
30.5.09
Subida al Vesubio

28.5.09
Momento antifranquista

En la segunda, que he escuchado hoy en el autobús a Benalmádena, Benet interviene menos, porque son varios los participantes; pero las pocas veces que lo hace es el mejor, y el que tiene más gracia. De este coloquio, me ha llamado la atención el desdén con que hablan algunos (en especial Zamora Vicente) de la literatura hispanoamericana, que por entonces empezaba a triunfar entre los lectores españoles. A los de mi edad, que ya crecimos leyendo a esos autores, nos sorprende constatar aquella resistencia del principio. Quizá a los visitantes hispanoamericanos de este blog que lo escuchen les sorprenda también.
22.5.09
El mundo sigue

19.5.09
Orquídea negra

* * *
Hoy, además, era mi cumpleaños. El blog lo inauguré el día de mis cuarenta. Nací por la tarde, a las siete.
18.5.09
Comienza un idilio

Ayer, después de comer, con el café y un purito, me puse al fin A dos metros bajo tierra. ¡Magnífica, magnífica! La gozosa sensación de que empezaba un idilio. Un idilio de, exactamente, sesenta y tres días: porque sesenta y tres son los episodios y sólo veré uno por jornada. He optado por sacarle placer al aplazamiento de la compulsividad. La serie me la mandó entera, en un pendrive, mi amiga Francis. ¡Estupendísimo regalo! Son horas de felicidad archivada... Muchos tienen a esta serie como su favorita de todos los tiempos (la tenía Bayón, por ejemplo, aunque sólo pudo ver dos temporadas; y la tiene Francis). No sé si en mi caso llegará a tanto, pero por el capítulo piloto sé que me va a enganchar.
17.5.09
Temprano

Ser occidental significa de alguna manera tener sitio en el corazón para un altar donde lo venerado es la igualdad humana, principal motivo de orgullo para nuestra cultura. Sin embargo, algunos limitamos ese principio inviolable a un trato no discriminatorio por parte de las leyes, y reclamamos una igualdad jurídica compatible con las más amplias libertades. Otros —a cuyos motivos e iniciativas se dedica este libro— llevan veinte siglos abogando por abolir compraventas y préstamos para defender a quienes obtuvieron peores cartas, son incapaces de autogobernarse o sencillamente no están dispuestos a tratar la vida como un juego, aunque sus reglas sean claras.Este domingo volveré a coger la bicicleta. Pensaba hacerlo por la mañana, pero no: lo haré al atardecer. Mi verano lo puedo anticipar ya: trabajo y pedaleo. Del triángulo que me atenaza, sólo un vértice está en mi mano, sin aplazamiento: el de la escritura.
16.5.09
Los enemigos del comercio

15.5.09
La mujer del maestro

Los cuerpos anudadosUn día, leyendo ese poema o algún otro equivalente, me invadió una sensación embarazosa: la de que ese cuerpo que yo saboreaba en los versos, el cuerpo que el poeta ponía en la página, no era otro que el de su mujer... Y, en vez de retirarme, perpetré la broma:
son el libro del alma:
con los ojos cerrados,
con mi tacto y mi lengua,
deletreo en tu cuerpo
la escritura del mundo.
Un saber ya sin nombres:
el sabor de esta tierra.
Deletrea el cuerpo de Marie-Jo(Lo cual, bien mirado, es una alegoría de la lectura.)
para que luego lo deletree yo.
13.5.09
Paradoja del pesimista

Esta mañana, sin embargo, me he fijado en el artículo de Javier Pradera en El País. No por lo político, sino por la paradoja del pesimismo que enuncia, a propósito del momento del debate de ayer en que Zapatero acusó a Rajoy de "jalear la crisis":
En el mundo de la política, las separaciones analíticas entre las previsiones de los acontecimientos —formuladas con una pretensión científica de rigor— y los deseos de que tales sucesos efectivamente tengan lugar [...] dejan de resultar teóricamente claras y terminan siendo borradas cuando las pasiones partidistas, los intereses materiales y las ganas personales de tener razón entran en juego.Termina recordando las palabras del portavoz económico del PP, Montoro, que dijo en una rueda de prensa que los cinco millones de parados estaban "al alcance de la mano". Una frase sintomática y deplorable; en la línea (aunque sin muertos) del "¡han sío los moros!" con que se saludaron, esgrimiendo el signo de la victoria, dos miembros del PSOE cordobés al encontrarse después de los atentados del 11-M. Evidentemente, ni Montoro se alegra de los parados, ni los dos socialistas cordobeses se alegraron de las víctimas. La cosa es más simple: enfangados en la lucha partidista, ni siquiera los perciben. Ante el pastel de los beneficios propios, desaparecen (o se velan) los sufrimientos ajenos: no vaya a ser que, por un prurito perceptivo, se les amargue ese pastel.
Pero yo no estoy en la política, sino en la filosofía. De la tríada distorsionadora de Pradera —"las pasiones partidistas, los intereses materiales y las ganas personales de tener razón"— me interesa esta última. Es decir: la del pesimista sin partido ni interés. El Schopenhauer que celebra cada nueva atrocidad porque confirma su filosofía. Si se ha hecho pesimista, es porque en algún momento se horrorizó. Pero ahora señala las catástrofes regocijado: "¿lo veis, lo veis?". Es como si le estuviera dando puñetazos al mundo. Y si alguien le reprochara su actitud, podría replicarle: "¡Sí, pero el mundo empezó primero!".
11.5.09
Duchamp y los literatos

Me hace mucha gracia lo que cuenta Duchamp de Apollinaire –y de los "hombres de letras"– en sus Conversaciones con Cabanne (ed. Anagrama). Copio esto primero:
Cabanne: Apollinaire escribió que usted era el único pintor de la escuela moderna que se preocupa actualmente –lo dijo durante el otoño de 1912– del desnudo.Pero lo mejor viene antes en el libro, y ahí se aprecia la actitud exacta que tenía Duchamp hacia los literatos (¡entre los que me incluyo, naturalmente!):
Duchamp: ¿Sabe una cosa? Apollinaire escribía lo que le pasaba por la cabeza. De todas formas me gusta lo que hizo porque carece del aspecto formal de ciertos críticos.
[...]
Cabanne: En esa época aparecen Los pintores cubistas de Apollinaire, donde se incluye esta sorprendende frase: "Tal vez le estará reservado a un artista tan carente de preocupaciones estéticas, tan lleno de energía como Marcel Duchamp reconciliar Arte y Pueblo".
Duchamp: Ya se lo he dicho: decía cualquier cosa. Nada podía impulsarle a escribir esa frase. Pongamos que algunas veces adivinó lo que yo iba a hacer, pero "reconciliar Arte y Pueblo" es una buena broma. Es algo típico de Apollinaire. En ese momento yo no era muy importante en el grupo y pensó: "Debo escribir algo sobre él, sobre su amistad con Picabia".Y escribió cualquier cosa; sin duda, en su forma de ver las cosas, era algo poético, pero en ello no había nada veraz ni de análisis correcto. Apollinaire tenía don de gentes, veía cosas, se imaginaba otras que están muy bien, pero ésa es una afirmación suya y no mía.
Cabanne: ¿Conoció usted a Apollinaire?A continuación, por cierto, se habla de la primera vez que expuso Duchamp, que fue en 1909: ¡hace ya cien años! Asumo mi situación: miro con desconfianza a los nocillas, mientras me refugio en lo que era novedad hace un siglo; pero eso es lo que hay (por el momento: mi actitud no es deliberada, ni programática; me limito a constatar). Una de las cosas más apabullantes que suele decirles Vicente Luis Mora a los que entran a gamberrear en su blog es: "¡Criticar es muy fácil! ¡Pero muestra tu discurso! ¿Dónde está tu discurso?". Yo participé algunas veces al principio, pero al encontrar esa frase (aunque no dirigida a mí) me quedé acojonado. ¿Cuál es mi discurso? ¿Dónde está mi discurso? Soy, me temo, una apollineriana mariposa –huyendo de Nabokov.
Duchamp: No mucho. Por otra parte, exceptuando a las personas que tenían más intimidad con él, era muy difícil conocerle. Era una mariposa. Si estaba con nosotros hablaba de cubismo y después, al día siguiente, leía a Victor Hugo en un salón. Lo divertido de los hombres de letras de esa época es que cuando uno los encontraba con otros dos hombres de letras no se podía pronunciar ni una palabra. Era toda una serie de fuegos artificiales, mentiras, todo ello insuperable, porque estaba dicho con un estilo que uno era incapaz de utilizar; así que uno se callaba. Un día fui con Picabia a comer con Max Jacob y Apollinaire. Fue algo increíble; nuestro espíritu dudaba entre la angustia y unas enormes ganas de estallar en carcajadas. Los dos seres vivían con la óptica de los hombres de letras de la época simbolista de la década de 1880.
10.5.09
Cagarrutillas vs. 'bullshit'
Quizá les entretenga a mis fans este simpático intercambio de impresiones que he tenido en el blog de Ferré. He lanzado mis cagarrutillas contra el bullshit nocillesco. Y, como resultaba previsible, me han embadurnado. Soy un adolescente: me siguen divirtiendo estas cosas... (¡Ah, cuándo me llegará la ansiada madurez: les juro que la ansío!)
9.5.09
Menú de voces

7.5.09
Poder comenzar

Hannah Arendt, en el segundo tomo del escrito póstumo Sobre la vida del espíritu, expresará la sospecha de que también Heidegger, con su "historia del ser", ha sucumbido a esta tentación, la de encontrar una auténtica lógica detrás del enredo del tiempo. En dicho texto sitúa a Heideger en la cercanía de aquellos "pensadores profesionales" que no se conforman con la libertad y su "inevitable azar", que no quieren "pagar el precio de la contingencia, aunque pongan así en peligro el bien de la espontaneidad, que a ellos les parece problemático".De manera que ordeno mi escritorio y mi programa. Hago píos propósitos para los dos cuatrimestres que aún le quedan al año. Y me concentro en funcionar.
.....Frente al "punto de vista de los hechos naturales" y de los "procesos automáticos que parecen determinar inequívocamente la marcha del mundo", la acción ocupa una posición especial "como algo curioso o prodigioso". Actuar significa poder tomar la iniciativa, poner un inicio, un comienzo.
.....Hannah Arendt, que había escapado al Holocausto, desarrolla en Vita activa [La condición humana] los diseños grandiosos de una filosofía del poder comenzar. Y precisamente esta filosofía lleva la huella de su amor por Heidegger. Cuando éste subió a su buhardilla en Marburgo, tenía en la pluma su filosofía del logro de la propiedad por el "precursar la muerte". Ella, que escapó a la muerte, responde complementariamente, como lo hacen los amantes, con una filosofía del correr hacia el principio, hacia el poder comenzar. "El milagro, que interrumpe siempre de nuevo la marcha del mundo y el curso de las cosas humanas, salvando de la perdición..., es en definitiva el hecho de la natalidad, el haber nacido... El 'milagro' consiste en que en general los hombres nacen y a la vez nace el nuevo comienzo que, gracias al nacimiento, ellos pueden realizar por la acción".
.....Esta impresionante respuesta a la filosofía heideggeriana de la mortalidad, esta filosofía de la natalidad conoce también la afección de la angustia, así como el júbilo por haber llegado al mundo.
4.5.09
Contra la teocracia

2.5.09
La boutique ideológica

Malgrat confessar-se de tradició àcrata i de reconèixer que es mira les estructures estatals amb certa prevenció, va opinar que, si Catalunya vol continuar existint, ja no té espai dins l'Estat espanyol, sinó que se n'ha de construir un de propi.Llach: he ahí a un pijo en la boutique ideológica. ¿Qué me sienta bien, con qué me veo guapo? Con lo de "ácrata". Lo compro y me lo pongo. Ah, pero aquí veo otro trapito: el "estado propio" catalán. ¡Lo compro y me lo pongo también!
Si el asunto fuese ideológico, podría achacársele una cierta contradicción. Pero no estamos en eso: estamos en una boutique. Lo importante es que se vea guapo y se sienta guay, con esto y con aquello. (En plan maniquí de poses ideológicas.)
1.5.09
La Montaña de la Muerte

Sin embargo, de todas las creencias del antiguo Japón sobre la muerte, la más persistente es la que la relaciona con las montañas. Desde un principio se las tuvo por morada de los dioses y, como tales, se las consideraba sagradas. En sus cimas se erigieron santuarios sintoístas y, después, templos budistas. ¿Acaso vieron en ellas los japoneses de aquel tiempo el punto de contacto entre los dioses, que nacen del sol, y los hombres, que viven en la tierra? La palabra japonesa para los dioses sintoístas es kami, que significa también "lo más alto" —algo que parece indicar que los dioses contemplan desde las cumbres montañosas las estrechas planicies habitadas por los hombres.Hago una pausa para el almuerzo, y con los garbanzos recuerdo una ráfaga de conversación de anoche, con Ferré. Tenemos unas charlas muy graciosas últimamente. Yo le suelto bromitas sobre (contra) los nocillas, y él lindezas del tipo: "Lo tuyo es mera pirotecnia verbal; pero lo significativo es lo que subyace: tus esquemas conservadores de vida y pensamiento". El otro día me definió también Adrede como "dubitativo y vagamente vienés". No, si al final va a resultar que soy algo. Qué bello es vivir.
.....Pero los dioses del Sinto no rigen la muerte, sino la vida. En algunas zonas del norte de Japón se venera a las deidades de las montañas como dioses del nacimiento, y en la prefectura de Aomori, también en el norte, las ceremonias de acceso a la madurez se celebran en ellas. La literatura clásica da pruebas de que los esponsales se realizaban en lugares montañosos. En muchas partes del Japón se cree que, en primavera, los dioses de las montañas se convierten en dioses de los campos y bajan a proteger los cultivos, tarea que sólo abandonan en otoño, tras la cosecha; entonces regresan a su hogar en las cumbres. Ahí, donde habitan los dioses, habitan también los muertos, contemplando las moradas de los vivos. Ello explica la creencia, vigente aún entre los japoneses de hoy, de que por lo menos la primera parte del viaje de la muerte transcurre por las montañas. Hasta hace muy poco se calzaba a los difuntos con sandalias de paja para que pudieran caminar por "la Montaña de la Muerte" (shide no yama). Y, como muchas otras creencias, la que representa a la muerte como un viaje por las montañas tiene su reflejo en numerosos poemas de despedida.
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