30.4.23

Ya solo queda que encuentren una novela inédita de Saramago

[Montanoscopia] 

1. Le llamaban Patxi Nadie, pero ha logrado ser Alguien: a falta de conocimientos, preparación, mérito o capacidad, se ha volcado en la afirmación tosca de sí mismo, con ínfulas bravuconas. Me molestaba mucho cuando a Patxi López lo llamaban Patxi Nadie: percibía ahí la exudación del clasismo. Entonces se jugaba la vida y merecía respeto. Hoy Patxi Nadie casi es un elogio comparado con lo que el personaje ha llegado a ser. Algo peor que Nadie: un Alguien en permanente estado de protesta viril adleriana. No, por cierto, contra quienes entonces lo amenazaban, a los que ahora abraza.

2. En otro tiempo también me exaltaban versos como este de Paul Éluard que, según leo en la reseña de Jordi Amat a Melancolía, cita la autora de este, Elizabeth Duval: "Todo rostro tendrá derecho a las caricias". Añade Amat (el ensayo de Duval no lo he leído aún): "Solo los cínicos podrían reducir el alcance de ese proyecto cuyo horizonte es la felicidad que se comparte con el otro, con los que conviven en un espacio. Porque no hay caricia sin justicia social o redistribución económica". Sentimentales palabras bajo el auspicio de un bellaco como Éluard. Palabras que suscribo en el fondo, pero que a estas alturas no bastan: puesto que no son incompatibles con la bellaquería. Esto les resta entusiasmo y enturbia toda sentimentalidad. Éluard fue un alto poeta del surrealismo, pero luego se entregó a Stalin y sus crímenes. La excusa histórica se la arrebataron los que, contra él, se mantuvieron íntegros, como André Breton. Esta emoción sí que no cesa: la del ejemplo de dignidad de este. En su libro La llave de los campos se recoge la carta abierta que le escribió a Éluard en 1950. Evocaba los tiempos en que su viejo amigo y él conocieron al checo Závis Kalandra. Este, pese a que se mostró activo en la resistencia contra Hitler, es acusado ahora por el régimen soviético. Breton le pide a Éluard que interceda. Esta es la respuesta de Éluard, recogida en una nota: "Tengo demasiado que hacer con los inocentes que claman su inocencia como para ocuparme de los culpables que claman su culpabilidad". Kalandra fue ejecutado poco después. El rostro de los réprobos ideológicos no tienen derecho a caricia alguna. 

3. Los monárquicos prestados como yo, es decir, los republicanos accidentalistas, no defendemos la pomposa "institución monárquica", sino que vamos aceptando los reyes de uno en uno. Hay, digamos, una aceptación republicana de cada rey. Y si alguna vez falla la cadena genética y nos brinda un espécimen inadecuado, se acabó. La monarquía española moderna solo podrá subsistir si cumple con nosotros, los republicanos que la aceptamos bajo la condición de la ejemplaridad. Me parece incomprensible que el rey Juan Carlos no lo supiera. Aunque, como también se ha dicho, parece que los parámetros de ejemplaridad eran otros en su época. Ahora le salen negocios e hijas, más o menos conjeturales. No es conjetural, en cambio, el oscurantista destino que ha elegido para vivir. Su berrinche contra la reina Letizia (leo en el Lecturas que la llama "la mandona") tal vez prueba que, paradójicamente, es la sangre plebeya de ella la que va a garantizar la monarquía en España durante dos generaciones más, al menos: por el rey Felipe y por la princesa Leonor, futura reina rubia. 

4. Ha aparecido una novela inédita de Manuel Vázquez Montalbán. Un mazazo. No me había repuesto cuando anuncian que también se va a publicar una novela inédita de Gabriel García Márquez. Otro mazazo. Ya solo queda que encuentren una novela inédita de José Saramago. 

* * * 

29.4.23

Calores de abril

[Dietario]

Collejas a Picasso. Las dos hijas de mi amigo Tsevanrabtan han recibido una educación impecable. Con una sola mota: yo. Cuando eran niñas vinieron de visita a Málaga y le hice de cicerone a la familia. Al pasar por la estatua de Picasso en la plaza de la Merced, les enseñé a darle collejas al genio. Les dije (y la verdad es que no mentí) que cada vez que yo pasaba por allí lo hacía. Me era imposible pasar por la estatua de Picasso sin soltarle una colleja. La estatua, esa curva del cogote, parece estar reclamándola. De hecho, creo que la estatua está incompleta si el transeúnte no añade su mano y le da un toquecito hacia arriba, haciéndole bullying al bronce. El genio, todo hay que decirlo, ni se inmuta. 

Con los munícipes no hay manera. Cuando al fin los munícipes hacen algo bien, no tardan en estropearlo ellos mismos. Ha ocurrido en Torremolinos. Celebré aquí la reapertura del mirador que hay junto al Castillo de Santa Clara, con una bonita reforma en homenaje a Luis Cernuda que lo ha convertido en el Mirador de Sansueña (este es el nombre que Cernuda le daba a Torremolinos en su obra). Es uno de los mejores miradores de la Costa del Sol y el que tiene mejores vistas a la bahía de Málaga. Es un placer incomparable contemplar el atardecer desde allí. No la puesta del sol, sino sus efectos en el paisaje que ilumina, que se va atenuando conforme el sol cae a nuestra espalda. El juego de celestes y rosas, Málaga que se ensombrece paulatinamente, algún destello reflejado en los Montes, el apaciguamiento del mar... La inyección de calma es terapéutica a esa hora. Solo que a esa hora el espectáculo incomparable no se puede contemplar: el mirador lo cierran a las 17:30. 

Adiós al hostal Escandinavia. Han demolido el hostal Escandinavia (o Escandinava, como aparecía en otros rótulos). Era uno de los sitios más bonitos de Torremolinos. Siempre que pasaba por delante me invadía una rara felicidad. Tenía algo de oasis, un oasis de tiempo. Solo unos días antes estuve con mi amigo el pintor Losada. Él vio la noticia en el Instagram de Torremolinos Chic y luego fui yo a hacer fotos, cuando ya estaba destruido. Nada permanece ni dura. 

Calores de abril. El tema es el calor. Si en abril hace este, ¿cuál hará en verano? Una mujer especula en la cola del cajero: "Será terral todos los días". Y otra responde: "Pues eso han dicho". 

Atarazanas. La nueva boca de metro de Atarazanas, sin techo, postula una Málaga sin lluvia. (Por el momento, desde que la inauguraron, tiene inquietantemente razón.) 

La esquina teológica. Hay en Málaga una esquina inesperadamente teológica. Remite al Dios antiguo, al Dios patriarcal, al Pantocrátor del arte románico pero con una asombrosa formulación moderna, coloquial casi: Dios Barba. Esto pone en el rótulo de un comercio de calle Martínez (esa calle, por otra parte, con el mejor nombre, es decir, apellido, del callejero malagueño). Uno avanza por calle Martínez y se encuentra con esa revelación irresistible: ¡Dios Barba! Es como un juego zen con nuestro Dios católico, una manera estupenda de llamarlo; tiene algo de teología infantil. Al doblar la esquina se desvanece un poco el efecto, cuando vemos de dónde viene: Juan de. Es lo que pone en el rótulo de la pared con la que hace ángulo. La lectura completa es, pues, menos sugestiva: Juan de Dios Barba. En esta tienda de ultramarinos venden, entre otros productos, bacalao. Deben de cortarlo bien, puesto que en el nombre hicieron el corte perfecto. 

Rituales. Ignacio Jáuregui ha escrito un libro precioso: Rituales. Un viaje por el hilo que nos une, que acaba de publicarle la editorial Fórcola. Trata de viajes por todo el mundo en los que el autor (el viajero) se ha ido fijando en los ritos y ceremonias con los que se encontraba, o que buscaba. El lector viaja con su prosa soberbia, y con sus observaciones y reflexiones. Jáuregui se lamenta de no haber estado en China, Japón, Indonesia ni Brasil. A cambio, ha estado en casi todos los demás sitios, "de Jerusalén a Benarés", como el subtítulo añade. En su preciso y sugerente prólogo, María Belmonte destaca una confesión del autor: que "lo que mejor se le da durante sus viajes es prestar atención". Esa atención es el ritual del propio viajero: el ritual de captar rituales, que son como esquemas (gestualidades, danzas, rezos) que persisten de ejecución en ejecución. Prolongaciones de tiempo fugaz. 

Las venas de la casa. Cayó la instalación eléctrica de la casa y la hemos tenido todo el mes levantada. Surgieron además problemas de fontanería. Lo que va por dentro de las aparentemente muertas paredes, y los suelos y los techos: esas venas –los cables, las tuberías– que llevan electricidad o agua. No hay nada simple. Todo está vivo. El milagro es que funcione. Un milagro cotidiano: porque casi siempre funciona. 

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28.4.23

La Teletienda de Sánchez

[La Brújula (Zona de confort), 1:24:30]
 
Hola, querido Rafa Latorre. La reinvención de Pedro Sánchez como promotor inmobiliario, con sus incesantes ofertas de pisos, me ha recordado la primerísima imagen que tuve del hoy presidente, cuando se presentaba en las primarias. Me pareció un vendedor de enciclopedias. Un vendedor de enciclopedias con una peculiaridad: que no tenía enciclopedias que vender. Era, pues, un vendedor de falsas enciclopedias. O un vendedor de humo. O un vendedor de sí mismo. Ante todo, un vendedor. Desde entonces, en la ya larga trayectoria de Sánchez, se ha repetido ese esquema de hablar campanudamente de cosas que no existían. Por ejemplo, sobre aquel comité de expertos de la pandemia, del que luego se supo que nunca existió, dijo no solo que asistía a las reuniones, sino que aprendía mucho en ellas. (Eso de Sánchez aprendiendo mucho en un comité de expertos inexistente me lo creo.) Pero la otra tarde, cuando Sánchez ofertó en el Senado veinte mil pisos más, me acordé de otra cosa. Los insomnes de los noventa, cuando empezaron a emitir las televisiones privadas y se extendió el uso de las antenas parabólicas, recordarán la Teletienda, que se emitía de madrugada. Los dos productos estrella eran el wok y aquel juego de cuchillos en el que no se paraba de ofertar más cuchillos. Había ya un montonazo de cuchillos, pero todavía sacaban otro cuchillo, y otro, y otro... Pues así Sánchez con los pisos. Te saca miles, y más adelante otros miles, y después miles más. Lo de Sánchez es la Teletienda de los pisos. Y no ya para insomnes de madrugada, sino para despiertos a plena luz del día. Aunque el verdadero despierto es él. Igual que el vendedor de cuchillos de Teletienda, después del montón de Sánchez que ya nos ha vendido Sánchez siempre hay otro Sánchez. Es la Teletienda de Sánchez.

23.4.23

Ausencia de malicia

[Montanoscopia] 

1. A la IA le falta aún malicia y por eso es una inteligencia incompleta. El otro día se negó a responderle a uno que le preguntaba dónde comprar drogas en Madrid. Pero a continuación, cuando la pregunta era por dónde evitarlas, le soltó un listado de sitios. 

2. Estas quejas súbitas de que no hay sombra en la Puerta del Sol. Como si alguna vez la hubiera habido. El único árbol ha sido allí siempre el madroño del oso. Sería una ofensa al sol ponerle sombra a su puerta, que ha de ser solar como una plaza de toros. El ombligo de Madrid es ese núcleo de sol achicharrante: el kilómetro cero como el verano cero de Eliot. Me acuerdo también de Jünger. Estuvo en un curso en El Escorial con los cien años cumplidos. Era un mediodía de julio y quisieron llevarlo pegado a la pared de sombra, pero él se lanzó por la Lonja en línea recta: "¡Soy amigo del sol!". 

3. La palabra ambigua de David Jiménez Torres es un libro clarificador sobre el tema del que se ocupa: "Los intelectuales en España (1889-2019)", como dice el subtítulo. Es muy atractivo que del seguimiento, rigurosamente documentado, del uso de la palabra intelectual se desprenda una historia intelectual de España: sintética, articulada a partir de los conceptos y los temas, solo a propósito de los cuales aparecen los nombres propios. La antología de citas resultante tiene valor en sí misma (con hallazgos como la equivalencia entre un sainete de 1914 y una canción de Aerolíneas Federales de 1989). Y por encima está el valor del trabajo de Jiménez Torres, que logra aunar lo académico y lo ensayístico. En mi biografía adolescente, el significado de intelectual estaba claro: era el que intervenía en el debate de La Clave. Unos años más tarde, mi intelectual favorito desde el principio, Savater (en La palabra ambigua hay una muestra de los improperios que recibió por denunciar los crímenes de ETA), dio una definición irresistible, tomada de Jefferson: "Intelectual es el que trata a los demás como si fueran intelectuales". 

4. Apoyándose en otros estudiosos, Jiménez Torres hace una pequeña entomología de intelectuales. Falta el intelectual argullólico: aquel que se ocupa campanudamente de los grandes temas (el Holocausto, el Cambio Climático, la Amenaza Nuclear...) y no se moja con los de casa. El intelectual argullólico (que no es solo Argullol) siente especial fascinación por La lengua del Tercer Reich y Los verdugos voluntarios de Hitler. Tal vez porque se percibe como lejanamente protagonista de ambos libros. 

5. El rechazo por la palabra España de nuestra izquierda más ideológicamente autoconsciente nos ha librado, ni más ni menos, de padecer un peronismo español. Solo por eso el saldo es positivo. Pero, claro, eso no evita que siga siendo divertidísimo asistir a los rodeos que da por evitarla. Sigue ganando el socorrido el Estado español, o simplemente el Estado, con derivados como esa revista llamada Rock Estatal (¡me hace cosquillas el título!). El último malabarismo que me ha conquistado ha sido el de una autora asturiana, inteligente pero un tanto relamida, que vive en el extranjero y que, escribe, añora los paisajes de "la península e islas". 

6. Sánchez, escribe Ketty Garat en este periódico, no echa a Irene Montero del Gobierno porque "sería dar la victoria a Yolanda Díaz". Es un Salomón sin cuchillo. 

7. Gustazo por la explosión del cohete de Elon Musk. No por resentimiento, sino por lo contrario: la alocada alegría del despilfarro, lo que los antropólogos llaman potlatch. Musk nos ha regalado los fuegos artificiales más caros de la historia. 

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21.4.23

El sí y el no del PSOE

[La Brújula (Zona de confort), 1:25:30]

Hola, querido Rafa Latorre. Viendo ayer los melindres, o el asquito, con que el PSOE acogía la ayuda del PP para aprobar la reforma de la ley del 'solo sí es sí', me he acordado de todas las veces que desde el PSOE y sus intelectuales y periodistas orgánicos se ha difundido la excusa de que Pedro Sánchez se entregó a Podemos, ERC, Bildu y demás socios de su Gobierno Frankenstein porque no tuvo otra opción. O sea, porque Albert Rivera no quiso pactar con él y le empujó a aliarse con populistas, golpistas y filoetarras. Como si Sánchez hubiese estado deseando pactar con Ciudadanos, vamos. Esta excusa se la leí todavía hace unas semanas a un subdirector de El País. Que esto lo repita un hombre cuya obligación es estar bien informado delata al menos algo saludable: mala conciencia. Es decir, que por debajo de la capa interesada o cínica, al menos no hay una percepción equivocada de la realidad. Y la realidad es que el PSOE es ya lo que es: el partido que vota alegremente junto a Bildu y ERC, a los que les deja hasta que presenten sus leyes, como ha ocurrido con la ley de vivienda, mientras que se avergüenza de votar junto al PP, al que demoniza incluso el mismísimo día en el que está recibiendo su apoyo. La clave es esta: la demonización del PP. El partido al que, por cierto, más se parece (o se parecía) el PSOE, porque los llamados partidos de poder han de tener más convergencias que divergencias. Pero ahora el PSOE se avergüenza de ello. Sánchez lo instaló en su "no es no" contra el PP y de ahí se deduce todo lo demás: que puede ser sí con Podemos, ERC y Bildu, pero siempre no con el PP.

20.4.23

Hablando de zulos

La diputada de ERC Pilar Vallugera hacía unas extrañas contorsiones faciales mientras el diputado de Bildu Oskar Matute, de pie junto a ella ante el atril, presentaba la ley de vivienda que ambos partidos han acordado con el Gobierno. Este dejó que esos socios tan probos, tan ajenos a toda forma de criminalidad y golpismo, la anunciaran: sin duda para subrayar el carácter moral de esa ley. Una ley de vivienda intachable, nacida de la virtud. Casi daban ganas de refundar el Ministerio de la Vivienda de Franco, y que a las nuevas casas les pusieran el pegote ideológico. No ya el yugo y las flechas falangistas, del falangismo de entonces, sino el que corresponda al falangismo vigente. Al cabo, tales edificios no eran ni son ni serán más que el soporte de la plaquita: se erigen para poder poner la plaquita, el mojón propagandístico (físico o tácito).
 
La contorsionista facial Vallugera es la que hace unas semanas, desde la tribuna del Congreso, dijo que los hombres debían despertar a las mujeres antes de "tener sexo" con ellas. Esa pulcritud frente a pecados imaginarios (aunque loable, pues siempre es aconsejable despertar a las mujeres antes de follar), no se correspondía con esa cierta obscenidad de estar como orgasmeándose facialmente junto al macho alfa filoetarra: el amigo de quienes durante décadas estuvieron descerrajándoles tiros y poniéndoles bombas a mujeres (y niños y hombres) a las que mandaban al sueño eterno, con las nucas o sus cuerpos destrozados. Mujeres sin posibilidad de ser despertadas ya.
 
Esto de embadurnar la ley de vivienda con aromas filoetarras y golpistas tuvo un simpático precedente cuando el incomparable Gabriel Rufián, de ERC como la contorsionista Vallugera, puso hace dos semanas este tuit: "A ver si entre tanto besamanos y tanto día histórico nos da tiempo a aprobar una ley de vivienda digna para que la gente no pague zulos a precio de palacios y para que los propietarios no crean que tienen esclavos en lugar de inquilinos".
 
Obsérvese qué maravilla: "para que la gente no pague zulos a precio de palacios". Zulos. El bueno de Rufián utiliza esa palabra para indicar lo pequeños y malos que son esos pisitos de "la gente". Pisitos que además son caros. Pisitos en que "la gente" debe de sentirse encerrada, aprisionada, ¡secuestrada!... La semántica de la palabra zulo se la debemos a ETA, después de sus décadas criminales en que, además del asesinato, practicaba el secuestro, encerrando a "la gente" en agujeros. Al menos tenía el detalle ETA (¡no hay que cargar las tintas!) de no cobrar alquiler por sus zulos, lo que la diferencia del capitalismo. ETA brindaba gratis sus zulos, y tenía la cortesía de brindarles el transporte, también gratuito, a sus inquilinos. Como contrapartida, no permitía salir a estos. Incluso estaba dispuesta a dejarlos morir dentro del zulo, convertido en mortaja.
 
Hay algo de "yo me lo guiso, yo me lo como" en este uso aparentemente inocente (pero abyectamente culpable) que hace Rufián en apoyo de la ley de vivienda: ley en la que va de la mano de los herederos o amigos (o en casos como el de Arnaldo Otegi más aún que heredero o amigo, sino terrorista él mismo: precisamente participó en un secuestro) de los que cargaron de significado la palabra zulo.
 
ETA le dejó niquelada la palabra zulo a Rufián para que este pudiera ensalzar la ley de vivienda que unos días después iba a presentar su compañera diputada de ERC Vallugera en compañía del diputado de Bildu Matute, amigo de los semantizadores de la palabra zulo. Una increíble (¡y desvergonzada!) automamada ideológica.
 
* * * 

16.4.23

El verdadero ticket es Yolanda Díaz y Feijóo

[Montanoscopia]
 
1. Los más finos analistas (por ejemplo, Ignacio Varela) dicen que hasta después de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo son vanas las especulaciones sobre las elecciones generales, que serán previsiblemente en diciembre. Pero esto no evita que nuestra pulsión especulativa persista. Es inevitable proyectar, pensar, tratar de anticipar. Últimamente empiezo a aproximarme a los que piensan que Feijóo no gobernará. Sánchez es mucho Sánchez. Al fin y al cabo, es el protagonista del 'Manual de resistencia'. Cuenta con dos bazas: su convicción presidencial (lo único que sabemos de su ideología es que quiere ser presidente a toda costa) y que los españoles no parecen masivamente dispuestos a castigarlo por sus pactos y su política. Esa convicción le falta a Feijóo. No hay un empuje que supla el efecto inicial de su novedad. La sensación es que se desinfla. Solo en los momentos desafortunados de Sánchez (en los que abunda) Feijóo vuelve a parecer apetecible por su cualidad de no-Sánchez; lo que no deja de ser una cualidad ajena. Por otro lado, esa cierta apacibilidad en que se apoya se ve forzada, e incluso desmentida, por lo que todo el mundo sabe: que tendrá que pactar o al menos entenderse con Vox.  
 
2. La situación de Feijóo tiene cierto parecido, paradójicamente, con la de Yolanda Díaz. Esta también desea mostrarse apacible y muestra una imagen más bien blanda; aunque no aséptica como Feijóo sino sentimental. Y enfrente tiene un hueso duro de roer: Pablo Iglesias. Otro titán de la voluntad como Sánchez. En la presentación de Sumar escenificó el sacrificio de Iglesias, sin decir su nombre. Pero Iglesias, como Sánchez, resiste. Como Belarra e Irene Montero: también mujeres duras. El vídeo que ha lanzado Podemos esta semana y el mitin del sábado en Zaragoza son la expresión de que no se rinden. Las encuestas, por el momento, les dan más votos que a Yolanda Díaz. A esta le puede pasar, pues, lo mismo que a Feijóo. Tal vez ese sea el verdadero ticket de las futuras generales, un ticket de perdedores: Yolanda Díaz y Feijóo. Veremos.  
 
3. Las peluqueras son las nuevas taxistas. Estos tienen fama de ser tajantes en política, algo que no les ahorran a sus viajeros. Aunque de unos años a esta parte se diferencian menos de la sociedad, puesto que la sociedad entera se ha taxistizado. Así esa peluquera de Gijón que ha vetado la revista 'Hola' en su peluquería por sus portadas sobre Ana Obregón. "No compartimos el tráfico de seres humanos", ha declarado. Ya ni las peluquerías están libres de política. Aunque, ahora que caigo, los peluqueros de hombres, los barberos, siempre han soltado sus soflamas. No hay nada como tener público cautivo.  
 
4. Ha muerto Carlos Tena. Fui muy fan. Seguía sus programas de televisión, pero sobre todo los de radio. Aparte de los musicales, tenía uno delicioso en los ochenta, de madrugada, en los que conversaba con una mujer. Creo recordar que eran líos de pareja, woodyallenescos, situaciones cotidianas. Me admiraba la naturalidad y el encanto. Por otra parte, en aquella época todo estaba en su sitio: era la derecha la que montaba los escándalos y censuraba, como ocurrió con Las Vulpes. La provocación era de izquierdas. Más o menos lo contrario que ahora. Tena se fue luego a Cuba, por devoción castrista: no sé qué pensaría de los músicos que censuran y reprimen allí. Pero me quedo con la imagen de la única vez que lo vi: precisamente por el paseo de los Melancólicos de Madrid, paseando a su perro. Era una mañana gris y componía una melancólica figura. 
 
* * * 

14.4.23

La verdad de Sánchez y Ferrovial

[La Brújula (Zona de confort), 1:24:12]

Hola, querido Rafa Latorre. Se ha malinterpretado la conducta de Sánchez con la empresa Ferrovial. Se ha hecho una lectura demasiado literal de sus reacciones y por eso nos ha resultado tan raro lo que hacía. No se entiende que se entrometiera en un proceso que parecía imparable y que, en principio, no iba directamente con él. Pero Sánchez lo convirtió en algo suyo y ahora parece que, como los accionistas han votado lo contrario de lo que él proponía, él ha sido el gran derrotado. Me resisto a verlo así. Sánchez no puede haberse comportado de un modo tan poco inteligente. Si lo miramos de otra forma, queda todo más razonable. Veamos. ¿Y si en realidad el presidente del Gobierno Pedro Sánchez hubiese estado apoyando y reforzando en todo momento la estrategia del presidente de Ferrovial Rafael del Pino? Quizá por solidaridad entre presidentes. Si repasamos los hechos desde esta nueva perspectiva, ya no parecen raros, sino que encajan. Por ejemplo, cuando se insinuó que una de las razones de la marcha a los Países Bajos de la sede de Ferrovial era la inseguridad jurídica de España, el presidente del Gobierno de España corrió en auxilio de esa tesis, pronunciándose de un modo que, en efecto, evidenciaba la inseguridad jurídica de España. Cuando se habló de razones fiscales para que Ferrovial se fuera de España, el Gobierno, para que Ferrovial se quedara en España, deslizó amenazas fiscales. Y así hasta esa última carta del Gobierno a los accionistas cuyo fin solo podía ser darles el último empujón a los indecisos. El éxito ha sido incontestable: el 93,3% de los accionistas ha votado a favor del traslado de la sede de Ferrovial. Una casi unanimidad que no se hubiera alcanzado si Del Pino no hubiese contado con la complicidad de Sánchez.

13.4.23

Los cinco mandamientos de Dragó

Desde que Fernando Sánchez Dragó murió el lunes tengo la sensación de que a la vida le falta algo y la muerte está animada. Decían los clásicos que hasta el final no se puede saber si una vida ha sido feliz. A Dragó le quedaba el último acto y lo ha superado también. Ha muerto sin decadencia: un tuit con su gato y dos horas después el infarto fulminante. En uno de los Encuentros Eleusinos dijo Antonio Escohotado que esa era la manera perfecta de morir. La única pena es que no haya podido contar cómo vivió la muerte, con lo bien que contaba las cosas y lo que le hubiera encantado contarlo. Falta siempre la última historia, la que el escritor solo se puede contar a sí mismo, en un relámpago.

Hace poco vi una de las entrevistas que le hizo a Eugenio Trías. Este escribió, creo que en Los límites del mundo, que la muerte tal vez sea el salto definitivo de la totalidad del hombre al espacio-luz. Para Ernst Jünger era algo parecido, según formuló en Radiaciones: "En el ser humano reposan también cualidades que solo la muerte desplegará. Entonces la metamorfosis no ocurrirá ya en determinados estratos, sino en la plenitud. Oh vosotros, los grandes aventureros –esa será vuestra última y máxima aventura". Ha bastado que Dragó llegue a la muerte para que volvamos a pensar en ella como en una experiencia apetecible.

Me han emocionado en las crónicas del entierro los versos que se recitaron de Miguel Hernández, de la "Elegía a Ramón Sijé" (ese poema con el que aprendimos la palabra elegía): 
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero. 
Se recitó también "El viaje definitivo" de Juan Ramón Jiménez ("...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando..."), que aparecía en Relatos de poder de Carlos Castaneda. Me he acordado además de estos de Antonio Machado que Dragó citaba mucho: 
¿Y ha de morir contigo el mundo mago
donde guarda el recuerdo
los hálitos más puros de la vida,
la blanca sombra del amor primero,
la voz que fue a tu corazón, la mano
que tú querías retener en sueños,
y todos los amores
que llegaron al alma, al hondo cielo?
¿Y ha de morir contigo el mundo tuyo,
la vieja vida en orden tuyo y nuevo?
¿Los yunques y crisoles de tu alma
trabajan para el polvo y para el viento?
Me caía bien Dragó. Pasé épocas devotas y otras de distanciamiento, pero en todas persistió mi simpatía y mi admiración vital. Esta iba acompañada por una cierta culpa, porque me hubiese gustado que me gustase más como escritor. Pero me decía que le había salido mejor lo que es más importante: la vida. Y que era ejemplar su manera de poner la libertad en práctica; su soberanía en ejercicio. De todas formas tuve buenos raptos lectores con algunos de sus libros: con Eldorado (que leí en mi primer mes de universidad y que voy a releer ahora en homenaje: por darle el rato de inmortalidad que está en mi mano, que es reviviéndolo en la lectura), con Gárgoris y Habidis (en mis últimos meses de estudiante en Madrid, fundiéndose con aquella primavera apasionada) y con Galgo corredor (el año pasado, tras sentir una atracción irresistible desde la balda de la librería). Fueron muchísimas más las horas de radio y de televisión, y las conferencias, a las que me hice muy aficionado: hubo un tiempo en que lo seguía como los niños al flautista de Hamelin.

Cumplió el consejo que le dio Ernest Hemingway en el entierro de Pío Baroja: "Para escribir novelas conviene estar enamorado y mezclarse estrechamente con la vida". Esto viene en la celebrada solapa de la primera edición de Eldorado, de 1984 (aunque la novela es de 1961), junto con una rica biografía en tercera persona, sin duda escrita por él mismo, que se prolongaba hacia el futuro y ahora veo que más allá de esta muerte suya a los ochenta y seis años: "A los noventa y uno morirá en Alcazarquivir, codo a codo con don Francisco de Aldana, y nueve meses después resucitará en forma de gato". Tal vez en su última foto Dragó era ya el gato que había encima de su cabeza: llamado Nano, como su madre lo llamaba a él de niño.

Esta Semana Santa la he pasado revisando mi diario. En él tengo anotado que una tarde de 1992 fui a una conferencia de Dragó en Málaga. Soltó algunas exageraciones periodísticas, como la de que el último ser humano moriría en 1997 (según unos informes a los que había tenido acceso, dijo). Esto, naturalmente, ha caducado. Pero no han caducado otras cosas de aquella tarde. Por ejemplo, los cinco mandamientos que dio para orientar (y fundar) la búsqueda personal, como alternativa a todas las iglesias. Con sus palabras me despido (la última frase me conmocionó):
1. Accede al centro por el laberinto. 
2. Vive el instante. 
3. Lo que hagas, no lo hagas como un medio, sino por sí mismo. 
4. Ama todo lo creado. 
5. "La verdad os hará libres". O lo que es lo mismo: "La libertad os hará verdaderos". 
* * * 

9.4.23

¿Qué las das, Sánchez?

[Montanoscopia]
 
1. Bajo las cursilerías bienintencionadas del acto de Yolanda Díaz en el polideportivo Magariños ("con entrada gratuita para los niños"), latía una despiadada violencia. Había una víctima propiciatoria: Pablo Iglesias, el hombre a batir. Me recordó a Las bacantes de Eurípides. Díaz y las suyas de Sumar eran las bacantes, las adoradoras de Dioniso (en este caso Sánchez: un Dioniso paradójicamente apolíneo). En la tragedia las bacantes descuartizan a Penteo. Lo de Magariños fue un descuartizamiento ritual. Iglesias se ha cargado él solito con los atributos del chivo expiatorio. Es el Jesucristo de nuestra política. En la izquierda se cumplen ahora las teorías de René Girard. Los pecados de todos (empezando por la militancia de Ferraz del "¡Con Rivera no! ¡Con Iglesias sí!") han sido depositados en un solo culpable, Iglesias, y cunde el convencimiento de que acabando con él advendrá la purificación y todo comenzará de nuevo.

2. Esas instantáneas de lideresas mundiales lanzándole miraditas al presidente Sánchez. Hay ya una nutrida colección, en la que destaca Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea y del Club de Fans de Sánchez. La última incorporación, ciertamente inesperada, ha sido la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, arrobada desde la extrema derecha con las fuerzas de progreso. Da miedo (y también reconforta) que por debajo de los protocolos, la etiqueta y los trajes latan las pulsiones elementales: el animal que llevamos dentro. Hay una curiosa diferencia. Los varones captados en situación semejante suelen mostrar una mirada acuosa, rijosa, en el fondo impotente. Las mujeres en cambio (admito aquí mi sesgo perceptivo; la male gaze que ha estudiado Manuel Arias Maldonado) proyectan kriptonita: es una mirada inequívoca pero no desembarazada del pudor, lo que multiplica su potencia. Es la bomba atómica. ¿Qué las das, Sánchez? 

3. En el editorial de El País que consagra las bodas de Sánchez y Meloni no se habla de ultraderecha ni extrema derecha, denominaciones con las (en encomiable sintonía con Moncloa) venía siendo tan pródigo, incluso con quienes ni siquiera eran de derechas (bastaba con ser antisanchista). Sí dice el diario gubernamental, con un resto de honradez, la menos gastada y connotada derecha extrema. David Jiménez Torres ha señalado agudamente en El Mundo este tipo de prestidigitaciones. La más común hoy es aquella que elude hablar de extrema izquierda (por evitar la carga simétrica que aportaría la propia izquierda que ceba extrema derecha) y escoge la churrigueresca izquierda a la izquierda del PSOE. A estos análisis de la actualidad a partir de los usos de la lengua nos enseñó Arcadi Espada, en mi caso a partir de su libro Diarios y su blog. Otro ejercicio memorable ha sido el de David Mejía en The Objective. Ha desenmascarado una trampa habitual en nuestro debate público, caracterizado no por el diálogo racional sino por la pugna entre facciones. Estas aspiran a adulterar los términos en cuestión mediante su deslizamiento hacia otros supuestamente no cuestionables que además constituyen delitos. Mejía pone dos ejemplos: a la gestación subrogada llamarla compra-venta de bebés, y al aborto llamarlo asesinato. Quien ejecuta cualquiera de estas dos operaciones verbales, concluye Mejía, pretende criminalizar al adversario. Está además, considero, la aspiración a situarse en una posición blindada, indiscutible. Es también una operación de autosalvación.

4. El sórdido Hervías. Quienes nos abstuvimos de votar a Ciudadanos en las últimas generales en buena parte por sus manejos (en connivencia con Rivera) tenemos ahora otra buena razón, además del casi inevitable pacto con Vox, para abstenernos también con el PP: el hecho de que Hervías (nuevo lanzahuesos de aceitunas) esté ahora en el PP. 

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7.4.23

Trabajar en Semana Santa

[La Brújula (Zona de confort), 1:24:57]

Hola, José Miguel Azpiroz. Te he estado escuchando toda esta Semana Santa en 'La Brújula' y debo decir que tú, y no los que se han ido de vacaciones, tienes razón. Porque, como decía el poeta Jaime Gil de Biedma, "tienen razón los días laborables". Y no hay días más laborables que aquellos en que uno trabaja mientras los demás están de vacaciones. Así que te felicito a ti y a todos los compañeros de Onda Cero que se han quedado. Yo, aunque fuera, también trabajo, como se ve (o se oye) ahora. Además, trabajar en Semana Santa es más descansado que no trabajar. No hay vacaciones más esforzadas que las de Semana Santa. Por descontado, los que preparan las procesiones y participan en ellas hacen un trabajo descomunal, tal vez el mayor trabajo que les toca hacer en todo el año. Pero también trabajan los asistentes a las procesiones, que deben embutirse durante horas en una multitud para poder verlas. Las procesiones son un espectáculo en el que los que se asoman a ver a los penitentes sufren igual penitencia; o incluso mayor, porque deben permanecer estrujados. Una paradoja es que tampoco se ahorran la penitencia quienes se oponen a la Semana Santa. Estos ven cómo se altera la dinámica de la ciudad, sobre todo en las grandes capitales semanasanteras, como Sevilla o Málaga. Pero es que oponerse a la Semana Santa, subrayándolo a cada momento, es igualmente muy cansado. Tampoco se libran quienes prefieren escaparse a la playa, la montaña o el extranjero, porque entonces se ven sometidos al trabajo esclavo de las redes sociales, que les obligan a producir fotos, vídeos y frases felices. Así que, José Miguel Azpiroz y demás compañeros, todos trabajan más que los que os habéis quedado (o nos hemos quedado) trabajando. ¡Enhorabuena!

6.4.23

La resurrección genética de Aless Lequio

Me jacté de haber atravesado la semana pasada sin escribir de Ana Obregón como el yogui atraviesa el fuego sin quemarse. Pero en mitad de la semana siguiente, es decir, de esta en la que estamos, me dispongo a quemarme a lo bonzo ante la concurrencia. ¡Así funciono!

El asunto ha empezado a interesarme cuando me he dado cuenta (yo que soy fan de las películas de Almodóvar) de que es la película de Almodóvar perfecta. En realidad, superior; puesto que se trata de la vida misma. Hay una protagonista apasionada, con emociones fuertes, que se antepone al mundo y sus convenciones, tira para adelante en su fidelidad a sí misma, algo estrafalaria, y concluye en una situación extrema y artificiosa que, sin embargo, lleva con naturalidad: una naturalidad colorida y pop. Además, conserva el candor en el corazón del escándalo.

Sin entrar en el debate de la gestación subrogada (¡pesadísimo debate con argumentos prefabricados entre nuestras sectas teológicas, lo de siempre!), yo pongo el foco en los caminos de la vida: en la astucia del gen egoísta de Dawkins por abrirse paso, sirviéndose esta vez de la película de Almodóvar que protagoniza Ana Obregón, entre la reprobación del público. El gen congelado del hijo muerto que la madre resucita para que engendre un hijo del hijo, que será su nieto. La abuela ejecutando ese empalme de ultratumba que reactiva la cadena genética. Aunque legalmente deberá figurar como madre: el gen también sortea la burocracia.

Richard Dawkins se arrepintió más tarde de haber llamado egoísta al gen, como tal vez Ana Obregón se arrepienta de la primera razón que dio, demasiado inmediata, demasiado sincera: "Nunca volveré a estar sola". En realidad, pensó Dawkins, debería haberle puesto al libro El gen inmortal. Pues de eso de trata: de la inmortalidad. No de la trascendente sino de la inmanente, de la terrena: la que se desarrolla en el entrelazamiento de las generaciones que se pasan el testigo. A la larga esta vida morirá también, pero ese impulso es la única manera de proyectarse sin teología.

A los que mueren sin descendencia se les llama muertos genéticos. Aless Lequio parecía condenado a ser uno. Pero su madre lo ha impedido: ha resucitado sus genes. Que son también los de ella. Hay una profunda belleza ontológica bajo este melodrama almodovariano. Del que también forma parte la madre gestante, subrogada, en situación de penumbra y tal vez de una triste servicialidad, pero imprescindible en la fabricación de la vida.

Las dos últimas portadas del Hola, bizarras, luminosas, completan la de hace tres años, la del luto irreparable. Entonces se volvió a lamentar que no hubiese una palabra equivalente a huérfano cuando se pierde a un hijo. Pero la palabra (creo que se lo oí a alguien) debería ser la misma, huérfano: huérfano de hijo. (Me recuerda a la tristísima figura legal que hubo en el Brasil de Getúlio Vargas para los hijos de los militares encarcelados por conspirar en favor de la democracia: huérfanos de padre vivo.)

Lo que ha pasado con la niña nacida del esperma de Aless Lequio y un vientre alquilado, Ana Sandra Lequio Obregón, dicen, es obsceno, horrible, un "deleznable giro definitivo del neoliberalismo". La vida nunca ha estado bien vista: siempre hubo que hacer guarrerías para que surgiese, para espanto de los curas, de los que hoy hay más fuera de la Iglesia, en las iglesias ideológicas.

No está mal para una Semana Santa, en que Cristo resucitará por sus habituales medios ultraterrenales, mientras que el gen de Aless Lequio lo ha hecho por los únicos que puede, los terrenales. 

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2.4.23

Entrada gratuita para los niños

[Montanoscopia]
 
1. ¿Es posible que estén de nuevo ilusionados? En el Polideportivo Magariños ("con entrada gratuita para los niños", rimaban durante años en la radio) tendrá lugar hoy la verdadera procesión del Domingo de Ramos, con Yolanda Díaz oficiando como una Jesucristo rubia de Barrio Sésamo. Se trata de apretar mucho los ojos, colectivamente, para que se cumpla un deseo. El voluntarismo de Sumar obra prodigios aritméticos: como se ha dicho, es una suma que resta; pero también una división que pretende multiplicar. Visto con perspectiva, es una venganza del PCE (o IU) contra Podemos, que lo cooptó en el pacto de los botellines. Entonces Iglesias humilló a Garzoncito. Este (que se ha tomado el Ministerio de Consumo como una Cartuja, con voto de silencio) decidió cabalgar el tigre de Iglesias para no ser devorado. Hoy Yolanda Díaz y él rinden a Iglesias y se disponen a devorarlo en cuanto las futuras elecciones lo permitan. Aunque técnicamente ya no es el PCE, es el PCE: que fue legalizado una Semana Santa y tiene la astucia de la Iglesia. La Iglesia venció a Iglesias. Yolanda Díaz, montada en la borriquilla de sí misma, dejará pequeña esta mañana a la predicadora evangelista del PP.

2. Se trata, en el fondo, de recuperar la senda de Errejón, la que se extravió en Vistalegre y era la correcta. La correcta en abstracto, porque en lo concreto tenía la dificultad invencible de todo proyecto de peronismo español, que pretende levantar el vuelo sin el motor del nacionalismo español.

3. Rebeca Argudo me regaló un libro fabuloso: Follando con mujeres trans, de Mira Bellwether. Entre muchos caramelos, aparece el concepto irresistible de "mujeres con pene". Me he acordado del amigo que, harto de bregar con las mujeres, encontró la solución en los trans: "¡Eso es, tías con polla! ¡Tías con polla!".

4. La propuesta de que los hombres (y las mujeres con pene) meemos también sentados me parece de lo más interesante. No en vano, hacerlo de pie se estaba revelando como una clara desventaja evolutiva: eran unos segundillos preciosos que perdíamos de estar con el móvil.

5. Me gusta jugar al intercambio de parejas en la prensa. Imaginar, por ejemplo, al general Espinosa con Stormy Daniels. Y, sobre todo, a Trump con Chocho Volador.

6. No deja de sorprenderme la naturalidad con que se sueltan retahílas inquisitoriales. Y a la cara del acusado, sin pudor: prueba de que el que las suelta da por hecho que está obrando bien. Así el periodista Roger Escapa a Risto Mejide en Catalunya Ràdio (pongo la traducción que venía en El País): "Tienes una situación de privilegio desde hace mucho tiempo: eres un hombre blanco, heterosexual, cis, que ha ganado dinero… ¿Crees que estás en igualdad de condiciones que una persona 20 años más joven a la hora de enamorarte?". Lo llamativo es eso, la naturalidad, el tono desenfadado, la gestualidad guay (está en vídeo). Mejide se defiende bien, pero da igual: va contra la época. Por otro lado, esta es una excepción en la vida de Mejide: él suele estar justo en el otro lado, el del inquisidor. Pero a mí me interesa la retahíla del tal Escapa, esa emisión ideológica que ahoga la vida. Una historia singular, que solo conocen sus protagonistas, es envuelta en una manta uniforme, con todos sus detalles allanados por ideas previas, que además son falsas. 

7. María Kodama y Borges se llevaban 37 años. Los años que ella ha tardado en morirse después de que él se muriera. Esperó a tener la misma edad que él, 86. Al fin son una pareja equilibrada. 

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