[Montanoscopia]
1. Los más finos analistas (por ejemplo, Ignacio Varela) dicen que hasta después de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo son vanas las especulaciones sobre las elecciones generales, que serán previsiblemente en diciembre. Pero esto no evita que nuestra pulsión especulativa persista. Es inevitable proyectar, pensar, tratar de anticipar. Últimamente empiezo a aproximarme a los que piensan que Feijóo no gobernará. Sánchez es mucho Sánchez. Al fin y al cabo, es el protagonista del 'Manual de resistencia'. Cuenta con dos bazas: su convicción presidencial (lo único que sabemos de su ideología es que quiere ser presidente a toda costa) y que los españoles no parecen masivamente dispuestos a castigarlo por sus pactos y su política. Esa convicción le falta a Feijóo. No hay un empuje que supla el efecto inicial de su novedad. La sensación es que se desinfla. Solo en los momentos desafortunados de Sánchez (en los que abunda) Feijóo vuelve a parecer apetecible por su cualidad de no-Sánchez; lo que no deja de ser una cualidad ajena. Por otro lado, esa cierta apacibilidad en que se apoya se ve forzada, e incluso desmentida, por lo que todo el mundo sabe: que tendrá que pactar o al menos entenderse con Vox.
2. La situación de Feijóo tiene cierto parecido, paradójicamente, con la de Yolanda Díaz. Esta también desea mostrarse apacible y muestra una imagen más bien blanda; aunque no aséptica como Feijóo sino sentimental. Y enfrente tiene un hueso duro de roer: Pablo Iglesias. Otro titán de la voluntad como Sánchez. En la presentación de Sumar escenificó el sacrificio de Iglesias, sin decir su nombre. Pero Iglesias, como Sánchez, resiste. Como Belarra e Irene Montero: también mujeres duras. El vídeo que ha lanzado Podemos esta semana y el mitin del sábado en Zaragoza son la expresión de que no se rinden. Las encuestas, por el momento, les dan más votos que a Yolanda Díaz. A esta le puede pasar, pues, lo mismo que a Feijóo. Tal vez ese sea el verdadero ticket de las futuras generales, un ticket de perdedores: Yolanda Díaz y Feijóo. Veremos.
3. Las peluqueras son las nuevas taxistas. Estos tienen fama de ser tajantes en política, algo que no les ahorran a sus viajeros. Aunque de unos años a esta parte se diferencian menos de la sociedad, puesto que la sociedad entera se ha taxistizado. Así esa peluquera de Gijón que ha vetado la revista 'Hola' en su peluquería por sus portadas sobre Ana Obregón. "No compartimos el tráfico de seres humanos", ha declarado. Ya ni las peluquerías están libres de política. Aunque, ahora que caigo, los peluqueros de hombres, los barberos, siempre han soltado sus soflamas. No hay nada como tener público cautivo.
4. Ha muerto Carlos Tena. Fui muy fan. Seguía sus programas de televisión, pero sobre todo los de radio. Aparte de los musicales, tenía uno delicioso en los ochenta, de madrugada, en los que conversaba con una mujer. Creo recordar que eran líos de pareja, woodyallenescos, situaciones cotidianas. Me admiraba la naturalidad y el encanto. Por otra parte, en aquella época todo estaba en su sitio: era la derecha la que montaba los escándalos y censuraba, como ocurrió con Las Vulpes. La provocación era de izquierdas. Más o menos lo contrario que ahora. Tena se fue luego a Cuba, por devoción castrista: no sé qué pensaría de los músicos que censuran y reprimen allí. Pero me quedo con la imagen de la única vez que lo vi: precisamente por el paseo de los Melancólicos de Madrid, paseando a su perro. Era una mañana gris y componía una melancólica figura.
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En The Objective.