12.11.09

Nichos

No hay nada más pesado que un escritor dócil en su nicho: Juan Manuel de Prada, por ejemplo, en su nicho reaccionario-católico; o Isaac Rosa en su nicho revolucionario-comunista. ¡Qué calentito se debe de estar ahí! Da igual qué nicho sea: lo importante es que sea un nicho. Una vez acomodado dentro, se operan milagros: los milagros de la temperatura y la simplificación. Así, el católico De Prada adquiere ademanes firmes de subsecretario del PCUS; y el comunista Rosa, feliz sonrisilla de obispo. En cambio, yo voy vagando por ahí, cual zombie ideológico, sin meterme en ninguna tumba: todas me repelen.

(Soy antinacionalista, antifascista, antirreligioso, antitotalitario y, por supuestísimo, anticomunista: me defino por estar fuera, pisando el cementerio y a veces meando y cagando en las lápidas. Tengo frío, pero me siento limpio, me siento bien.)