27.1.10

La soledad domesticada

En Sevilla ayer con Nadales. Paseo por el centro, caña en el hotel Alfonso XIII, ante los ventanales del patio, y comida en Casa Pando con Jordá. Durante el viaje me dijo Nadales: "Me extrañó que en tu lista de los libros de la década no incluyeses La soledad domesticada, con lo que te marcó". Me quedé sorprendido: no recordaba haber leído ese libro, ni que ese libro existiese. Tampoco el nombre del autor: Quinodoz. Nadales me aseguró que me lo prestó hace unos años y que, al devolvérselo, le dije que me había impresionado y que me había hecho reparar en cosas en las que no había reparado antes. Seguí sin recordar. Incluso ahora, en que leo la sinopsis por internet, sigo sin recordar absolutamente nada. Es rarísimo, porque el título es muy bueno y, con lo que a mí me gustan los buenos títulos, creo eso al menos tendría que recordarlo. Pero nada. Un vacío total en mi cabeza. Evidentemente, le he pedido a Nadales que me lo vuelva a prestar. Si me impresionó entonces, me impresionará el doble ahora: sólo puedo haberlo borrado por alguna razón profunda.