19.10.09

El parangolé debe ser hecho por todos

Catástrofe en el arte brasileño: se ha quemado el 90% de la obra de Hélio Oiticica. Una broma pesada de su nombre y las metáforas solares. Qué malestar el de esta noticia, pese a que estamos acostumbrados por la Historia; sólo que la costumbre se restringe a las obras de la Antigüedad. Todas acabarán así, pero la náusea la produce el latigazo del cortocircuito. Cuando muere el artista hay dolor y rabia, quizá nostalgia; la náusea no aparece hasta ahora, en que ha ardido en verdad su ser, tal y como lo expresaba Aristóteles.

De Oiticica hablé aquí hace tres años, a propósito de su bandera-estantarte Seja marginal, seja herói. Precisamente el fuego de su legado se acompasó con otro fuego en esos morros de Río que Oiticica tanto frecuentó. Como escribí, él era una mezcla de Pasolini y Duchamp. Adriana Calcanhotto, duchampiana, siempre lo ha tenido presente. Ha usado sus obras para ilustrar los cuadernillos de sus discos, ha grabado en una de ellas el videoclip de "Pelos ares", ha bromeado dentro de un "penetrable" y, sobre todo, le ha dedicado la canción "Parangolé Pamplona".