31.12.11

Felicidad belga

El nuevo Gobierno ha tenido la suerte de que el traspaso se ha producido en Navidad, por lo que en nuestro ánimo es como si siguiéramos sin ninguno. Incluso el tijeretazo de ayer (un auténtico tijeretazo de salida) parece en suspenso, porque aún nos tenemos que comer las uvas. Todo empezará mañana, o como muy tarde después de Reyes: la cuesta de enero va a ser este año un Mortirolo, y Rajoy, amante del ciclismo, tiene marcada la etapa. Una etapa que a lo mejor se prolonga el año entero. O más.

Para la Oposición, por su parte, la patata está en febrero. Por lo que vamos viendo, quien va a arrasar en el congreso del PSOE va a ser el PP. El zapaterismo lo ha dejado todo atado y bien atado: las neuronas que quedaban fueron despedidas hace tiempo y hoy el partido es un erial. El debate es imposible, porque el único servicio que podrían prestar los debatientes sería hacerse el harakiri, como si fueran procuradores franquistas. Y está claro que no se lo van a hacer. Lamento ser tan pesimista, pero el PSOE actual es como esas páginas que, según Borges, sólo podrían ser mejoradas mediante su destrucción.

En cuanto a mí, quisiera desengancharme bastante de la actualidad. Me ha gustado este mes y pico belga que hemos vivido, con ese desvanecimiento del poder en el traspaso. Ha sido como esos fundidos de transición de las películas, en que la imagen nueva se superpone a la antigua y hay un instante fantasmal. Los belgas estuvieron sin Gobierno 589 días, y yo quisiera embarcarme en un paréntesis así. Los tijeretazos irán cortándome, como a todos; pero que me lleguen al menos como saliendo de mi autoalgodón.

El español, sin embargo, no lo soportaría. Si se viera inmerso en una felicidad belga, o suiza, se tiraría pedos en el agua, o se precipitaría hacia la superficie para eructar. Durante este mes lo hemos visto en las tertulias: no teníamos Gobierno, pero los tertulianos (esos tecnócratas del sectarismo) seguían con la matraca. Y el tertuliano es la encarnación del español: el individuo que gritó “vivan las caenas”, que votó Disney en marzo de 2008 y que ahora le ha dado la mayoría absoluta al peor Rajoy posible, un Rajoy ya irremisiblemente contaminado de ZP (que es lo que el español quería).

El surrealista belga Louis Scutenaire, según le oí a Estrella de Diego, escribió que “mourir est un village”. Literalmente, “morir es un pueblo”; aunque la traducción correcta sería: “morir es un pañuelo”. Aquello es pequeño y todo el mundo termina encontrándose. Demasiado tiempo he estado detestando Bélgica, por mis pruritos baudelerianos. Ahora solo aspiro a esa felicidad. Tengo un amigo en Bélgica, pero no voy a preguntarle cómo están las cosas allí: porque mi felicidad va a consistir, simplemente, en no estar aquí.

[Publicado en Jot Down]

29.12.11

Dentro del iPod

Hace dos jueves, a esta hora, me encontraba dentro de mi iPod. En el viaje a Madrid había dejado todas las citas flotantes menos una: la de la Fundación Juan March. Y el jueves 15, a las siete y media, estaba sentado junto a mi amiga Beatriz para asistir a la conferencia de Guillermo Solana sobre "Los salones galantes en la pintura francesa del siglo XVIII". Un tema de qualité, aunque hubiese ido a lo que me hubieran echado; solo quería entrar al lugar del que han salido tantas conferencias caminadas. Esta tarde me he puesto el audio en casa, y lo he seguido con las ilustraciones, porque ambas cosas están disponibles en la web de la Fundación. Ha sido una experiencia de ida y vuelta. Como si afuera (¿afuera de dónde?) todavía estuviese Madrid. Y el invierno de Madrid. Y la noche por delante.

21.12.11

Precisión de Joyce

Paseo de tarde, algo más melancólico que el de ayer; temperatura suavísima. Llevaba el ejemplar de Alianza Cien de Los muertos, no como lectura sino como apoyo para las hojas desprendidas del moleskine. Pensaba tomar notas en un descanso. Se puso el sol, me senté. Antes de anotar abrí el librito y di en este pasaje, cuya precisión percibí por vez primera, a pesar de haberlo leído tantas veces:
–¿Y de qué murió tan joven, Gretta? ¿Tuberculosis?
–Creo que murió por mí.
Ante esta respuesta se apoderó de Gabriel un vago terror como si en aquella hora en que él había esperado triunfar, algo intangible y vengativo se dirigiera contra él, haciendo acopio de fuerzas en ese mundo suyo vago y en sombras, preparado para atacarle. Pero se quitó ese pensamiento de la cabeza con un esfuerzo de la razón y siguió acariciando su mano. No le hizo más preguntas porque sabía que ella se lo contaría todo. Su mano estaba cálida y húmeda. No respondía al contacto de la de él, pero él continuaba acariciándola como había acariciado su primera carta aquella mañana de primavera.
Sabía lo que venía después, pero lo dejé ahí. Alcé la vista y le hice una foto al cielo del momento, pensando ya en esta entrada.

20.12.11

Madrid-Málaga

Pensaba hacer una croniquilla de mi semana en Madrid, pero hay otra cosa que se ha impuesto y que me ha sorprendido: mi agrado de pasear esta tarde por Málaga. Esa es la cuestión: cuando tengo Madrid, tengo también Málaga. Cuando no tengo Madrid, no tengo ni Madrid ni Málaga. Son dos ciudades que se complementan a la perfección... siempre y cuando se viva la mayor parte del tiempo en Madrid, como yo hacía antes. Lo suyo es llegar a Málaga con el nervio de Madrid. Mantenerse en Málaga, en cambio, es amojamarse.

4.12.11

Antihomenaje

Mi homenaje, o antihomenaje, al gran Nicanor Parra lo hice mucho antes de que le diesen el Cervantes, aunque lo repito después de que lo haya decidido el juez (aquí se impone el seseo chileno). Era mi último curso universitario y me encandilé con las antologías que había en Cátedra y en Visor: Poemas y antipoemas y Chistes par[r]a desorientar a la [policía] poesía. Mi ejemplar del primero estaba mal: tenía páginas en blanco. Así que me hice con otro y el estropeado lo convertí en un monstruo. He fotografiado algunas de sus páginas: y este es mi homenaje. (Mi principio era hacerle a ese libro todo lo que se le pudiera hacer a un libro; por ejemplo –y esto no se ve– lo tuve veinticuatro horas metido en el congelador).









30.11.11

El arco de mi exclamación

Leo la cortesía de Jabois en El Mundo y aprovecho para trazar el arco de mi exclamación, o de mi relación con las exclamaciones. Empezó con la parada en seco en plena adolescencia, a causa del prólogo de Martínez Sarrión a su traducción de Las flores del mal:
La cordura y los cuaresmales tiempos que corren, aconsejaban quitar oropel y desmesura gestual. La versión se ha pretendido guiada por la naturalidad y el tono quiere ser, en gran medida, el coloquial a que nos tiene acostumbrados la mejor poesía actual. Ésta es la razón por la que el curioso lector podrá comprobar, entre otras licencias, la poda de tantos signos de admiración.
Hasta aquel momento, yo nunca los había puesto en entredicho; desde aquel momento, me fue imposible usarlos, o digerirlos en otros. Salvo en la moda que hubo de ponerlos a la inglesa, es decir, dejando solo el de cierre (en que Gil de Biedma era maestro). Pero Bernhard los rehabilitó, con un propósito ya no romántico sino humorístico, que es un logro más difícil de lo que parece (logro de Bernhard, claro está, no de quienes le seguimos). El pasaje exacto es de Corrección y lo copié aquí.

* * *
(3.12) ¡Más cortesías! De Marcel Gascón y otra de Jabois.

29.11.11

La canción de Penita

Gracias a YouTube he podido escuchar las otras dos versiones de "Sozinho" que mencionaba Caetano Veloso en la suya (a partir del minuto 2:28 del vídeo). Veo ahora que el tal Peninha (Penita) ha hecho más cosas, pero si se le conoce es por esta canción.



28.11.11

La parejita

Por Bruselas, que empieza como Brasil, pasó este mes Adriana Calcanhotto. Mi amigo Josepepe fue a verla y lo contó en su blog. También me lo contó por mail, pero reservándose la sorpresa que recibí hace tres días: un disco dedicado. Ahora acompañará al ejemplar de Jünger que me regaló Uriarte. Forman una buena parejita –buena o extraña, y que me resume en alto grado.

25.11.11

Comentarios antiliberales

En tanto socialdemócrata receptivo a las críticas a la socialdemocracia (críticas que hago mías en altísimo porcentaje, lo que me hace parecer antisocialdemócrata, cuando lo que soy es socialdemócrata trágico o agónico), llevo años muy atento a los antisocialdemócratas, y en particular a los liberales. Por los liberales siento mucha simpatía, y si algún ceporro tipo Willy Toledo dice neoliberales, siento más simpatía aún. ¡Pero ocurre algo con ellos! Como suelen estar muy bien formados intelectualmente, mientras que sus oponentes hace tiempo que dejaron de estarlo, tienen una autopercepción de superioridad que con frecuencia desemboca en el delirio. Al no encontrar refutaciones adecuadas a sus argumentos, sino solo baba ideológica o veladuras bienintencionadas, tales argumentos han ido adquiriendo la condición de dogmas más pétreos que los de la teología medieval. Es muy cansado discutir con ellos: poseen una fe irrompible y un catecismo con mil vericuetos que volvería loco a un jesuita. No son hombres de realidad, sino de creencia, y su singularidad está en que se creen angelicalmente que son de lo primero. Ayer en Twitter tuve una refriega a propósito de lo de Amazon. Esta vez transcribo solo mis comentarios, por aligerar (¡me permitirán mis entrañables que haga yo lo que quiera con "mi negocio"):

* * *
En lo de Amazon, por cierto, se ve muy a las claras el episcopalismo del liberalismo: no, no hay "mercado" sin más. Hay mercado+puritanismo

En este caso, los socialdemócratas queremos *imponerle* a Amazon una amplitud de miras más acorde con el liberalismo.

Yo solo quiero que la ausencia de mis centimillos se refleje en el balance de Amazon: ¡si D'Hondt no anula la ausencia!

Lo único que hago es precisar lo de "su negocio". Decir que "su negocio" no es "vender libros" sino "vender libros previo expurgo puritano".

Bueno, en este caso no hay ninguna otra razón que la moralista. Negocio+moralismo: ese es el pack liberal. Así que no nos vendan otra moto.

Ah, ya me imagino ese paraíso liberal de "las libertades": ningún librero, en el ejercicio de sus "libertades", contrariando a los obispos.

Joder con la policía política liberal! No sé si se dan cuenta ustedes del efecto *estalinista* que producen.

Salen ustedes con todo el repertorio de su catecismo. ¿He hablado yo de expropiar Amazon o algo parecido? Simplemente denuncio su moralismo.

Constituyen ustedes, mis queridos amigos, una auténtica falange liberal. Y defienden su catecismo con una pétrea retórica de jesuitas.

Ah, resulta que Amazon "no lo ha dicho en su carta". ¿Cómo que no? Sólo que usa el eufemismo "política de contenidos".

Estos aplicados balillas del liberalismo: esmerados teólogos de ese Dios falsamente transparente, falsamente liberador: la No Intervención.

Los liberales son los roussonianos del mercado. Para ellos el mercado es el buen salvaje.

Yo siento simpatía por los liberales, pero como la que siento por los anarquistas: espíritus angélicos en este mundo malo que no comprenden.

Por una socialdemocracia hobbesiana y spinozista! Ese, ese es mi ideal!

Nuestros liberales dicen "sin Estado" y se imaginan a sí mismos en sus calefactados saloncitos. No tienen ni idea del concepto "puta calle".

* * *
(28.11.11) He cazado la falacia esencial de los liberales: acusan al Estado según su realidad; pero defienden al Mercado según su idealidad.

22.11.11

Estolidez local

Esta ha sido la primera vez en mi vida en que he votado con algo de convencimiento, y por lo tanto la primera en que he sentido en la cara el puñetazo de la ley D’Hondt. Mientras me escocía, he estado pensando. Y me he dado cuenta de la estólida jaula que supone.

Básicamente, lo que hace es ponerle un cerco provincial al individuo. El viejo anhelo cosmopolita de escapar de lo provinciano es lo que aniquila la ley D’Hondt. Con la ley D’Hondt, la provincia vence. Al individuo que está en minoría en ella se le arrebata la posibilidad de sumarse a otros como él, si están en otras.

No es de extrañar el triunfo de los nacionalistas. La ley D’Hondt es una estructura que genera su propio contenido: al disgregar el electorado y confinarlo en compartimentos estancos, desactiva el universalismo y potencia el localismo. Establece un eficaz sistema de cortafuegos ideológico, por el que solo tienen posibilidades lo masivo o lo palurdo. Por decirlo en términos musicales: lo mainstream o lo folclórico; jamás lo indie. El votante solitario y universalista pierde en favor del acumulativo y provincial.

Yo no puedo sumarme a uno de Zamora que piense como yo, porque mi voto es cazado y aniquilado por los aduaneros de la provincia. Tampoco puedo hacer piña con uno de Vizcaya para impedir que se sienten en el Parlamento los correligionarios del asesino de su padre. No se prima las amplias miras, sino el ceporrismo. Un millón de votantes decentes diseminados por todo el país tienen menos posibilidades que trescientos mil canallas apelotonados en un territorio.

[Publicado en Jot Down]

* * *
PS. En los comentarios en Jot Down me han corregido oportunamente mis errores sobre la ley D'Hondt. A ellos les remito. Además, copio aquí algunos de los tuits de hoy:
mgbarahona
tú tb? RT @malaprensa: Los estragos del periodismo ignorante y cansino. Que el problema no es d'Hondt!!!! http://mun.do/uw03zv

Tsevanrabtan
Hoy me explico por qué @montano66 ha votado a UPyD. Se creyó la propaganda.

Tsevanrabtan
Si alguien como @montano66 -inteligente y brillante- escribe un artículo como el de hoy en @JotDownSpain es que no hay nada que hacer.

Tsevanrabtan
Me parece muy bien que se publique. Yo ejerzo mi derecho a decir, hoy, a mi amigo, que ni idea.

WillyLoman75
lo coherente con este planteamiento no es cambiar la ley, si no todo el sistema territorial de la CE

scopman
el problema que describes es la circunscripción. La LdH es para asignar los escaños según cocientes en cada circun

montano66
Jajaja, bien, amigos: mi problema ha estado en que quería engolosinarme con el nombre "D'Hondt". Pero la circunscripción es mi enemiga! :-)

montano66
D'Hondt, además, es belga. Mi obligación baudelairiana era zurrarle al belga. Se equivocan si me toman por periodista: yo soy un esteta!

montano66
Me siento en compromiso con la verdad, sí: ¡pero si me aparece un caramelito fonético como "D'Hondt", no me priven de chuparlo!

montano66
Admiro este jansenismo que ha impuesto Arcadi Espada: ¡pero no me lo apliquen a mí! Yo soy más de los de Arganzuela! :-)

qtyop
Lo más acojonante del artículo de @montano66 es que acuse a la d'hondt de disgregar: la ley d'hondt tiende a concentrar el voto.

Tsevanrabtan
Nada que hacer, @montano66 ha convencido a todo el mundo de que d'Hondt era el 2º apellido de Hitler.

montano66
Asumo la tarea de limpiar su nombre! Empezando por pedir perdón a todos los d'hondtianos!

montano66
Concentra el voto zamorano, pero disgrega al votante zamorano del malagueño. Pero no D'Hondt: ¡la circunscripción!

montano66
Yo pensaba que odiaba a D'Hondt, porque tiene nombre de malo: ¡pero a quien odio de verdad es a la circunscripción!

FrayJosepho
Veo que te has vuelto d'Hontano66.
* * *
PS2. Más al respecto: El País, Tsevanrabtan, Qtyop (uno y dos).

21.11.11

Primera jornada del zapaterismo

Yo estaba entonces con Cristina. La tarde antes de los antentados nos habíamos dado un precioso paseo por el centro, por las calles que hay entre el teatro Albéniz y la plaza Mayor. Iba guapísima y olía a primavera. A la mañana siguiente me alarmé cuando no respondió al móvil. Ella tomaba el cercanías en Atocha para ir a su universidad. Pasé dos horas de angustia, hasta que al fin llamó: estaba bien, en su casa; aquel día no tenía clase y se había quedado durmiendo.

Los días siguientes fueron oscuros, lluviosos. Me recuerdo con el paraguas por el templo de Debod, bajo un cielo opresivo. Se respiraba suciedad. La violación de la jornada de reflexión me pareció abyecta, pero pensé que un cambio resultaría beneficioso: solo por la catarsis del relevo facial. Quizá hubiese votado a Zapatero; pero me encontraba fuera de mi circunscripción.

Cuando el domingo empezaron a salir los resultados, bajé a asomarme a Ferraz, que quedaba cerca. Había poco movimiento aún. Volví a mi casa y el resto de la noche lo pasé con internet y con la tele: primero la programación electoral y luego el programa de libros de Sánchez Dragó, sobre el que escribí al día siguiente.

A Cristina volví a verla aquel lunes. Fui a recogerla a Cuatro Caminos y nos dimos un largo paseo hasta la Fnac. Hacía una tarde espléndida. Caminábamos de la mano, charlando sobre los acontecimientos de los últimos días, como después de un sueño. Se me ha olvidado todo menos eso: su mano, la complicidad, que era una tarde apaciguada, luminosa, y que íbamos charlando.

19.11.11

No serás vanidoso

Del decálogo de Vicinczey, demasiado incondicional y devoto de la literatura para mi gusto, me quedo con el punto 4:
No serás vanidoso.– Si crees ser sabio, racional, bueno, una bendición para el sexo opuesto, una víctima de las circunstancias... es porque no te conoces a ti mismo lo suficiente para escribir. Dejé de tomarme en serio a la edad de veintisiete años y desde entonces me he considerado sencillamente materia prima.

Marcar fronteritas

Ayer me fijé en un sintomita: un indicio pequeño, sin importancia, pero que es significativo. Significativo del zumillo segregacionista socialdemócrata. He de decir que yo soy socialdemócrata; pero un socialdemócrata trágico o agónico (¡kierkegaardiano!), que reconoce como verdaderas todas las andanadas de, por ejemplo, un Arcadi Espada contra los socialdemócratas.

El sintomita venía en el artículo de Javier Marías en El País Semanal. Dedica unas frases elogiosas a Fernando Savater; pero al decir su nombre se siente en la obligación de precisar –y esto es lo sintomático– “de quien discrepo a veces”. Yo diría que, en efecto, Marías discrepa a veces de Savater: y esas son exactamente las veces en que se equivoca. Pero esta no es la cuestión aquí.

La cuestión es la necesidad que ha tenido de escribir esa frase, de marcar esa fronterita. Sé que Marías y Savater son amigos, que siempre han escrito bien el uno sobre el otro. Marías, en concreto, tiene artículos preciosos sobre Savater: admirando su coraje, celebrando su alegría, etcétera. En el de ayer volvió a ensalzarlo: pero se coló esa cláusula que, precisamente por el contexto favorable, es un segmento tristísimo.

Indica, por un lado, los resortes profundos de nuestro sectarismo imperante; y, por otro, lo incómodo que resulta –que sigue resultando– Savater. No es poco mérito. Aquí se aplaude a gañanes descerebrados, a auténticos impresentables, sin que el que los aplaude se sienta en la necesidad de trazar frontera alguna. Pero con Savater no: con Savater hay que aclarar "de quien discrepo a veces".

‎No estoy abogando, naturalmente, por la adhesión inquebrantable a Savater; ni aduciendo la imposibilidad metafísica de discrepar –a veces, o siempre– de él. Hablo solo del síntoma político-sociológico, o cuanto menos retórico: de lo que lleva a introducir esa cláusula en el discurso. Algo que no pasa con todos; algo que, de hecho, no pasa con casi nadie.

[Publicado en Jot Down]

17.11.11

Catarsis fallida

Es falso que la escritura sea siempre un consuelo: en ocasiones abre la herida, y hasta un extremo irreparable. Eso le ha pasado a la pobre Pilar Donoso, que escribió Correr el tupido velo para librarse del fantasma de su padre, "de su cadena opresora", y lo que logró fue atarse más a él. No ha podido resistirlo y se ha suicidado. Josepepe, que me regaló el libro, me ha dado la noticia. El año pasado escribimos sobre Pilarcita, tras nuestras lecturas (la suya y la mía). Era un libro viscoso, tristísimo; desde el primer momento se veía que era un error. Ahora no sé cómo podrá leerlo nadie sin ahogarse.

16.11.11

Vestigios de 1966



Entre las páginas de uno de los libros de Maigret en portugués he encontrado lo que muestra la fotografía, más una etiquetita roja, separada, en que pone "Por próprio Exprés" y que he pegado en mi moleskine. Lo de la foto es un recorte, parece que de un folleto, del XIII centenario (665-1965) de San Fructuoso en "Braga, 19 al 23 de octubre de 1966". Más un trozo de sobre de carta con tres sellos, dos de 1,50 escudos, con un caballero que debe de ser el primer rey de Portugal, Alfonso I, y otro de 6,50 sobre los Juegos Olímpicos de Tokio 1964; el matasellos es del 26 de septiembre de 1966, en "Restauradores - Lisboa". 1966 es un año interesante para mí, puesto que nací en él (en mayo). Y el 26 de septiembre de treinta años después yo me encontraba en Lisboa, alojado en una pensión de la plaza de los Restauradores.

* * *
En el libro, por otra parte, se habla el mayo parisiense, que podría ser el mayo lisboeta:
As duas janelas estavam abertas. Era Maio. A noite estava morna e o ar de Paris, não obstante os autocarros e os automóveis, tinha um certo sabor a Primavera. Algumas famílias do bairro passeavam pelo boulevard de Voltaire e, no terraço em frente, viam-se homens em mangas de camisa.

14.11.11

Disparando en Twitter

Ayer, aunque no lo parezca, tuve un día muy industrioso. Sólo que, de vez en cuando, entraba a pegar un tirito en Twitter: ¡bang! Siempre borro lo que suelto allí, pero esta vez he guardado un ramillete:

* * *
Seamos serios: a Europa ya sólo la salvan los tecnócratas del Opus.

La diferencia entre un tecnócrata y un político es que el tecnócrata, además de no tener ideología *real*, sabe hacer algo.

Con respecto a la lectura, el paso de ZP a Rajoy supone un estimable avance: de no leer nada, a leer el Marca.

La democracia la trajo el gran momento materialista español: el de los tecnócratas y las suecas. ZP ha supuesto una regresión espiritualista

¿Por qué votaré a Rosa Díez? Porque se parece más al PSOE que debería ser que el PSOE que es.

Javier Moro votará UPyD. Teníamos el Nobel, y ya vamos por 3 Planetas (y el Herralde de Pombo!). Lo que no tenemos son cejijuntos Goyas :-)

Me he pedido ser Concejal de Fiestas de la Isla de Perejil.

Como Concejal de Fiestas (¡in pectore!) del Islote de Perejil, proclamo mi política: convertirlo en una mezcla de Ibiza, Capri y Montecarlo.

¡Una Europa sin ZP ni Berlusconi: no me lo puedo creer! La ausencia de ZP y Berlusconi *equivale* a la presencia de un Adenauer.

En Málaga no sólo no aspiro a que salga el de UPyD, sino que *no quiero* que salga: menuda jeta tiene! Solo quiero verme en la cifra global.

Me apuesto un cojón a que ZP vota Equo. (Y las góticas, ellas sí, a Rubalcaba.)

Prisa se queda sin Italia, y Roures sin España. ¿Qué va a ser de la, así llamada, prensa progresista de este país?

Todo lo que no sea tener una novia taiwanesa es una pérdida de tiempo.

Lo mejor del dominio chino será el dominio de las chinas. Tendremos a la Ava, a la Marilyn, a la Turner, a la Pfeiffer, a la Scarlett chinas!

Y en todo este marasmo nacional, europeo y mundial, sólo un rayito de luz, esperanza e ilusión por el futuro: el bebé de Paquirrín.

A los infectos italianos que votaron a Berlusconi, fácilmente se les reconocerá hoy: son los que le abuchean más alto, para que les vean.

Era normal que Marías terminara contagiándose de Reverte, y no al revés.

19:30. Dentro de una semana ya sólo nos quedará media hora de flebitis.

Twitter: un montón de tíos haciéndose los listillos, y sólo unos cuantos consiguiéndolo.

Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca aquel a quien con sus pechos amamantaba Anita Ekberg http://bit.ly/tEZXzl

Al ver a Anita Ekberg ha renacido en mí aquel viejo anhelo de ser un hombre con tetas.

Yo sería un Alfredo Landa con la sueca incorporada. Sería el landista de mis propias tetazas.

11.11.11

La invasión de los unos

La tendencia más estólida, y la más dañina, es la de depositar en la política cosas que a la política no le corresponde. La felicidad, ciertas reparaciones íntimas y, sobre todo, la propia identidad. Buena parte de nuestros males (¡el sectarismo!) proviene de esa consideración del voto como algo identitario. Yo voto esto porque soy esto, y al votarlo afirmo mi identidad: como en los sistemas metafísicos, se desprecia las circunstancias. Es un avance democrático que haya pluralidad de votantes identitarios; pero tal votante, en sí mismo, es una especie de unidad hitleriana que debería democratizarse (pluralizarse) por dentro.

Contra los anhelos de la identidad política y la utopía, que también tiene que ver con el anhelo de la millonada del sorteo de hoy, día en que nos invaden los unos, conviene recordar este pasaje de Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar:
Cuando hayamos aliviado lo mejor posible las servidumbres inútiles y evitado las desgracias innecesarias, siempre tendremos, para mantener tensas las virtudes heroicas del hombre, la larga serie de males verdaderos, la muerte, la vejez, las enfermedades incurables, el amor no comprendido, la amistad rechazada o vendida, la mediocridad de una vida menos vasta que nuestros proyectos y más opaca que nuestros sueños –todas las desdichas causadas por la naturaleza divina de las cosas.

8.11.11

El debate en mis tuits



¿Quién demonios les ha puesto esas ridículas sillitas? Los perfiles son mortales!

Qué asco de bocas las de los dos (o los tres!)! Gane quien gane hoy, la que pierde es la Odontología.

Hoy he visto imágenes de Salvados y he descubierto que físicamente Jordi Évole es una síntesis facial de Rubalcaba y Rajoy.

¿Se están fijando en Número 2? ¡Está actuando como líder (y malo) de la Oposición!

Curioso: los dos peores candidatos y el peor presentador de la historia y el debate está teniendo vidilla...

Ahora Rubalcaba parece José Mota imitando a Rubalcaba.

Y Rajoy, una especie de Peter Ustinov delgado y con estreñimiento.

El moderador reducido a cronometrador: ese es el exacto nivel periodístico de Campo Vidal.

Cada vez que Rubalcaba habla de impuestos a las grandes fortunas, a Javier de Paz se les pone de corbata.

Buf, pero qué mal candidato es Rubalcaba! Jamás imaginamos que fuese tan malo...

Campo Vidal ha olido negocio: creo que el resto del debate va a postularse como el Urdaci de Rajoy.

Un tertuliano de la Ser dice que lo de Rajoy llamando al otro "Pérez Rubalcaba" le quita *altura al debate*. Lo ha dicho! Lo juro! Jajaja!

¿Por qué esas críticas a Rajoy por que lee? ¡Para un español que lo hace!

Si Rajoy fuese un guasón, terminaría hoy el debate mirando a cámara y diciendo: "Buenas noches y buena suerte".

El asunto es el siguiente: el debate es un puto coñazo. Pero con esto de Twitter uno se lo pasa teta. (Así también la vida.)

Campo Vidal haciendo recuento de sus ahorrillos de minutos...

Me apuesto un cojón a que Viri está pepsicoleando viendo a su hombre.

En sus mejores momentos Rubalcaba se parece a Adolfo Marsillach.

Rajoy propone inglés desde los 3 años. Yo francés desde los 16.

Rubalcaba ha hecho una guturalidad del tipo de las que hacen nuestros, así llamados, grandes secundarios del cine español.

Rubalcaba es torpísimo. Tras lo del matrimonio gay debió callarse para dejarle a Rajoy la patata... pero no, siguió hablando y hablando. Buf

El felipismo se acaba esta noche. Lo de Dos Hermanas fue la traca final.

Campo Vidal debería despedir con esta frase: "Y ahora qué, ¿nos hacemos unas pajillas?".

Bueno, terminan con un amago de reconciliación. ¿Pero estos qué se han creído? ¿Que son suizos?

El que se lo estará pasando teta es ZP: al ver cómo machacan a RbCb. Y la Chacón no digamos.

Galicia al poder! Lo que un 20N le quitó, un 20N se lo devolverá!

Qué mal Rajoy en su "mensaje de cierre". Le falta aplomo: no transmite poder. Nos espera un flan en Moncloa.

Qué dos candidatos más mediocres. Esto es como si una final de Copa la juegan el Mortadelo y el Tudor Ciringanillos.

Hablaban de España y la tenían al lado: CVidal es el síntoma de la decadencia y podredumbre de España. Un lameculos forrándose en directo.

Ay, péro qué nochesita más güena hemos pasao!

No han hablado de corrupción para que el moderador no se sintiera aludido.

3.11.11

Cómo vivir

Ya ha salido la edición española de Cómo vivir. Una vida con Montaigne, el libro de Sarah Bakewell cuyos "veinte mandamientos" copié aquí. Ahora vuelvo a copiarlos, en la traducción del libro:
1. No te preocupes por la muerte.
2. Presta atención.
3. Nace.
4. Lee mucho, olvida gran parte de lo que has leído y sé lento de entendederas.
5. Sobrevive al amor y a la pérdida.
6. Usa pequeños trucos.
7. Cuestiónalo todo.
8. Ten una habitación privada en la trastienda.
9. Sé sociable, convive con los demás.
10. Despierta del sueño de la costumbre.
11. Vive con moderación.
12. Conserva tu humanidad.
13. Haz algo que nadie haya hecho antes.
14. Ve mundo.
15. Haz bien tu trabajo, pero no demasiado bien.
16. Filosofa sólo por accidente.
17. Reflexiona sobre todo, no lamentes nada.
18. Abandona el control.
19. Sé ordinario e imperfecto.
20. Deja que la vida sea su propia respuesta.
* * *
(5.11) Savater sobre Montaigne: "El Señor de la Montaña".

2.11.11

Atlas Nocturna



Hoy 2 de noviembre, a las ocho, se inaugura Atlas Nocturna, el gran mural en vidrio que Losada ha creado para la nueva biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba, que se inaugura también. En este blog se puede asistir a todo el proceso: fotos, vídeos y un texto del propio Losada.

El resultado es admirable. Ha transformado la biblioteca en un claro de bosque. Ni más ni menos que en un templo para el estudio y la lectura. Arte cívico: ennoblecedor y útil. Hospitalario. Instaurador de silencio. Vibrante en su quietud: hermoso.

30.10.11

Tres versiones de João Gilberto

Se me ha ocurrido buscar en YouTube los originales de las dos canciones de João Gilberto en italiano –"Estate", de Bruno Martino, y "Málaga", de Fred Bongusto– y ahí están: deliciosas y con ese toque hortera de la canción italiana. En las versiones de Gilberto se incrementa la delicia y desaparece lo hortera: hay una depuración magistral. La depuración alcanza también a la letra: el verso de queja de Martino contra el verano de su amor ("odio l'estate") lo suprime Gilberto. De este modo la pena queda más limpia y más desconsolada; no la distrae el reproche, sino que permanece absorta. En cuanto a "Málaga", Gilberto elimina todo el folclorismo del original italiano y deja una línea pura que ya quisiera Málaga. (João Gilberto llegó a cantarla aquí.)







* * *
Pero donde más asombra el arte depurador de João Gilberto es en la versión que hizo de "A rã" (o "The frog") de su amigo João Donato. En el libro de Ruy Castro que traduje, Bossa Nova. La historia y las historias, se dice lo siguiente a propósito del álbum João Gilberto en México (1970):
Las novedades del disco, además de los boleros, eran "O sapo", de João Donato, y "Samba da pergunta", de Pingarilho y Marcos de Vasconcellos. La primera, posteriormente conocida como "A rã" –después de la letra que le pondría Caetano Veloso–, formaba parte del único disco reciente de un brasileño que João Gilberto oía mucho en los últimos tiempos: A bad Donato, el gran elepé que su "otro yo" había grabado en California aquel año. Lo sorprendente de esto era que A bad Donato parecía una infernal cacofonía free-jazzística, con una cargadísima percusión afro-cubana, incluso la que sustentaba "The frog": aparentemente nada que ver con João Gilberto. Pero en su disco mexicano pasó el sapo de Donato por la licuadora y destiló esa musicalidad vocal, suave y caudalosa, típicamente João Gilberto.

29.10.11

Maigret en Lisboa

Estoy muy ocupado, pero en la mesilla tengo un libro de Maigret del que a veces bebo sorbos. Son sorbos limpiadores, desretorizantes. Se titula Maigret e o corpo sem cabeça y pertenece a una colección de novelas de Simenon en portugués, editadas en los años cincuenta por la Livraria Bertrand. Sus cubiertas llevan todas el mismo diseño, solo el color va cambiando; recuerdan a los títulos de crédito de Saul Bass para las películas de Preminger o Hitchcock. La repetición del formato es un anuncio de la repetición del placer, como ocurre en las buenas series televisivas. No nos cansamos de acompañar a Maigret, de mirar con sus ojos, compasivos por lúcidos. No nos cansamos de la pulcritud de las frases de Simenon, de su sutil montaje de secuencias: un corte limpio que deja los renglones sin grasa.

Y, en esta ocasión, el gusto añadido del portugués: la transformación que opera en el ambiente. Estamos en París, en sus barrios, en sus muelles; pero a la vez estamos en Lisboa. Se produce una maravillosa superposición de las dos ciudades. Maigret ha tenido siempre algo de pessoano y aquí esa cualidad gana. Hay una melancolía lisboeta en las historias, y el traductor nos ha concedido también la gracia de traducir rue por rua.

28.10.11

Retardo en prosa

Ahora leo a Arcadi Espada con una semana de retraso, porque no me he abonado a Orbyt, el periódico digital de El Mundo. El día correspondiente, pero de la semana posterior, aparece en su blog la columna. Me gusta el efecto. La ola de la actualidad ya ha bajado cuando asoma el último pez: la columna de Espada, que suele ser la mejor. El mar es implacable: con la espuma de la actualidad se lleva a los plumillas. Pocos resistirían ser leídos una semana después: un periódico atrasado siempre envuelve pescado podrido. Espada sí resiste, y, con este retardo, amaga un principio de posteridad.

27.10.11

Estaba repartida

Me fascina el escritor mexicano Xavier Velasco. En España lo descubrimos en 2003, cuando le dieron el Premio Alfaguara de novela. Llegó como enfant terrible, con todo el repertorio del enfant terrible. Fijo en su pose, se esforzaba en las entrevistas, intentando epatar con historias de bajos fondos y de besos en la boca con wasabi. No podía saber que aquí su cara ya estaba repartida: la tenía Milikito.

26.10.11

La Logse que se muerde la cola



El PP quiere cargarse la enseñanza pública, pero llega tarde: ya lo ha hecho el PSOE. Ese trío mortal, Maravall-Rubalcaba-Marchesi, la dinamitaron con la Logse. En 1983 todavía llegó a mi instituto –público– un alumno de la privada que quería más nivel. Hoy eso resultaría risible. Los ricos –incluidos los hijos de los capitostes socialistas– estudian donde quieren; los pobres tienen que comerse la escombrera que les han dejado.

Yo, en tanto socialdemócrata, me opongo a los recortes en Educación, naturalmente. Que el PP, donde ya está pudiendo, haya empezado por ahí es una abyección intolerable. Pero que se organicen manifestaciones solo contra eso me parece una bufonada. Al final los profesores y los sindicatos se movilizan exclusivamente por sus derechos laborales. Me parece muy bien: pero que no se excedan en la matraca. Los sindicatos, por lo demás, con su política de colar a los interinos en las oposiciones frente a los candidatos mejor preparados, están entre los responsables del descalabro educativo.

Y ahora sale el vídeo del PSOE, el de la niñera pobre con el niño rico por esa calle que parece un decorado de Médico de familia. Los tertulianos de todas las cadenas, menos la Ser, repetían anoche que ese niño podría ser el hijo de Blanco o de Montilla. Es verdad, pero a mí me interesa resaltar otra cosa. Ese vídeo supuestamente en favor de la enseñanza pública es la prueba de su hundimiento: ante una población con un nivel cultural decente no podría emitirse, porque lo consideraría un insulto.

Al final el PSOE apela, en ese vídeo, a un doble electorado: al de los restos del analfabetismo franquista, la desdichada población –entre la que se cuentan mis padres– que no pudo acceder a la enseñanza tras la aniquilación de la República; y al de los analfabetos funcionales fabricados por la propia Logse.

[Publicado en Jot Down]

25.10.11

Lemas electorales



Nuestros, así llamados, grandes partidos ya tienen sus lemas electorales. El del PSOE: "No te sumes al cambio". El del PP: "Pelea por lo que no quieres".

23.10.11

Una malísima novela

Me he quedado sorprendido de lo mala que es La muerte viene de lejos, la segunda de las novelas policiacas de José María Guelbenzu; y si lo cuento es por la sorpresa. A mí Guelbenzu me cae bien; en mi mente estaba asumido, de facto, su prestigio como hombre importante de nuestras letras, riguroso, que sabe de literatura. De adolescente leí El mercurio y me gustó; más adelante repetí con La noche en casa y La mirada, de las que lo he olvidado todo pero que me dejaron un buen sabor de boca. No llegó a convertirse en uno de mis escritores preferidos, pero siempre he estado atento a lo que ha dicho, y he leído con gusto sus críticas sobre novela extranjera en Babelia (de una de las cuales llegué a copiar un pasaje). En mi simpatía también contaba el que hubiera sido uno de los antólogos de los primeros poemas de José Emilio Pacheco que leí. Cuando hace diez años empezaron a aparecer sus novelas policiacas, se me despertó el interés. El autor declaraba en las entrevistas que eran un descanso "de género" en sus exigencias, y era justo eso lo que me apetecía en este instante: leer a un buen escritor con las pretensiones rebajadas. Daba por descontado un mínimo de calidad. Por eso la semana pasada no me compré una sola para probar, sino tres de golpe, las que encontré en edición de bolsillo en la librería. No estaba la primera de la serie, No acosen al asesino (2001), así que he empezado por La muerte viene de lejos (2004). Me disponía a pasar una temporadita grata en compañía de la juez Mariana de Marco, pero las otras dos, El cadáver arrepentido (2007) y Un asesinato piadoso (2008), ahora van a tener que esperar.

La sensación de estafa ha sido reconocible: es como la de las películas del cine español, de la que ya hablé. Me he visto con la novela comprada sin que ninguna instancia crítica a lo largo de estos años me hubiese advertido, ni siquiera insinuado, que se trataba de un bodrio. Al contrario: la elogiaron. Busco reseñas de entonces y la aparecida en Letras Libres es un buen ejemplo. Para hallar algo sin mentira hay que irse a un blog. La novela está mal hecha: es banal, chapucera, previsible; su trama es de telefilme barato, sus personajes planos, sus diálogos tópicos; la escritura es descuidada, con las comas mal puestas y todos los "deber de ser" sin la preposición. No tengo ganas de detenerme en el despropósito, ni de analizarlo: no quiero perder más tiempo con este libro. Solo señalaré lo que me ha resultado más curioso, y que es lo único bueno que contiene (rodeado de malo). En ocasiones se insinúa algo –un conflicto moral, una indagación psicológica– que me recuerda a las frases de ese tipo que hay en las críticas de Guelbenzu. En estas uno siente el peso fantasmático de la novela que no ha leído, sustentándolas. En La muerte viene de lejos esas frases resultan sugerentes en sí mismas, pero no se sustentan en ninguna novela: desde luego, no en la que estamos leyendo.

22.10.11

Agua y ceniza

En los últimos tiempos era un fastidio: caía agua desde un piso superior. Alguien regaba. Y fumaba: también caía ceniza. Mi escritorio está pegado a la ventana. A veces el agua me rebotaba a mí, y al ordenador. La ceniza era más dócil: se depositaba en el alféizar. Hace una semana, por una esquela en el portal, me enteré de la muerte de un vecino. Había dejado de verlo hacía años y resulta que estaba encerrado en su apartamento, sin salir. Hace una semana que no cae agua, ni ceniza.

20.10.11

Gadafiana

Sigo sin ganas de escribir, pero la actualidad manda y ya tenía escrito algo apropiado sobre la gran noticia del día (la otra me la tomaré en serio cuando el primer escritor de San Sebastián, Fernando Savater, pueda darse un paseo sin escolta por su ciudad, gobernada por los correligionarios de los criminales que le obligan a llevar escolta). La siguiente "Gadafiana" la escribí hace casi cuatro años, el 16 de diciembre de 2007:

* * *
1. Repugnantísima la cena de Aznar con Gadafi. Gadafi: un tipejo que vale, él solito, por cien Josus Terneras... ¡Y Aznar cenando con él!

2. Abro los periódicos por la mañana, esperando encontrarme ásperas críticas contra Aznar por ello. ¡No las hay! Me malicio por qué y voilà! Es que mañana come también con ZP. (La prensa española chorrea mierda por todos sus flancos, sin remisión.)

3. Me entero luego por el telediario de que Gadafi se reunirá esta tarde igualmente con el SOC. ¡El SOC! ¡El Sindicato de Obreros del Campo, del repulsivo Diego Cañamero!

4. Leo además que Gadafi se pasea por Sevilla en un coche con cristales ahumados, de incógnito. ¿Para qué? Le hubiera bastado con que el Loco de la Colina le prestase alguna de sus ropas... y podría haber paseado por la ciudad tranquilamente, con todo el mundo pensando que era el mismo Jesús Quintero y no Gadafi.

* * *
(21-X) He encontrado una cita de Jünger aplicable. Está en el primer tomo de Radiaciones, en la entrada del 17 de julio de 1939:
Tras haber gobernado tiránicamente muchos años, [el emperador Andrónico] fue derrocado y dejado en manos del populacho de Bizancio; éste estuvo torturándolo a muerte muchos días, pero procurando ansiosamente conservar su vida y su consciencia, igual que se protege una luz de una corriente de aire demasiado fuerte. Los oprimidos arreglaban sus cuentas con el caído como lo haría un enjambre de insectos. Las últimas palabras de Andrónico: "Dios mío, ¿por qué permites que sigan pisoteando sin fin un tallo que ya está roto?". Luego pudo verse que se llevaba una mano a la boca, sin duda para chupar la sangre que allí brotaba de una herida.
El traductor Sánchez Pascual comenta a pie de página: "alusión secreta a Hitler. Jünger se imaginaba que el final de Hitler sería semejante al aquí descrito del emperador bizantino".

5.10.11

23.9.11

El verano fantasma

A veces me gusta esbozar cuadros vacíos, que no digan nada pero que lo contengan todo. Así el de este verano fantasma, que terminó ayer. Es lo contrario de un frasco: al cerrarse es cuando se desprende el aroma. De pronto, los días circunscritos aparecen como una representación. No dejarán mucha huella en mi biografía, pero hoy aún puedo observarlos. Hubo lirismo en ellos, después de todo. Soterradas turbulencias. Lirismo y épica: épica de bolsillo. Y, si se atiende a los detalles, algo que podría ser hasta grandioso: la excentricidad.

21.9.11

El autor y la escritura



Hoy he recibido un regalo lujoso: el ejemplar de un libro de Jünger firmado por Jünger. Observo y toco los trazos con incredulidad, casi como si fueran de Goethe. Jünger tenía entonces noventa y cuatro años, e iba a vivir otros ocho. Pero el lujo salta de renglón: el "Bilbao 19-Octubre-1989" de abajo está escrito por Iñaki Uriarte, que ha sido quien me lo ha mandado.

No deja de tener su gracia: como la lectura de los diarios de Uriarte me abortó la lectura de los diarios de Jünger, este ejemplar autografiado parece la piel del león que cazó Uriarte y que ahora me envía, hemingwayanamente, como trofeo.

El libro posee además otro valor: es un libro que sale en otro libro. Por supuesto, en los Diarios de Uriarte. En la página 173 del recién publicado segundo volumen, tras haber comentado (con sorna) una entrada de Pasados los setenta en que Jünger refiere una visita de Borges, concluye Uriarte:
Jünger me pone de malhumor. Saco muy poco en limpio. Es un tío rarísimo al que he leído mucho y no sé por qué.

Una de las pocas frases de Jünger que recuerdo es: "¿En qué consiste el éxito de un diario? En el monólogo bien logrado". Creo que él lo logra muy bien, aunque yo no lo entienda mucho.

La frase está en El autor y la escritura, un libro del que tengo en casa dos ejemplares. Uno muy manoseado y subrayado, y el otro sin usar, impoluto, aunque con el papel ya un poco viejo, firmado por Jünger.

Jünger estuvo en Bilbao hace muchos años para recibir un Doctorado Honoris Causa por la Universidad del País Vasco y asistí a la comida de celebración. Olvidé llevar alguno de sus libros para que me lo firmara y alguien me dio un ejemplar de El autor y la escritura. Es el que sigue sin usar, aunque da la impresión de hallarse más envejecido que el que hojeo a veces. Cuanto más lees un libro y más se le deteriora el físico, más vivo parece.
En el primer volumen de sus diarios, Uriarte contaba los entresijos de aquel extraño nombramiento de Jünger. He ido a buscarlo ahora y veo que ya aparecía allí (p. 64) este ejemplar.

18.9.11

Ornitología

Ahora lo entiendo todo. Jonhatan Franzen, el Gran Novelista Americano según Time, es un forofo de los pájaros. Hasta pertenece a la American Bird Conservancy. Durante la entrevista que le hace Juan Gabriel Vásquez en El País Semanal, no para de dar la matraca con los pajaritos:
Un chingolo punteado. Es un hermoso pájaro. [...] Oiga eso: es un colibrí. Hay muchos por esta zona. [...] Mire, un sastrecillo. El pájaro cantor más pequeño de Norteamérica. Siempre vuelan juntos, así que ahora vendrán otros. Para cuando estén todos, habrá unos quince. [...] Oiga eso: es un chivirín de cola oscura. Es raro que esté aquí. Su canto es muy fácil de distinguir. Óigalo.
El resto de la entrevista no está mal. Dice cosas interesantes. Pero yo no he podido quitarme de la cabeza que las estaba diciendo un imbécil; no por lo de los pajaritos, que es una afición simpática, después de todo, sino por su ridículo enfurecimiento con Juan Bonilla, según contaron en El Cultural. "¿Quién es Juan Bonilla?", llegó preguntando a la Feria del Libro. Esa inquietud, la inquietud por las críticas de Bonilla, eran el síntoma del resquebrajamiento del Gran Novelista Americano: y algo que desmiente muchas de las cosas recomendables que dice en la entrevista. Esto he estado pensando, hasta que he caído en la coherencia de fondo y se me ha rehabilitado el personaje. Lo que le interesaba a Franzen era qué pajarito es Juan Bonilla: "¿Quién es Juan Bonilla?" era una pregunta ornitológica. Su canto, simplemente le llegó.

17.9.11

La melancolía de los paquebotes

Durante media mañana he estado con la idea de releer La educación sentimental, como Muñoz Molina; pero no lo haré tampoco. Seguiré a solas con Álvaro de Campos, de momento. En uno de sus poemas pide "não ser nada, ser uma figura de romance"; y eso buscaba yo cuando leí la novela de Flaubert al termino de mis diecinueve años. En las primeras páginas me identifiqué con Frédéric Moureau, porque yo también había abandonado la provincia por la capital, con sus anhelos. Pero pronto la lectura se me hizo penosa. Acabé la novela, pero he de confesar que me aburrió. Fue luego, en el prólogo, que me había dejado para el final, cuando me asaltó una emoción retrospectiva: mi vivencia había sido la buscada por Flaubert (salvo en el aprecio artístico paralelo, que a mí me faltó: al cabo, leí La educación como un Bovary). Decía el prólogo (del traductor Salabert, en Alianza):
Una epopeya de la mediocridad, como la definió Gide. Una novela "antinovelesca", porque en ella "se anunciaban" cosas que luego no ocurrían, porque allí no ocurría nada. Nada más que la vida. [...] La obra era forzosamente mediocre, puesto que sus personajes lo eran.
Como adolescente aún, había proyectado el acento en el adjetivo sentimental del fastuoso título; cuando la novela, ante todo, era una educación. Severa. Sí hay un momento, sin embargo, de cierto romanticismo; un romanticismo decadentista, que era el que entonces me engatusaba. El famoso pasaje de los paquebotes:
Viajó.

Conoció la melancolía de los paquebotes, los fríos amaneceres bajo la tienda, el vértigo de los paisajes y de las ruinas, la amargura de las simpatías interrumpidas.

Regresó.

Frecuentó la buena sociedad y tuvo aún otros amores. Pero el recuerdo del primero los hacía insípidos; y, además, la vehemencia del deseo, la flor misma de la sensación, se habían apagado y marchitado. Sus ambiciones espirituales habían disminuido igualmente. Pasaron los años; y él soportaba la ociosidad de su inteligencia y la inercia de su corazón.
En el spleen de Baudelaire ya me sentía, nos sentíamos, como en casa. Solíamos repetir también el famoso "es lo mejor que hemos tenido", con risas prematuras. Pero no fue lo mejor.

16.9.11

Crispación

Me preguntó una amiga que con qué lecturas pensaba "satisfacer mi crispación". En ese momento me hallaba con unas cuantas opciones sobre la mesa: Kafka, Céline, Cioran, La información de Martin Amis, El lamento de Portnoy de Philip Roth, Salidas de tono y El aprendizaje de la decepción de Félix de Azúa... Estos dos últimos los disfruté mucho en su día, pero ayer solo releí un ensayito del segundo: "El escritor como hombre insoportable". A Kafka, Céline y Cioran los descarté también: no me apetecían ahora. Hice una cala en El lamento de Portnoy; su comienzo es magnífico, autosuficiente:
Estaba tan profundamente incrustada en mi consciencia que parece como si durante mi primer año de escuela yo hubiera creído que cada una de mis maestras era mi madre disfrazada. Tan pronto como sonaba la última campanada, yo corría hacia casa, preguntándome mientras tanto si podría llegar a nuestro apartamento antes de que ella hubiera conseguido transformarse en sí misma. Invariablemente, ella estaba ya en la cocina para cuando yo llegaba, preparándome la leche y las pastas.
Sin embargo, me dio pereza continuar. Abrí La información:
De noche en las ciudades, lo noto, hay hombres que lloran en sueños y luego dicen Nada.
¡Me quedé con esta! Por la noche, en la cama, la empecé propiamente. Las líneas que siguen mantienen el empaque:
No es nada. Sólo una pesadilla. O algo parecido... Desciendan en la nave del sollozo, con analizador de lágrimas y sondas de llanto, y darán con ellos. Las mujeres –ya sean esposas, amantes, musas demacradas, niñeras gordas, obsesiones, devoradoras, ex, némesis– se despiertan y, con femenina urgencia de saber, se vuelven hacia esos hombres y preguntan: "¿Qué te pasa?". Y los hombres contestan: "Nada. No es nada, de verdad. Sólo una pesadilla".
Pero después se barroquiza y banaliza, se le nota demasiado la escritura. Leí unas páginas, me dormí, tuve un sueño intrigante; esta mañana he leído algo más antes de ponerme de pie, pero –antes de ponerme de pie– he decidido abandonarla. He dudado si releer Tala de Bernhard, o quizá Maestros antiguos; pero entonces me he acordado de los poemas de Álvaro de Campos.

15.9.11

La barraca de las cañas

Estoy esperando el momento de escribir como es debido sobre el segundo volumen (2004-2007) de los Diarios de Iñaki Uriarte, pero adelantaré dos cosas: 1) son excelentes, yo diría que mejor aún que el primero si no se entendiera que este es peor; y 2) su lectura me ha hecho abandonar la de los diarios de Jünger. Cuando me llegó el libro, Jünger acababa de meterse en la barraca de las cañas (17-XII-1939). Como escribe el traductor Sánchez Pascual en el prólogo:
Al mando de una compañía, es enviado al Muro Occidental, a orillas del Rin. Las abstractas y mecánicas casamatas de hierro y cemento provocan en él una repugnancia incluso física, y pronto se hace construir una barraca de cañas, barro y madera donde pasa sus días y sus noches.
Pensé que era un buen sitio para dejarlo mientras leía a Uriarte. Mi idea era retomarlo en ese punto. Ha sido imposible. Después de la soltura y naturalidad de Uriarte, volver a Jünger era como someterse a la disciplina del uniforme alemán en el invierno bélico tras haber pasado un puente al sol con ropa cómoda. Así que ahí lo dejo sine die: en la barraca de las cañas. Sin embargo, no voy a regresar tampoco a Montaigne, que sería lo suyo; ando un poco crispado, y voy a buscar lecturas que satisfagan mi crispación.

* * *
Mientras tanto, sobre estos Diarios II ha escrito Muñoz Molina.

(21-IX) Y también García Martín: "Ejercicios de inteligencia".

14.9.11

'Il fabbro' del 'Vidrio'

De quién era Richard Hamilton, de los detalles, me estoy enterando ahora por la prensa; para mí era il fabbro de la mejor réplica del Gran Vidrio, la que vi en Barcelona. Así lo cuenta Tomkins en su Duchamp:
Un año y medio más tarde, durante el verano de 1966, se inauguraría The Almost Complete Works of Marcel Duchamp en la Tate Gallery londinense. Esta retrospectiva de gala organizada por Richard Hamilton incluía 185 obras, entre ellas una nueva reproducción del Gran Vidrio en la que Hamilton había estado trabajando a lo largo de aquel último año. Hamilton opinaba que el Vidrio de Ulf Linde, que estaba expuesto en Pasadena, presentaba muchas imperfecciones e inexactitudes en un sinfín de detalles. En lugar de limitarse a copiar su aspecto, Hamilton pretendía recrear el original, así que recurrió a los dibujos preliminares, estudios en perspectiva y notas y trabajó basándose directamente en ellos. Por otra parte, consiguió análisis de color de los conservadores del Philadelphia Museum of Art y consultó cada paso con Duchamp. Aun cuando el mismo Hamilton reconoció que no siempre había sido capaz de igualar la exquisita habilidad que Duchamp había derrochado en el original, ambos convinieron que aquella versión era lo más cerca que se podía estar del aspecto que tenía el vidrio antes de romperse, y lo firmaron los dos, como una obra conjunta.
En la foto de arriba aparece Hamilton junto a la chimenea anaglifa de Duchamp que se encuentra en un apartamento de Cadaqués, sobre la que escribió Pilar Parcerisas en su Duchamp en España.

10.9.11

Una experiencia sexual

Ayer decidí desperezarme. Me puse ropa deportiva y bajé a dar vueltas por la pista de atletismo. Yo aún no puedo correr, porque se me resienten las rodillas, pero caminando a paso rápido se sale con la sensación de haber hecho deporte. Además tuve una experiencia sexual. Cada cierto tiempo me cruzaba con tres chicas que hacían footing en sentido contrario. Andarían rozando los dieciocho, no sé si por arriba o por abajo; es posible que el boing-boing de algunas de esas seis tetas fuese ilegal. Pero la experiencia vino después. Las fui viendo cada vez más cansadas, y al final esprintaron, justo en el último de sus cruces conmigo. Después sentí sus jadeos muy cerca de mi cogote. Caminaban detrás, recuperándose, tan reventadas que se mantuvieron sin adelantarme un montón de segundos. Fue uno de esos extraños acompasamientos que se producen a veces. Me llegaban sus alientos cerquísima, con sonido, tacto y temperatura; yo, por no ser soso, incorporé una erección a esa especie de cama vertical que componíamos. Así avanzamos unos pasos más, hasta que la conjunción se deshizo y regresé a mi condición de caminante solitario. (Es una lástima que esto lo esté escribiendo yo y no Atleta Sexual; este, para redondear la entradilla, no hubiera dudado, ya puestos, en intentarlo en el salto con pértiga.)

9.9.11

Dentro de plazo

Sigo con Jünger. Su lectura asienta el mundo. Uno da pasos más trascendentales. Existe el peligro, sí, del envaramiento; de una profundidad falsa, de bisutería. Pero si se queda en el punto exacto, la vida se aquilata. Blankenburg, 10 de septiembre de 1939:
Domingo, que se ha ido por entero en la lectura de las pruebas de En los acantilados de mármol. Que Ares es hostil a las Musas es algo que puedo ya notar por el esfuerzo que me cuesta atinar exactamente con el giro adecuado. Pero de nada sirve someter la voluntad a una tensión todavía mayor – demasiado ligeros, demasiado ingrávidos resultan a ella los pesos que hay que pesar en la prosa.

Notable, por otra parte, el modo en que he acabado este trabajo "dentro de plazo". Existen seguramente instancias que se cuidan de que cada cual aporte a los guisos preparados por el Tiempo la especia que le toca aportar. Casi siempre me resulta penoso percaterme de tal cosa, de igual modo que no nos gusta darnos cuenta de los hilos a que están sujetas las marionetas en la representación. Tiene tanta fuerza el poder de la libertad que nos es suficiente soñar con ella.

7.9.11

Paraíso perdido

"Todas las guerras comienzan con cursillos", escribe Ernst Jünger el 6 de septiembre de 1939 en Blankenburg, donde se encuentra realizando uno tras su movilización. Viene de pasar un breve permiso en su casa de Kirchhorst, y esto anota al final de aquel día:
El ambiente de los permisos tiene algo de Paradise lost, de Paraíso perdido, por cuanto las circunstancias en que hemos vivido a diario nos son otorgadas en ellos como excepción. Tras una ausencia un poco prolongada el personaje del que regresa adquiere un aire de fantasma, de aparecido. A la Vida le gusta tapar los huecos. Desde los tiempos de Agamenón es esto asunto de la tragedia; de ella percibimos ya un soplo cuando tornamos a ver un jardín que hemos abandonado. Sin nosotros florecen y maduran las flores y los frutos.

5.9.11

La prensa vertical

He ahí a Poirot, desayunando con el periódico en vertical (o en diagonal): precursor de los futuros portátiles. El detective anticipó nuestro crimen: el glorioso asesinato de la prensa de papel. Nunca reparo lo suficiente en que hace años que no leo un periódico físico. Solo de tarde en tarde me acerco a hojearlo al OpenCor, teniendo que atravesar para ello la zona de los libros basura y las chucherías. Ese es el sitio del otrora prestigioso papelote. La novedad, para los que no tenemos sirviente, es que ya no hay que salir para comprarlo. Era un detalle significativo: para leer el periódico, había que respirar primero un poquito de aire exterior. Un tributo de frescura antes de sumergirse en el lodazal. Ahora no: ahora uno puede lanzarse a él en cuanto sale de la cama, a modo de antiducha. O mejor dicho: de ducha negra. La verticalidad, por lo demás, es mucho mejor para las cervicales. Antes había sumisión: se colocaba el periódico en la mesa (no como Poirot, sino en horizontal), y se le hacían genuflexiones a la Actualidad rabiosa. Desayunábamos con el "sí, buana". Ahora no: ahora es un tú a tú, mientras nos zampamos el bollo.

4.9.11

Elevaciones de mayo

Prosiguen las elevaciones de Ernst Jünger en "Jardines y carreteras"; todas estas son de mayo de 1939, en Kirchhorst:
El granizo ha causado serios destrozos en las plantas; así, a nuestro pequeño almendro le ha despojado de sus flores; por la mañana yacían bajo él en el suelo como una camisita de color rosa.

Se había roto el muelle del sillín de la bicicleta de Friedrich Georg y por ese motivo en Burgdorf hemos entrado en la fragua de un joven herrero. El pequeño taller, que olía a hierro, estaba atestado de objetos que habían quedado desprovistos de significación, atestado sobre todo de bicicletas desmontadas que en los rincones se cubrían de polvo y herrumbre. De las paredes colgaban otros objetos, cual ofrendas en el templo de Vulcano. Si alguien contempla desinteresadamente, como lo he hecho yo, uno de estos sitios, el trabajo humano cobra a menudo un sentido prodigioso.

Sobre el dolor. Cuando revise este trabajo mío habrá que añadir un capítulo sobre la amargura. La amargura del envejecimiento, especialmente en las mujeres; la amargura de los desengaños, la sentida por las injusticias y por los fallos irreparables; la amargura, en fin, de la muerte, a la que nadie escapa. La amargura no se aposenta en nosotros hasta la segunda mitad de la vida, cuando, con las arrugas del rostro, se pone de relieve el carácter ineludible de las líneas del destino. La amargura delata también una especie de inocencia perdida.

Una vez que se ha conquistado a una mujer, el varón se torna más audaz también con las otras; el éxito se extiende enseguida a la totalidad del sexo.

En la tarde de hoy domingo ha venido a visitarme uno de mis lectores, un cabo de veintitrés años que está cumpliendo el servicio militar en Braunschweig. [...] Me llama la atención el hecho de que todas las personas que he llegado a conocer de esta manera sufrieran más o menos, sin que fuera posible prestarles ayuda. [...] Sobre todo tengo la impresión, y eso ya por meras razones fisonómicas, de que todas estas personas viven enteramente dentro de la esfera de la consciencia y se ocupan de modo exagerado en pensar en la situación en que se encuentran. Ofrecen síntomas de eso que se llama "miedo al examen"; también están completamente en vela, y resulta extraño que tenga en ellas un desarrollo tan débil la voluntad de suerte y también la voluntad de recorrer caminos no transitados.