28.4.23

La Teletienda de Sánchez

[La Brújula (Zona de confort), 1:24:30]
 
Hola, querido Rafa Latorre. La reinvención de Pedro Sánchez como promotor inmobiliario, con sus incesantes ofertas de pisos, me ha recordado la primerísima imagen que tuve del hoy presidente, cuando se presentaba en las primarias. Me pareció un vendedor de enciclopedias. Un vendedor de enciclopedias con una peculiaridad: que no tenía enciclopedias que vender. Era, pues, un vendedor de falsas enciclopedias. O un vendedor de humo. O un vendedor de sí mismo. Ante todo, un vendedor. Desde entonces, en la ya larga trayectoria de Sánchez, se ha repetido ese esquema de hablar campanudamente de cosas que no existían. Por ejemplo, sobre aquel comité de expertos de la pandemia, del que luego se supo que nunca existió, dijo no solo que asistía a las reuniones, sino que aprendía mucho en ellas. (Eso de Sánchez aprendiendo mucho en un comité de expertos inexistente me lo creo.) Pero la otra tarde, cuando Sánchez ofertó en el Senado veinte mil pisos más, me acordé de otra cosa. Los insomnes de los noventa, cuando empezaron a emitir las televisiones privadas y se extendió el uso de las antenas parabólicas, recordarán la Teletienda, que se emitía de madrugada. Los dos productos estrella eran el wok y aquel juego de cuchillos en el que no se paraba de ofertar más cuchillos. Había ya un montonazo de cuchillos, pero todavía sacaban otro cuchillo, y otro, y otro... Pues así Sánchez con los pisos. Te saca miles, y más adelante otros miles, y después miles más. Lo de Sánchez es la Teletienda de los pisos. Y no ya para insomnes de madrugada, sino para despiertos a plena luz del día. Aunque el verdadero despierto es él. Igual que el vendedor de cuchillos de Teletienda, después del montón de Sánchez que ya nos ha vendido Sánchez siempre hay otro Sánchez. Es la Teletienda de Sánchez.