1.11.09

La tribu me aplaudirá hasta con las orejas

El amigo Ferré ha desactivado temporalmente los comentarios de su blog. Como mis fans (¡y antifans) se han quedado, pues, sin poder acceder a los que escribí en la entrada "ciberpunk", los copio aquí, junto con las partes de las respuestas de Ferré correspondientes. Le dejo a él la última palabra, por cortesía y porque no tengo nada que añadir. (Para simplificar, separo los párrafos con barras:)

* * *
Montano: Me enternece, amigo Ferré, la convicción con que usas ese sintagma: "el poder". ¿Post, after, neo? Dejémoslo en pre, please. / (Yo, por lo pronto, sólo deseo no verme excesivamente incordiado por un *poder* muy concreto: el de los neopitagóricos.)

Ferré: Hombre, Montano, he ahí toda la diferencia: usar ese sintagma con convicción, sin profilácticos, o con la blanda diatonía con que usted ni siquiera se atreve a esgrimirlo. Prepunk no funcionaría, ya que el único precoz es usted. Yo siempre post, que era el as que me guardaba en la manga. Postpunk, corolario de todo devenir post que se precie. Y me parece a mí que los neopitagóricos, excepto en Wall Street y la Reserva Federal, sólo existen en sus aleladas neuronas. Pregúntele a su admirado Vargas a qué viene tanta inquina inguinal contra Polanski, qué extraña forma de represión ha canalizado contra él...

Montano: Sí, eso que dice usted de Polanski es coherente con aquello otro que nos proponía hace algún tiempo: que Gilles de Reis era un modelo alternativo de moral. Entenderá que, con tal clarividencia ética, uno prefiera refugiarse en los sótanos (morales) del Vaticano. Allí puede que te viole algún cura: pero sin sermón *artístico*.

Ferré: Ya sabía yo que el filisteísmo del maestro era contagioso. Jamás defendí a Gilles de Rais como un modelo alterno de moral sino como el complemento de toda moral vaticana, la perfecta consumación de su teología y ciencia divina, por así decir. El problema clínico que usted padece es que prefiere que lo viole un cura dándole un sermón de verdad, o una regañina infantiloide como las de su maestro, con tal de que no haya nada de artístico o de estético en su discurso. Y no olvide que fue su maestro el que dedicó un ensayito a glosar las delicias de Bataille y Gilles de Rais como ese erotismo os curo y subterráneo que jamás debía aflorar a la superficie, gobernada sin problemas por los sádicos habituales. Por lo que veo esta es también su predilección filistea: los Polanski en la cárcel o abozalados por pecadillos mientras los grandes sádicos campean a sus anchas aclamados por las muchedumbres y por esos intelectuales y artistas que siempre se alinean, por pereza o conformismo, del lado del poder (aka orden establecido)... // Lea o relea las agudas reflexiones de Cioran sobre Napoleon, parece ignorar usted a uno de sus supuestos maestros, y entenderá sin problemas lo que le planteo...

Montano: Hombre, yo preferiría que no me violase nadie, a poder ser: ni un cura ni un oficiante de la religión del arte. En cuanto a Vargas Llosa: por fortuna, haya sido mayor o menor su calidad novelística del momento (alta antes, baja ahora), él siempre ha defendido la libertad absoluta de la imaginación, pero sin que ésta se meta a hacer la payasa (o la asesina) en la realidad. Aunque entiendo que a usted, adorador de aquellos espúreos telquelianos maoístas, le desagrade tal división.

Ferré: Parece mentira, Montano, que usted incurra en groserías éticas de este calibre. Creer que los crímenes artísticos sólo pueden conducir a su realización es propio de las buenas conciencias de la corrección política y los biempensantes, no me lo esperaba ni de usted ni de su maestro. Polanski, al revés de lo que creen los americanos más filisteos, con el juez infame a la cabeza, no sodomizó a esa menor cumpliendo con su credo estético, sino arrastrado por un deseo tan confuso como humano. El puritanismo inquisitorial con que el maestro de antaño (concuerdo en esto)juzga esta cuestión es, precisamente, más digno de maoístas que de creyentes en la libertad, con todas las salvedades que se quiera. Y esto es lo paradójico en su defensa, atribuir al otro las defiiencias del propio punto de vista. Error dialéctico que sólo podría enderezar practicando la genuflexión en alguno de esos altares gregarios que su espíritu cultiva con predilección... / Pero ya en serio, a ver si nos enteramos de lo que los americanos quieren: no reparar el daño hecho a una niña sino imponer el imperio de la ley. Castigar a Polanski no por el daño infligido a la menor con su presunta violación sino por la burla flagrante infligida a la ley y el sacrosanto sistema judicial de este país dándose a la fuga. Ni más ni menos. Lo juzgarán y castigarán, levemente o no, sólo por esta transgresión formal. Al tiempo. El escándalo, entre tanto, vuelve a ser aprovechado por los de siempre en su beneficio...

Montano: Bueno, Polanski actuó movido por su deseo, y supongo que también arropado por el blindaje de su arte y de su estatus (ahí tiene, por cierto, en el comportamiento de Polanski una manifestación cruda de "el poder"). En cualquier caso, Polanski está ahora callando y apechugando. Es usted, y son los firmantes del manifiesto infame, los predicadores ahora de la tal religión artística. / En cuanto a lo del formalismo legal: me parece muy bien. Yo soy socrático en eso: hay que preservar a toda costa la ley, para que no se hunda la ciudad (al menos, en sus presupuestos conceptuales). / Dicho lo cual, añado: yo, como antiguo seguidor de romanticismos, simbolismos, decadentismos, malditismos y vanguardismos (e incluso de punkysmos), soy un atento espectador, y quizá admirador, de las transgresiones de los respectivos. Ahora bien: considero que han de pagar por ello. El transgresor, que apechugue. Aplaudo, por ejemplo, al desertor: pero si se le atrapa, ha de ser encarcelado (y tal vez fusilado). De lo que ya estoy hasta las pelotas es de las transgresiones gratis, e incluso subvencionadas.

Ferré: Discutir con usted, amigo Montano, suele conducir a la aporía por su tendencia a pervertir los argumentos. / Invocar a Sócrates para legitimar la actuación de la ley es como hablar del diablo para defender la existencia de Dios. La ciudad es siempre tan arbitraria que condena a ingerir la cicuta al individuo singular que, en algún momento, tropieza y comete la torpeza fatal que todo individuo suele estar destinado a cometer tarde o temprano, en su vulnerabilidad y fragilidad infinitas, mientras que el que se alza como representante públiuco del poder ése sí que se blinda y acoraza en la total impunidad. Una ley que condena a Polanski por un crimen privado y respalda la pena de muerte y la impunidad del canalla que emplea el poder para declarar guerras infames y acarrear muertes innecesarias no es una ley que merezca mi respeto, ni siquiera formal. / No se equivoque, dura lex sed lex suele ser el argumento del fascismo más crudo. La ley que yo respetaría a ultranza no creo que pueda existir, no sería humana, y esto bastaría para recusarla... / En cuanto a Polanski vueklve a errar: su así llamado crimen lo hermana con los miles de criminales anónimos y comunes que en todas las ciudades del mundo, a diario, cometen actos similares. No es el acto de un esteta criminal, ése es el error de su maestro al juzgarlo un crimen privilegiado. Nada de eso. Su poder, como usted lo llama, no es otro que el que cualquiera tendría en cualquier circunstancia sobre un inferior por origen, edad o condición. Nada más. / Y, por supuesto, el precio de la libertad de palabra o de obra, no lo dude, puede ser la vida, desde luego, como en el caso de Sócrates. No hay, en mi opinión, transgresión subvencionada, está claro, ahora bien eso no legitima la docilidad y conformismo de que hacen gala tantos de sus artistas más admirados...

Montano: Ay, amigo Ferré: yo le atiendo a usted más de lo que se cree. Pero observo que usted no me atiende a mí. ¡Con lo refrescantes y dinamizadoras que mis aporías le serían a su escolasticismo telqueliano...! (¡Lo digo sin acritud! :-)

Ferré: Montano, usted sabe mejor que nadie que sus aporías neoconservadoras no es que me puedan beneficiar ocasionalmente sino que soy el que mejor se las detecta y desarticula...

Montano: Se equivoca, amigo Ferré. Mis aporías eran la última oportunidad histórica que le quedaba a su *modus scholasticus* (de usted) para desescolastizarse un poco. Pero prefiere usted seguir los surcos de los antiguos bueyes telquelianos. Le deseo lo mejor: pero yo voy, en plan Bernhard, en la dirección contraria. Es decir: hacia el oxígeno :-)

Ferré: Aunque no es mi caso, ya que no tengo nada de telqueliano ni de escolástico, al revés de sus maestros, llegado el caso tenga por seguro que preferiría mil veces seguir el surco del buey telqueliano que el de la acémila neocon o neocarca que tanto le encandila (llamar a eso oxígeno, con metáfora ecologista de bajo vuelo, es hacerle un favor a Greenpeace, no lo olvide). Y eso de dárselas de berhardiano ya cansa un poco, hombre, que cuando yo ya me lo sabía de memoria al austriaco usted aún andaba bregando con el enésimo discípulo de Catón. A ver si al menos, como conservador en ejercicio, respeta usted las jerarquías cognitivas...

Montano: La preeminencia temporal en su lectura de Bernhard se la concedo; otra cosa es el aprovechamiento que de ella haya sacado. / Pero en fin, le doy ya por perdido. Es imposible abrir brechas en su hormigonado heterodóxico.

Ferré: Desde luego, la única lección que usted aprendió de Bernhard es a proyectar en él, con total arbitrariedad, las obviedades conformistas que constituyen su pensamiento. Y a utilizarlo en contra de los que hemos aprendido otras lecciones mucho más sustanciales: el discurso de B, al revés de lo que usted cree, es una escuela de inconformismo moral y no de filisteísmo gregario.

Montano: Me he permitido responder yo también al cuestionario en mi blog. Así a ojo, la única diferencia que veo es que a mí sí me gusta Víctor Hugo (¡y eso que no lo he leído! :-) / http://joseantoniomontano.blogspot.com/2009/10/montano-ciberpunk.html

Ferré: Montano, en efecto, te gusta Víctor Hugo sobre todo porque no lo has leído (aunque a mí, para devolverte el sarcasmo, me encantan Les travailleurs de la mer, novela del mar que no debe nada a la gran tradición anglosajona)... / Me permito decirte que tu entrevista la podrían haber hecho Gaby, Fofó, Miliki, Fofito and Company y no habría sabido ver la diferencia. A mí siempre, puestos a elegir astracanadas, me gustaron por encima de todos los hermanos Marx. Tu opinión sobre el poema de Fernández Porta es injusta. Y el hecho de que impidas todo comentario dice más que toda tu palabrería demagógica. La tribu te aplaudirá hasta con las orejas...

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(2.11) Juan Francisco Ferré acaba de quedar finalista del Premio Herralde con su novela Providence. ¡Aplaudo con las orejas! :-)