
29.2.12
El día más delgado

28.2.12
Descanso sin bajarme del caballo

Descanso sin bajarme del caballo* * *
El calor destroza cuanto se ve
Ante mí la Frontera
Una voz me dice no cruces nunca esa Frontera
Fumo un cigarro
Sacudo mi uniforme de 35 campañas
Indiferente como un caballero
Que lo ha perdido todo y no espera ganar nada
Cruzo el río.
Epílogo melancólico. Buscando en Google algún rastro de aquel recital en Málaga, encuentro la noticia de que el dueño de El Cantor de Jazz, cerrado unos años antes, murió abrasado en 2007. No sé qué pensaría Espada de estos artículos, pero lo cierto es que entre uno y otro componen una novela. Báez también lo habló en su blog, copiando un poema del fallecido que termina: "Acaso algún día descubriremos / por qué el cadáver mudo que arrastramos / nos mira, implorando que lo dejemos morir".
26.2.12
Contra el fatalismo

* * *
(4.3) Otra mención en "¿Para qué sirve meditar?".
25.2.12
Las leyes

Es signo de madurez, quizá de conservadurismo: comprender la razón de lo que hay. Pero es una comprensión que en sí misma no es conservadora, porque se encuentra al término de un recorrido en que fue cuestionado todo. Y ahora mismo esa razón no se presenta como sustancial: no es un decreto metafísico, sino más bien un resultado, una sedimentación. Después de milenios, la cosa está así. No quieta, después de todo (literalmente después de todo), sino moviéndose. Lo que no hay es que ponerle cascabeles.
24.2.12
La impostación

23.2.12
Festival Losada

21.2.12
El fuego del poeta

Me he quedado pensando en el fuego, en el uso poético del fuego. Todo poeta lo ha mencionado profusamente en sus versos, y el propio Paz llegó a ponerle a una selección de su obra El fuego de cada día. El poema que le dedicó Luis Cernuda, "Limbo", termina: "Mejor la destrucción, el fuego". También me he acordado de esta anécdota que le sucedió al final de su vida a otro amigo de Paz (y del fuego), André Breton, según la cuenta el biógrafo Polizzotti:
Esta posteridad no era ilusión ni vanagloria, pues la posición del propio Breton, particularmente entre los jóvenes, era mayor que nunca... aun si a veces se manifestara en formas perversas. Uno de los homenajes más curiosos que se le hicieron durante este periodo ocurrió en enero de 1963, cuando unos jóvenes poetas (drogados, afirmaría Breton) se deslizaron dentro del 42 de la rue Fontaine a mitad de la noche y trataron de quemar la puerta de su departamento: muestra de afecto que habría sido cómica de no ser por el hecho de que los tubos de gas estaban justamente detrás de la pared y por pura buena fortuna no estalló todo el lugar. Después de este incidente, Breton quitó su nombre de la puerta e instaló un candado más grande.
20.2.12
Llegó

18.2.12
El apocalipsis es solo una melancolía
Pocos lectores de este blog no lo serán también del de Arcadi Espada y ya habrán visto enlazada allí la conferencia. La pongo para los despistados; y porque la conferencia lo merece. Quizá Espada sea, pese a sus Sebrelis, nuestro único periodista efectivamente nietzscheano; pues nietzscheano es –no en la retórica, sino en lo que vale– aquel capaz de combinar la frase con que he titulado el post con esta cita de Ferlosio:
Aristóteles, en su defensa del argumento, percibe claramente el achaque de la historia: su deficiencia en conexiones lógicas; pero al preferir el tipo de argumento que aporta la ficción, siempre mejor o peor trabado, y apagar la contingencia, parece buscar la paz del alma, eligiendo, frente a la turbadora turbulencia de los hechos, la limpia e inteligible consecuencia lógica. El amor a la consecuencia o congruencia se revela como un sedante estético: al estridente, rayante, chirriante, incomprensible, zumbido y frenesí de un mundo malo, todos prefieren la música.Es decir, aquel capaz de combinar la conciencia del sinsentido con la acción; o con una actividad intelectual que no sea meramente estética o dadaísta. Aquel que no es aplastado, en un mundo así, y sin engañarse, ni por la melancolía ni por el apocalipsis. La pregunta que me acucia es: ¿puede conseguirse sin estar metido en el batiscafo del narcisismo? (Y sé que empleo una metáfora.)
Pero al final de la conferencia viene un sorpresón para nosotros, los espadistas: un guiño new age, el primero que le recuerdo. Espada se refiere al mindfulness sin tacharlo de magufo. E incluso haciendo suyos, para "el periodista moderno", sus propósitos:
La conciencia plena de nuestro lugar en el mundo. El conocimiento de los hechos que ocurran a nuestro alrededor sin juzgarlos. Y el dejar que las emociones que nos provocan esos hechos atraviesen nuestro cuerpo sin dañarlo demasiado.Aquí se tiende un puente implícito, y curiosamente soslayado, con el primer intelectual (el primero de estos últimos tiempos españoles) que nos señaló la ciencia: Salvador Pániker. Se me abren un montón de asuntos que no tengo ganas de anotar ahora; lo haré otro día. Vuelvo al hilo, pero solo para terminar. Espada añade que no practica el mindfulness: pero puede que esa meditación (como otras de su género) sea el camino –deliberado, quizá esforzado– hacia lo que el narcisismo da de gracia.
* * *
(19.2) Hay respuesta de Arcadi Espada. Buen botín: declaración de neurastenia por parte del maestro y vía expedita para nosotros, los espadistas, hacia una técnica orientalizante.
16.2.12
Una rubia entre nosotros

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(17.2) Más Rosenvinge, en Hoy empieza todo.
13.2.12
Una ilusión
Ambición periodística no tengo; pero sí que tenía una ilusión: compartir espacio con Savater y Azúa. No contaba con que se cumpliera, pero de repente uno y otro se han descolgado en Jot Down (sumándose a Enric González, que lo hizo hace tiempo).
11.2.12
Archivo Pessoa
Toda la obra édita de Pessoa, en portugués: en Arquivo Pessoa.
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(13.2) ¡Y los cuadernos inéditos!
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(13.2) ¡Y los cuadernos inéditos!
7.2.12
Rescate de tuits
Serrat-Sabina: el Dúo Estático.
Un Tàpies es un cuadro mágico: si usted lo descuelga de la pared, sigue habiendo un Tàpies.
Los grandes campeones del ciclismo español sólo son derrotados por extraños ídolos primitivos: Hautacam, Clembuterol...
Un Tàpies es un cuadro mágico: si usted lo descuelga de la pared, sigue habiendo un Tàpies.
Los grandes campeones del ciclismo español sólo son derrotados por extraños ídolos primitivos: Hautacam, Clembuterol...
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