21.8.11

La sordidez del franquismo

Nuestros cinéfilos han dicho siempre que se refugiaban en el cine para huir de la sordidez del franquismo. Ahora resulta que Franco hacía igual: también él se refugiaba de la sordidez del franquismo. Aunque lo hacía en el propio palacio del Pardo, donde le pasaban las películas. Era una especie de tertuliano de Garci sin tertulia. Y, de algún modo, el precursor de nuestros chavales piratas: autárquico en su leonera, viendo películas que no ha pagado. Pero las productoras no le regañaban, sino que tenían atenciones con él. Hay una nota de parte del nunca suficientemente congelado: "Facilitada por deseo expreso de Walt Disney para ser proyectada a SS EE". Aunque en aquella ocasión no era Bambi, con lo que el franquismo hubiera enlazado con el zapaterismo, sino La Cenicienta. En cuanto a nuestros cinéfilos: la sordidez era mayor aún de la que sospechaban, porque al cabo hacían lo mismo que el mismísimo.