24.1.18

Lo que han perdido

Me hizo gracia el otro día un amigo: “¡Y nosotros ahí buscando libros de Salvat-Papasseit! ¡Entrando en las librerías a preguntar qué tenían de Salvat-Papasseit!”. Esa era, en efecto, una vivencia cotidiana de los aficionados a la poesía españoles de mi generación: no hacíamos más que buscar libros de Salvat-Papasseit. Y de Josep Vicenç Foix, y de Josep Carner, y de Carles Riba, y de Marià Manent, y de Pere Quart, y de Joan Vinyoli, y de Joan Brossa, y de Gabriel Ferrater, y de Pere Gimferrer. ¡Hasta de Salvador Espriu, con eso lo digo todo!

La sensación de estafa ahora es descomunal. Y no es porque sean ahora peores poetas. Hablo solo de sentimientos. ¿El asunto no eran los sentimientos? Pues el sentimiento es que antes tenían el aprecio y ahora no tanto como el desprecio, pero sí desde luego el hartazgo. La salvación ahora es estrictamente individual: puedo coger Sol, i de dol, de Foix, o Poemes civils, de Brossa, y disfrutarlos. Pero aisladamente: ya no se benefician de ese viento general que (desde la Transición) los empujaba a todos.

Los nacionalistas se han cargado lo que habían conseguido los poetas. Se habla ahora de seducción. Los poetas catalanes nos sedujeron, y en su día consideré seriamente ponerme a estudiar el catalán. No lo hice porque se interpuso el portugués, pero en mi cabeza estuvo hacerlo. Hoy no me lo habría planteado ni de coña. Por cada verso de Salvat-Papasseit hay un millón de rebuznos de Puigdemont.

Lo que han perdido es la simpatía previa que les teníamos y ese dar por hecho su inteligencia, una inteligencia que no solo presumíamos mayor sino también más refinada. Ahora tendrán que ir demostrándolas de uno en uno, y partiendo del socavón en que los nacionalistas los han situado a todos.

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En The Objective.

22.1.18

El Puigdemont perfecto

No entiendo la pregunta de si Puigdemont podrá gobernar telemáticamente. ¿Pero qué se piensan que es un Puigdemont gobernando? A un presidente serio supongo que sí le resultaría difícil o imposible. ¿Pero a Puigdemont? ¿Qué ha hecho Puigdemont en persona que no pueda hacer a distancia?

Por lo demás, ¿qué es “a distancia” para Puigdemont? Desde que fue investido presidente, Puigdemont ha estado distanciadísimo de la realidad de Cataluña: lo que ha tenido en la cabeza es una abstracción igual de distante de la Cataluña real se esté en Montserrat o en Bruselas. De hecho, para lo que Puigdemont hace quizá le convenga más estar en Bruselas. Cuanto menos roce y menos ruido reciba de la Cataluña real, mejor para sus propósitos.

Ahora se ha puesto de moda el hombre bomba, que estalla con su bomba y se destruye a sí mismo al tiempo que destruye todo lo de su alrededor. Pero lo que se ha llevado toda la vida ha sido el dinamitero a distancia. Colocas la carga en un sitio y te alejas para hacerla detonar. Se trata de destruir lo demás pero tú ponerte a salvo. En este sentido, Puigdemont es un dinamitero perfecto de la vieja escuela. Desde Bruselas volará Cataluña mientras él se mantiene a salvo.

Cataluña será un enorme dron para este piloto loco que no va a estrellarse con el aparato. O un capitán del Titanic poniendo el trasatlántico a toda marcha contra el iceberg, mientras él está en su habitación comiendo chocolate belga o coliflores. Puigdemont puede estar ante el chollo de su vida: un kamikaze que no va a hacerse papilla con el avión. Un kamikaze que vivirá para contarlo. Y luego habrá que leerse encima sus memorias.

No es ya que los catalanes lo vean solo por la pantalla, es que él verá solo por la pantalla a los catalanes. Los catalanes aparecerán ante el adolescente Puigdemont como esos transeúntes de videojuego a los que hay que atropellar para ganar puntos. Y, como una cosa lleva a la otra, podrá montarse también fabulosas sesiones de cibersexo con su electorado. Al fin y al cabo, le han votado por su pornografía política.

Durante su visita a la hamletiana Dinamarca, no se espera que Puigdemont se pregunte si ser o no ser (su pelucón no parece muy permeable a la metafísica), ni manifestará ningún tipo de duda acerca de si estar o no estar. La opción es ya no estar, pero causando más estropicio aún que si estuviera. Esta vez no habrá que corregir al becario cuando ponga “embestidura”.

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En El Español.

15.1.18

Boadella president

Este martes Albert Boadella le toma la delantera al procés. Un día antes de la constitución del nuevo parlamento catalán, el dramaturgo será investido presidente en el exilio de Tabarnia. Por vía telemática, como exigen los nuevos protocolos delirantes. Si Puigdemont termina haciéndolo así también, será ya una parodia de su parodia. La realidad catalanista se ha convertido en eso: en un espejo deformante de monigotes ya deformados. Valle-Inclán se hubiera deprimido al ver lo inocentones que resultaban en comparación sus esperpentos.

El propio Boadella ha debido de sentir algo parecido en estos años. Las salvajadas de su Ubú president quedaron muy disminuidas cuando salieron las verdades de los Pujol. Y todo lo ocurrido desde que Artur Mas apareció como Moisés hasta las andanzas por Bélgica de Puigdemont, en plan quinto beatle con algo de Raphael, ha rebasado todo lo que podría habérsele ocurrido al fundador de Els Joglars. Ahora al fin reacciona y se pone a la altura de los acontecimientos. El clima ya era propicio gracias a la contraofensiva de los carnavales de Cádiz.

Hace muchos meses, al ver por qué territorios tan alucinantes se iba metiendo el procés, que se confiaba en los carnavales de Cádiz para que dieran la respuesta a medida de lo que estaba pasando en Cataluña. Recuerdo, por ejemplo, un artículo de Andrés Trapiello. Los gaditanos han dado el campanazo el primer día, con la chirigota de la decapitación de Puigdemont. Y ante los nervios de los envarados nacionalistas, han advertido que los carnavales no han hecho más que empezar...

El otro gran respiradero, o aliviadero, ha sido lo que se ha montado con Tabarnia, que nos ha hecho felices durante estas últimas semanas. Como se ha dicho, más que la broma en sí, ha sido glorioso ver a los independentistas enredados en su propio reflejo: combatiendo a unos fantasmas que eran calcaditos a ellos. La presidencia telemática de Boadella va a ser la guinda de este jocoso pastel.

La contestación humorística ha sido la adecuada, porque, como dijo Cioran, las religiones y las ideologías son ante todo cruzadas contra el humor. El humor descoloca a estos angelitos, que encima quieren que no nos riamos de ellos. Pero, además del disfrute que nos proporcionan, con nuestras risas les prestamos a ellos un servicio psiquiátrico. Como un primerísimo paso hacia la salud mental, es bueno que perciban que fuera de su burbuja de acero, más allá del búnker acorazado de sus delirios patrióticos, lo que hay son... risas.

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En El Español.

9.1.18

Jot Down 21

En el trimestral nº 21 de Jot Down, especial URSS, que salió a la venta hace ya unas semanas, colaboro con el artículo "La Revolución en directo", sobre el libro de Jacques Sadoul Cartas desde la revolución bolchevique (ed. Turner). La revista se puede comprar en librerías o por la web de Jot Down.

8.1.18

Ciudadanos como fracaso

Al ver el odio que entre muchos suscita Ciudadanos suelo acordarme de lo que escribió Bertrand Russell sobre Spinoza en su Historia de la filosofía occidental: “Spinoza es el más noble y el más amable de los grandes filósofos. Intelectualmente algunos le han superado, pero éticamente es supremo. En consecuencia, durante su vida y un siglo después de su muerte, se le consideró un hombre temiblemente malvado”. Sé que es exagerado comparar a un partido medianito como Ciudadanos con un filósofo enorme como Spinoza, pero los comparo justamente por eso en lo que resultan comparables. Al fin y al cabo, Ciudadanos no es odiado por sus defectos –que los tiene– sino por sus virtudes.

Tengo para mí que ese odio es un síntoma de lo que va mal en España, un país con una relación conflictiva con lo político: dejado (pasivo) en un extremo y excesivamente ideologizado en el otro. Una ideologización esta última que tiende más que nada a lo pegatinesco: hace de la ideología un complemento del vestir que ejerce como rasgo identitario. Así, entre votantes desinteresados y votantes partidistas parece que nunca llegan a afrontarse los problemas que tienen que ver con la realidad. Solo, acaso, los económicos, cuando acucian. Pero nunca los educativos, los judiciales, los relacionados con la corrupción, ni verdaderamente los territoriales. Los partidos suelen derrochar sus energías en sus propias derivas ilusorias (y eso en el tiempo que les deja libre la lucha por el poder, dentro del partido y con los demás partidos).

A Ciudadanos no termino de verlo como partido de poder, y no sé qué va a pasar cuando el poder le caiga encima. Supongo que tarde o temprano vendrá la decepción para quienes lo estamos votando. Mi deriva ilusoria particular era (es) la de verlo como una especie de partido corrector: de corrector del bipartidismo por la incompetencia de los dos grandes partidos, únicos responsables de la crisis del bipartidismo.

El nacimiento de Ciudadanos en 2006 fue, en realidad, un fracaso: nació porque el PP y el PSOE lo habían hecho mal. En primer lugar en Cataluña, que fue donde Ciudadanos nació: tras el entreguismo del PP y del PSC/PSOE a los nacionalistas. Ciudadanos ha ido creciendo en los últimos años a nivel nacional (tras el suicidio del otro partido reformista, UPyD, que fue igual de odiado), y ha crecido también espectacularmente en Cataluña. El odio que le tienen Podemos y los nacionalistas es normal, porque Ciudadanos combate lo que ellos representan. Lo que no es tan normal es el odio que le tienen el PP y el PSOE: porque Ciudadanos representa lo mejor de lo que ellos deberían representar y se resisten a representar. Y este es el signo de un gran fracaso.

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En El Español.

6.1.18

Mi Nietzsche (en veinte aforismos)

Esta selección de Aforismos que hizo Andrés Sánchez Pascual para Edhasa contiene, casi sin excepciones, el Nietzsche que quiero. Selecciono veinte de su selección:

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Todo lo que es profundo ama la máscara.

Las cosas grandes exigen que se calle acerca de ellas o que se hable de ellas con grandeza, es decir, con inocencia –cínicamente.

Oro.– No todo lo que es oro reluce. El brillo suave es propio del metal más noble.

Original.– Lo que distingue a una auténtica cabeza original no es ser la primera en ver algo nuevo, sino el ver como nuevas las cosas viejas, conocidas de antiguo, vistas por todo el mundo y no tenidas en cuenta por nadie. El primer descubridor es por lo general aquel fantoche tan habitual y tan desangelado –el azar.

Sólo se es fecundo al precio de ser rico en antítesis.

Hablar mucho de sí mismo es también un medio de ocultarse.

Para no apartarme de mi manera de ser, que dice sí y que sólo de manera indirecta, sólo contra su voluntad, tiene que ver con la contradicción y la crítica, voy a señalar enseguida las tres tareas en razón de las cuales se tiene necesidad de educadores. Se ha de aprender a ver, se ha de aprender a pensar, se ha de aprender a hablar y escribir: la meta en estas tres cosas es una cultura aristocrática.

Compensación del poeta: sus sufrimientos y el placer de expresarlos.

Un oficio es algo bueno: lo interponemos entre nosotros y los demás y así tenemos un escondite tranquilo y artero y podemos hacer y decir lo que todo el mundo considera que tiene derecho a aguardar de nosotros. También puede utilizarse de ese modo una fama precoz: presuponiendo que, detrás de ella, pueda nuestro yo, sin que se lo oiga, volver a jugar libremente consigo y a reírse de sí mismo.

Sé una placa de oro –así las cosas se inscribirán sobre ti con letras de oro.

El estado genial de una persona es aquel en que, con respecto a una y la misma cosa, se encuentra simultáneamente en estado de amor y en estado de burla.

Signos de aristocracia: no pensar nunca en rebajar nuestros deberes a deberes de todo el mundo; no querer ceder, no querer compartir la propia responsabilidad; contar nuestros privilegios propios y su ejercicio entre nuestros deberes.

Muerte.– Gracias a la segura perspectiva de la muerte podría estar mezclada a cada vida una exquisita y aromática gota de ligereza –¡y lo que vosotros, extrañas almas de boticario, habéis hecho de ella es una gota de veneno que sabe mal y vuelve repugnante la vida entera!

La salud se anuncia: 1) por un pensamiento con un vasto horizonte; 2) por sentimientos de reconciliación, de consuelo, de perdón; 3) por el melancólico reírse de la pesadilla con que hemos estado peleando.

Enemigas de la verdad.– Las convicciones son enemigas de la verdad más peligrosas que las mentiras.

El artista trágico no es un pesimista –dice precisamente incluso a todo lo problemático y terrible, es dionisiaco...

Que vuestra vida esté separada de la calle por un elevado muro de jardín: y si el perfume de las rosas de vuestro jardín llega al otro lado, llevado por el viento, que inspire nostalgia al corazón de alguien.

Nuestros defectos son siempre nuestros mejores maestros: pero con nuestros mejores maestros siempre somos desagradecidos.

Fórmula de mi felicidad: un sí, un no, una línea recta, una meta...

Madurez del adulto: significa haber reencontrado la seriedad que teníamos de niños al jugar.

1.1.18

La ilusión de un principio

Para el fetichista de las fechas, un 1 de enero que cae en lunes es el día perfecto: tiempo de empezar, de empezar de una vez, por más que esté todo empezado. Se trata de empezar con lo que hay, procurando lo nuevo: la vida nueva, naturalmente.

Entramos por la puerta del año, que se encomienda a Jano, dios de las puertas, los finales y los principios. Enero, como es sabido, viene de Januarius (igual que January o Janeiro). El dios Jano mira también para atrás, pero en la práctica le damos un portazo al año viejo y nos abrimos al nuevo. Decía Borges que la mañana “nos depara la ilusión de un principio”. Hoy la ilusión es cuádruple, porque además del día comienzan la semana, el mes y el año. Lo dicho: el día perfecto.

Otro 1 de enero (del siglo XIX) Nietzsche formuló un hermoso propósito en un texto que tituló Sanctus Januarius. Lo copio como estímulo y regalo: “Quiero aprender cada vez mejor a ver lo necesario de las cosas como lo bello –así seré de los que vuelven bellas las cosas. Amor fati: ¡que ese sea en adelante mi amor! No quiero librar guerra a lo feo. No quiero acusar, no quiero ni siquiera acusar a los acusadores. Apartar la mirada: ¡que sea esta mi única negación! En definitiva, y en grande: ¡quiero ser, un día, uno que solo dice sí!”.

Los buenos propósitos son eminentemente autoayudescos. Hay un párrafo de otro alemán, Goethe, que viene a ser la síntesis de toda autoayuda posible: “A propósito de todas las iniciativas, hay una verdad elemental cuya ignorancia mata innumerables ideas y espléndidos planes: en el momento en que uno se compromete de verdad, la Providencia también lo hace. Toda clase de cosas comienzan a ocurrir para ayudar a esa persona, cosas que sin su previo compromiso jamás habrían ocurrido. Todo un caudal de sucesos se ponen en marcha con aquella decisión, ayudándole por medio de incidentes inesperados, encuentros insospechados y ayuda material que nadie hubiera soñado que pudieran ocurrir. Si sabes que puedes, o crees que puedes, ponte en marcha. La audacia tiene genio, poder y magia”. (Obsérvese que esta autoayuda segrega la complicidad –la asistencia– de lo ajeno: el providencialismo es un humanismo, y un universalismo).

Así que ahora o nunca: 2018 o nada. La experiencia nos dice que terminará imponiéndose el desastre anual. Pero hay que empezar fuerte: no vamos a tirar la toalla tan temprano. Con Borges, Nietzsche, con Goethe, nos hacemos la ilusión.

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En El Español.