosa: precisa, bien articulada, bien humorada incluso, vivaz, fresca, ilustrada, pragmática, realista... Termina, y empiezan a hablar nuestros políticos: se acabó. Cae una plasta desarticulada y estólida, inane, hueca, sectaria, obtusa, ilusa, pretenciosa, irreal, dañina. Los defectos resultan particularmente perceptibles en esta ocasión, porque se dan exentos, libres del engrudo de bronca habitual; ya que los intervinientes, por no poder usar sus golpes bajos ante una extranjera tan simpática, se muestran por una vez corteses. Destaca eso, sí: lo educados que están. Y sus incapacidades flotando como nata sobre esa educación. Con estos políticos, literalmente, no hay nada que hacer: la convergente consume su tiempo en fraseos sobre el vacío; al socialista sólo se le ocurre argumentar que lo dicho por la señora sueca recuerda a Franco (¡no se dan cuenta nuestros autodenominados antifranquistas lo mucho que Franco les determina el pensamiento!); el esquerro-republicano aduce que le suena a "liberal", y aprovecha para meter una cuña patriótica; la iniciativa-verd que sí, que le preocupa el fracaso escolar, pero ante todo quiere que su hijo sea feliz; el popular y el ciutadan sí están bien, pero ellos son los malos de la película. Al final retoma la palabra la compareciente y dice, entre otras cosas, que los objetivos éticos naufragan cuando baja la exigencia de los contenidos, y que además a quienes más prejudica ese bajón es a los alumnos de clase obrera y a los inmigrantes. Pero da igual: los políticos volverán a lo suyo, y se hará la ley como si la sueca no hubiera pasado por allí. Cuando lo que deberían hacer es justo lo contrario: ¡seguirla, como Alfredos Landas del intelecto! Sí, propongo un neolandismo, ya no sexual sino intelectual: ¡sigamos a esa sueca!

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(1-VII-2009) Ya sin la sueca, las aguas vuelven a su cauce (antidemocrático) en el parlamento catalán.

(2-VI-2010) Un año después y (¡sorpresa!) el parlamento catalán ha retirado los vídeos. Por fortuna, está YouTube.