29.1.10

La vida de Montano

'La vida de Montano' se publicó desde el 3 de diciembre de 2009 hasta el 28 de enero de 2010 en 'Factual', el periódico digital que dirigió Arcadi Espada. Aquí van todos los textos, salvo tres o cuatro que no me terminaban de convencer.

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¡A ver si me la encuentro!

Empiezo a contar la vida de Montano. ¡A ver si me la encuentro!

Mi principal novedad autobiográfica es esa: que he empezado a usar el twitter.

Uno adquiere complejo de salchichón: no me ofreceré entero, sino en rodajas. (¡Cortadas muy finitas!)

Llevo un minuto de autobiografía twitteada y ya he aprendido la lección fundamental: el twitter es el mensaje.

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Heroína contemporánea

En la cola del Supersol una vieja se ha cagado encima. Menudo pestazo. Se ha quedado paralizada, mirando al suelo: recogida en su vergüenza.

Pero ha intervenido esa heroína contemporánea, la cajera: “A tu madre la limpias en tu casa, que el otro día dejó el wáter tó perdío”.

Dicen que el pueblo español es mayoritariamente de izquierdas. Yo lo encuentro más bien fascistoide, sólo que se ve guapo de izquierdas.

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La Biblia de mi nueva vida

Desayuno releyendo el contrato de Factual, a modo de Biblia de mi nueva vida (que es la de siempre, pero contada en twitter).

De acuerdo: no mentiré, describiré el mal (¡yo, el mundo!), mostraré mi trazabilidad y, sobre todo, seré un objeto bello, singular y cálido.

Bueno, sobre esto último no descarto dar alguna que otra vez la nota "en la dirección opuesta".

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Un parado esquiando

Sierra Nevada ofrece descuentos a los parados. Un parado esquiando. Se me queda esa imagen.

Gastarse el subsidio en esquíes. Para deslizarse por un suelo que sea como sus horas: blancas, frías.

O para aproximarse al precipicio. Quizá en la oferta va incluido el precipicio.

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Charcutería

Vaya, resulta que en casa ha tocado un jamón. Parece que en cuanto me propongo ser autobiográfico, caigo en la charcutería.

El jamón en la pared: cosa inquietante. (Mon semblable, mon frère!)

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La epiquilla del invierno

Anoche me encontré en la calle con un viejo conocido: el frío. Después de nueve meses, ya lo daba por muerto.

Este año el verano ha durado en Málaga lo que un embarazo. Ha resultado agradable: el calentamiento global es un útero cojonudo.

Y ahora, a saborear la epiquilla del invierno. (Aquí nada es serio: el invierno tampoco.)

El invierno: primavera de las bufandas.

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Perfume

Me fijo en el nombre de mi perfume: “Truth”. Fue un regalo de hace tres o cuatro años y aún voy por la mitad. Lo he usado poco.

¿La verdad está en la cosa o se le pone a la cosa? Lo cierto es que huele bien.

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Rosquillas

Feria del Dulce de Convento, en Torremolinos. La organizadora: "Se van a vender como rosquillas". No cae en que son justo eso: rosquillas.

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Errores

Sin puente. Trabajo en casa.

Ahora me dedico a hacer correcciones para una editorial, y a escribir.

O sea: a eliminar los errores de los otros, y a añadir los míos.

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Por si acaso

Crujido extraño del ascensor poco antes de llegar. Decido subir a pie, por si acaso.

Una vez arriba, lo llamo. Me intriga saber “qué hubiera pasado”. Alcanza mi piso sin contratiempos. Decepción.

¿Y si no se ha descolgado porque iba sin carga? Me espero a que lo use alguien. Necesito saber si he sobrevivido de milagro.

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Huevos a la vida

El ascensor no se ha desplomado todavía. Entré en casa y he pasado la mañana trabajando. Pero con el oído puesto.

Los vecinos ignoran el riesgo que corren.

Luego tendré que bajar. Aún no sé si por las escaleras, o echándole huevos a la vida.

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La mujer en los treinta

¡Ah la mujer en los treinta! Anoche me crucé con una en un semáforo: caminaba altiva, con paso firme.

Se dejó atrás un foulard y la llamé: "Oiga, se le ha caído...". Me interrumpió enérgica: "¡No! ¡Lo he tirado!". Ni se paró.

Me alejé armando este tweet en la cabeza. Y envidiando al que la tiene en el bolsillo.

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Jubilados

Debo de llevar vida de jubilado, porque me los encuentro siempre.

Paseando por los mismos sitios a las mismas horas, tomando el solecito, hojeando los periódicos en el OpenCor...

El tiempo que dedican al parchís, es el que yo dedico al intelecto.

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Susto en la noria

Lo de “lo he tirado” me ha recordado aquel susto en la noria gigante.

Me subí con mi amigo Curro. Su perfil no resultaba el más tranquilizador para una atracción de riesgo: era devoto de Panero y Artaud.

Con la noria parada arriba, le entró un ataque de pánico. Le dije: "Calma, no vas a caerte".

Su respuesta me provocó el pánico a mí: “¡No tengo miedo de caerme! ¡Tengo miedo de tirarme!”.

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Miedo para su edad

Una vez, pagando en la librería del Corte Inglés, me fijé en un niño que esperaba su turno. Tendría ocho años, con gafitas. Iba solo.

Cuando le tocó, preguntó al dependiente, muy educadito: "Disculpe, ¿libros de miedo para mi edad?".

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Loncha de vida

Salgo a hacer una gestión y aprovecho para cortar alguna loncha de vida...

¡Allí! Una anciana se aproxima en su silla de ruedas, empujada por una mulatita guapa y aburrida.

La anciana en cambio está feliz. Viene royendo un pastel, sujetándolo con las dos manos, como un monito.

Al pasar a su altura descubro que no era un pastel, sino su dentadura postiza.

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El culo de las cajeras

Un misterio de este mundo es el culo de las cajeras.

Puede pasar años sin que se levanten.

Hoy lo ha hecho la simpática de los escotes.

Me quedo con sus tetas.

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Eros y Tánatos

Como iba con prisa, me he lanzado a cruzar con el semáforo en rojo.

De pronto, la visión de una tía en pelotas: una revista en la calzada.

He dudado un segundo si agacharme y justo entonces me ha pasado rozando un coche.

Es el amor el que va con la muerte. El sexo, con la vida.

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Algo sucio

Ese gesto de taparse con la mano al hablar por el móvil.

Me recuerda al de quienes lo hacen en el restaurante para hurgarse con el palillo.

Comparten lo mismo: algo sucio en la boca.

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Sábado noche

En el Supersol veo lo que no quiero ver: dos chicos llenando sus mochilas de botellas. Ven que les he visto.

No sé cómo hacerles comprender que no los voy a denunciar. (¿Tengo ya el aspecto del señor que denuncia?)

En la cola me he olvidado de ellos. Suena la alarma. Carreras. Vuelven con uno. "Ahora todos los sábados igual, para el botellón..."

El atrapado es bajito. Más que miedo, se le ve pereza por lo que va a suceder.

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No es la guerra

Las palomas son tontas, como la paz.

Se ponen a picotear en la calzada y las aplastan los coches.

A veces, aún mueven las alas.

(No es la guerra: es la vida.)

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Frío siberiano

Llega el frío siberiano.

El malagueño es muy mal ruso.

El verano que nunca se acababa, ahora lo tenemos que pagar.

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Peligros de la simetría

Se ve que la idea de mi padre era tener dos canarios.

Por eso, cuando amaneció muerto uno, mató al otro.

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Bengalas

En un jardín del extrarradio juegan dos chicas, andarán por los catorce.

Tratan de encender una bengala. No les sale. Risas. Al fin lo consiguen y admiran el chisporroteo que se eleva.

Pienso: en pocos años recrearán este juego, con otro tipo de bengalas.

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Ombligos

Con este frío se agradecen los ombligos.

Hoy todavía una lo llevaba al aire.

El calentamiento global, concentrado en un punto.

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Sismógrafo

Noche turbulenta. Agitación en la cama, sin poder dormir.

Otro año arruinado.

Por la mañana las sábanas revueltas son el sismógrafo del insomnio.

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Un artista del aparcar

He vuelto a ver al gorrilla aquel canoso. Iba sin barba, bebido. ¿Habrá estado en la cárcel todos estos años?

Solía mentirme: "Es usted un artista del aparcar". Yo le daba con gusto la propina.

Una mañana vi su foto en el periódico. Había matado a otro gorrilla, machacándole la cabeza con una señal de tráfico.

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Cuando estaba contigo

“No sería para tanto. Estos años no te he visto tan mal.”

Es de esas frases que no se responden, aunque se tiene la respuesta exacta:

“Porque sólo me has visto cuando estaba contigo.”

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Los días de la basura

Estos son ya los días de la basura.

Hay dos misiles apuntando a cualquier proyecto: la Nochebuena y la Nochevieja.

Dejarse caer hasta la uvas, y luego renacer. (Con el cuerpo emporcado.)

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Escenario de mi cobardía

El ascensor: escenario de mi cobardía.

Esa jugada de meterse rápido y pulsar el botón, cuando se aproximan los pasos de un vecino.

Ahora, con las puertas automáticas, hay suspense hasta el último segundo.

Me escondo en el ángulo muerto y lo mejor es la carrera y el suspiro final de decepción, por la ranura.

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Sólo la puntita

Invierno intermitente: ayer de nuevo sol, hoy lluvia.

Así no hay forma de que arraigue el espíritu del norte.

El pensamiento nos mete sólo la puntita.

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¡Duchamp funciona!

Voy a mear y es el urinario el que me mea.

Unos gamberros le han dado la vuelta al grifito fotoeléctrico.

Me miro la polla mojada buscando la firma de Duchamp.

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Mi Bulli es este malestar

Twittear medio dormido, con resaca.

Mi Bulli es este malestar: dolor de cabeza, picor de ojos, neuronas torpes, con espumilla.

Transcribo desde mi mesa (de auto-autopsia): deconstrucción de Montano.

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Asco bajo la lluvia

¡El romanticismo de los paraguas! Una pareja (veinteañeros de barrio) se besa bajo el suyo.

Nada interesante para el twitter. Pero ella se separa abruptamente.

“Lo haces como con asco. ¿Llamaste a la negrita?”

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Solsticio en la ducha

Celebro la entrada del solsticio en la ducha.

Agua hirviendo, achicharrando la piel.

A mí el clima no me chulea.

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Doble calcetín

Signo del invierno en Málaga: el doble calcetín.

Es lo más lejos que está el pie de la arena de la playa.

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Dentífrico infantil

Se ha terminado el dentífrico. Uso el que tienen en casa mis sobrinos, con sabor a golosina.

Dentífrico infantil: el dentífrico de cuando decíamos "dentrífico".

Toda la mañana paladeando el tiempo en que la Navidad no era un coñazo.

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Diminutivo cariñoso

"No le pegue usted". Una voz de anciana, en tono de lástima. Se lo ha dicho a otra que va con un perro.

"No, si yo le pego sólo a la correílla. Mire, mire." Le da con su bastón a la correa.

Me llama la atención el desplazamiento del cariño: "correílla". Al fin y al cabo es ella la que se lleva los golpes.

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Lotería

He tenido suerte: no me ha tocado la lotería.

A estas alturas, me habría dado rabia.

Demasiado tarde.

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Qué pereza

Una familia gitana. La madre empujando un carro de supermercado lleno de bultos (no de supermercado). El padre con el niño. Se dirige a mí.

"¿No tendrá usté fuego p'a la bengala del niño?". "Pero si es un petardo". "No, esto no explota". Lo enciende, lo arroja un metro y explota.

Mientras me alejo, escucho una y otra vez, hasta que dejo de oírle: "Pero niiiiño, ¿no me habías dicho que era una bengaaaala?".

Qué pereza el paripé. Son siglos de marginación, pero qué pereza.

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Descripción del mal

El crac cuando se pisa, sin querer, un caracol.

No miramos abajo, pero sabemos lo que hay.

La argamasa de un cuerpo aplastado, con los cascotes de su casa.

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Correcciones

Fealdad y belleza: en el autobús de la costa, las suites de Bach.

Horrores urbanísticos corregidos por el iPod.

Atravesar el lodazal en una barca de oro.

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Arreglos con la verdad

¡No sé mentir! Y cuando lo hago, termino en un arreglo con la verdad, a posteriori.

Ayer me escapé de su casa con la excusa de que tenía que pasarme por la Fnac.

No tenía previsto pasarme por la Fnac, pero al final di un rodeo para pasarme por la Fnac.

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Los globos se escapan

El niño no se lo puede creer: el globo se le ha escapado de la mano.

Mira para arriba, a la vez que desciende el rostro de su madre. Por las rendijas de los besos, el niño todavía le echa un vistazo al globo.

Pronto se olvida. Conserva un resto de estupor, pero ya vuelve a sonreír.

Esta vez la herida ha sido suturada a tiempo.

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Mapamundi horario

Noche en vela, trabajando.

Amanece y mi cabeza se derrumba.

Miro el mapamundi horario, para ver por dónde se está poniendo el sol.

Japón: me acogeré a su noche.

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Metafísica

Me cruzo con mi viejo profesor de metafísica.

Ese tiempo que él desdeñaba, en aras del Ser, lo ha triturado.

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Día de los Inocentes

Ya no se ven los monigotes aquellos, de tebeo, en las espaldas.

Pero es porque no nos fijamos bien: somos nosotros, en las espaldas del mundo.

Siempre recuerdo la humorada de Juan de Mairena, que anunció a Cioran: "Un pedagogo hubo: se llamaba Herodes".

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Cañones

Me fijo en las botellas de champán en el supermercado: horizontales, apuntando como cañones.

A la señal convenida, le dispararán al nuevo año.

Y lo hundirán.

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Ya sabía que no

Una mujer pasea a su hija paralítica. Hace sol. La criatura disfruta con su racioncita de sensualidad.

La madre es alegre. Se para a hablar con el matrimonio que está a mi lado en el banco. Asuntos cotidianos, banales.

Se despide. Su ánimo ha hecho que la tarde vuelva a parecer grata. Si guardaran silencio los de mi lado...

Pero ya sabía que no: "Pobrecilla mujer la que le ha caído".

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Celebración del desayuno

Frente a los viscosos sueños, el desayuno.

Ninguna fantasía comparable al pan con aceite y el café.

Se va la noche con sus fantasmas. Llega el día.

Es el cuerpo vacío el que produce monstruos.

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Pasados de moda

Ha remitido (¡al fin!) la plaga de los papa noeles en las fachadas.

El año pasado una niña quiso tocar el de su balcón y cayó al vacío.

Los que quedan parecen viejos hippies: canosos, barrigudos, pasados de moda.

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Perversos polimorfos

Siempre se me olvida que con los niños hay que ser serios.

Mis sobrinos me lo recuerdan: “Tito, no hagas tonterías”.

“¡Pero si os reís! ¿No os gusta?”. “Sí, pero no tanto tiempo”.

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Curiosidad malsana

Del año nuevo se puede decir lo que decía Borges de la mañana: "depara la ilusión de un principio".

Mi primera curiosidad del año es siempre la misma: qué día de enero fracasaré en mis propósitos. No suele tener dos cifras.

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Casanova

Nunca he sido muy ligón, por pereza. Pero un año sí lo fui: la desesperación se impuso a la pereza.

Fui consumiendo amantes como rosquillas. En Nochevieja todas me mandaron un sms de felicitación. Me alegré. Pensé: "lo he hecho bien".

No se ha vuelto a repetir. Por pereza.

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Campanadas

Decidido: tomaremos las uvas con Belén Esteban. Es decir: pisando el fango.

Protección teórica: la Nochevieja pertenece aún al 2009, así que no ensuciamos el año nuevo.

El 1 de enero no lo dan las campanadas, sino el sol: con su primer amanecer.

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Realismo

Entre las masas navideñas, cazo una frase al vuelo: “Es una casa sombría. A las cinco ya es de noche”.

El realismo es el esfuerzo de la gente por hablar como hablan en las novelas.

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Sol

Tortilla de patatas: un sol en la sartén.

Hoy no tiene rival. Afuera llueve.

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L'amour!

No sé en qué momento me di cuenta de que yo le gustaba. Como despachaba patatas asadas en aquel sitio, la conocíamos por "la de la patata".

Se agobiaba porque estaba en la peor posición para gustar: con su gorrito ridículo, su cara sudorosa, las prisas de ese trabajo sin brillo.

Yo no sabía cómo decirle que me parecía una princesa así, que no tenía que hacer más, que mi distancia era porque estaba enamorado de otra.

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Vita nuova

Los manjares navideños contribuyen, después de todo, a una cierta renovación.

Lo que arrojo en el retrete tiene más colorido: marrones veteados, algún que otro verde oscuro, etc.

Algo es algo.

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Primeros muertos

En el periódico leo los nombres de los primeros muertos del año.

Sorprende ver 2010 como cifra de cierre.

Se abrió hace cinco días y ya ha atrapado a varios. El cepo.

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Petardos

La insufrible moda de los petardos.

La vida se desarrolla estos días con un fondo de disparos y explosiones.

Así deben de ser las guerras civiles: niñatos a sus anchas.

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Noche de Reyes

A partir de cierta edad, los Reyes sólo traen carbón: el carbón de los años.

¿Qué les pediría? Que fueran reinas y se metieran en mi cama.

El sexo, parafraseando a Brassens, es el último regalo de los Reyes.

Nos saca de la infancia, pero nos deja con ese juguetito.

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Alianza de civilizaciones

Entro en una tienda de chinos justo cuando la dependienta está despachándole dos botellas de whisky a un magrebí.

La china me sonríe, pero él está incómodo, como cuando a un adolescente lo pillan comprando preservativos.

A mí me entran ganas de darle un abrazo. O de poner un billete en el mostrador, diciendo: "Invita Occidente".

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La buena siesta

La buena siesta es la siesta con baba.

El día se vence y emite su zumillo.

Es como la eyaculación del cansancio.

Media hora y otra vez como nuevos.

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Desconfianza

Un grano en el párpado. Lo miro con desconfianza.

Estos sarpullidos ya no son de primavera.

Pueden venir para quedarse.

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Vivir pericolosamente

A veces, verdaderamente, no me la encuentro: no me encuentro la vida.

Toda la mañana pensando qué poner y nada.

Se me adelgaza tanto, que no da ni para un tweet.

Sólo me queda eso: decirlo.

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Vivir pericolosamente (2)

Cartel en la puerta de un restaurante italiano: "Tenemos cocinero italiano. NO SOMOS FRANQUICIA".

No entiendo qué tienen contra las franquicias. Yo soy un gran enamorado de las franquicias.

Mis amigos suelen preguntarme: "¿En qué franquicia comes hoy?".

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Vivir pericolosamente (y 3)

Un poco de actividad: decido afeitarme.

La cercanía de la carne y la cuchilla tiene su aquel. Podría forzar un final melodramático.

Bah. ¿Qué voy a hacerle a este tipo con cara embadurnada de espuma?

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El postre del invierno

Esa combinación chic: tomar helados con bufanda.

Yo soy el que mantiene la industria heladera en los meses de frío.

Quizá es porque al invierno de Málaga le falta el postre: la nieve.

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Las ciudades con río

Sí tenemos ese espectáculo ocasional: el río con agua. (¡Oh, la higiene de las ciudades con río!)

Por lo general el cauce lo gobierna Parménides. Nos bañamos mil veces en el mismo río seco.

Sólo con las lluvias vuelve Heráclito. Pero por poco tiempo: no le da tiempo a llevarse todas las miasmas que paralizan la ciudad.

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El bien de Montano

A veces me preguntan si mi Montano es el de Vila-Matas. La respuesta es: no.

Mi Montano es el de la "Epístola a Arias Montano" del capitán Aldana, que ensalzó Cernuda:

"Pienso torcer de la común carrera / que sigue el vulgo, y caminar derecho / jornada de mi patria verdadera..." (¿He dicho algo?)

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Perro de artista

Un animal lo pasa peor que el toro: el perro de los, así llamados, perroflautas.

A diferencia de los transeúntes, no pueden escapar del “arte” de su dueño.

En cada esquina reproducen la tragedia de Troilo.

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Comprometido trámite

Para ver El cónsul de Sodoma hay que pasar antes por taquilla y decir: "Una para El cónsul de Sodoma".

Comprometido trámite para el intelectual solitario.

En la sala el público es sólo de varones: dispuestos a distancia, como en los antiguos cines X.

Lo escabroso no es el tema homosexual, sino la poesía. Nos falta un Día del Orgullo Poético.

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Elegancia moral

Un hombre le escupe a una mujer en la cara. Lo extraño es que ella ha permanecido impasible. Siguen caminando juntos.

Conforme se acercan veo que ella no es su pareja, sino su madre. Y que él es un disminuido psíquico.

Admiro la elegancia de la mujer: su elegancia moral. Se limpia con el kleenex sin aspaviendo, sin reproche. Erguida. Él nunca sabrá su lujo.

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No acostarse, caminar

No soy hipocondríaco, pero me ha alarmado un zumbido que he sentido dentro del cerebro. Una presión sostenida que se deslizaba con lentitud.

Han sido sólo unos segundos, pero he pensado: ¿obstrucción, rotura? ¿El famoso aneurisma? Me he quedado observando posibles consecuencias.

No he notado nada, pero instintivamente he decidido que no debo acostarme, sino caminar. Y que ha de ser un lema para siempre.

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Patinadoras

Por el paseo marítimo me envuelve una nube de patinadoras: siete u ocho chicas, que me adelantan.

Se alejan. Son patosas. Están aprendiendo. Los patines han debido de traérselos los Reyes, por haber sido buenas.

O quizá malas. Más adelante paso de nuevo ante ellas, que se han parado a descansar, y oigo: "Tía, tendría que haberme depilado".

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Aperitivo

Ahora lo que veo procuro traducirlo a twitter.

Paso la realidad por el rallador de mi cerebro, y con las hebras armo el aperitivo que les sirvo a ustedes.

El plato principal lo tienen fuera: en el mundo.

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Los numeritos de la Naturaleza

¿Sabia la naturaleza? Más bien entre listilla y abusona.

Y qué pesada. Los elementos pasan de uno en uno, hacen su numerito y se van.

Ya estuvieron la lluvia, la nieve, el sol y hoy le toca al viento.

Lo único tierno es el empeño que pone, su histrionismo snob: como si la obra fuese nueva.

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Tirar la toalla

El momento exacto en que un hombre tira la toalla.

Era profesor de instituto. Nunca pudo con sus alumnos, pero se pasó años intentándolo.

Una mañana, en cuanto se sentó a su mesa, uno de nosotros dijo: "¡Gilipollas!".

Esta vez no replicó. Sólo agachó la cabeza y musitó: "Jo, macho".

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Pharmacie

Hay una farmacéutica que me gusta y ahora voy a comprarle medicinas. Aunque mi medicina sería ella.

Otras veces la miro, alejado, por el escaparate. Su bata blanca, sus gafitas. Tiene algo también de panadera. La Virgen de la Curación.

Se parece muchísimo a otra mujer. Aquella que arruinó mi salud.

*
La perfección del 69

Ya no saldré jamás de esa postura.

Nada se desperdicia. Scalextric del placer.

*
Situaciones invertidas

Hace unos meses un inmigrante africano me preguntó por la comisaría: quería entregarse para que lo deportaran a su país.

El sábado me excusé ante un mendigo: "No llevo nada". Y él me señaló con una risotada, compadeciéndose: "Uhhh, mala cosa".

Con la crisis se invierten las situaciones, quizá en dirección a la verdad.

*
Domingos deportivos

Tarde frente al mar. Leo feliz, al solecito, cuando en un banco próximo una anciana enciende un transistor.

Trastea hasta sintonizar "Carrusel deportivo". Maldigo para mis adentros. Pero la veo hacer un movimiento extraño.

Ha sacado la fotografía de un anciano, la ha juntado al transistor y, sin apagarlo, ha guardado las dos cosas en el bolso.

*
Reparación

He ido a reparar la bicicleta. Mañana la vuelvo a coger.

(Mi propia reparación la haré pedaleando.)

*
Atlas

Mezclados entre los transeúntes de calle Larios, hay ancianos que caminan con dificultad.

Arrastran los pies y hunden los hombros, como si llevaran un enorme peso encima.

Y lo llevan: el de la ciudad que ya sólo existe en su memoria.

*
Primera salida

La metáfora del caballito de acero hay que actualizarla: caballito de titanio.

Salgo y circulo por el carril bici. Ahora es larguísimo, nuevo, de color teja.

Lo del Plan E era un regalo para mí: me estaban poniendo una alfombra.

*
Guiñol

La niña del edificio de enfrente. Me fijé por primera vez este verano, porque se pasaba el día cantando y hablando sola en su terraza.

Andará por los nueve. Cuando empezó el curso y vi que no iba a la escuela, entendí que le debía de pasar algo.

Se asoma siempre con la cortina cerrada por detrás. Parece una figura de guiñol; pero perdida en el escenario, sin nadie.

*
El reverso de la postal

Accidente en el paseo marítimo. Una moto tirada y policías, sanitarios, un grupo de curiosos en torno a la camilla del suelo.

Me acerco sólo hasta el punto en que se ve que la víctima es masculina, pero no si está viva o muerta. Debe de estar viva, por los cuidados.

En el cristal de atrás de la ambulancia se refleja el atardecer naranja, con palmeras. El accidente parece entonces el reverso de la postal.

*
Uniforme del espíritu

El secreto mejor guardado de los escritores es que pasamos el 90% del tiempo en chándal.

El chándal es el uniforme del espíritu.

Toda la literatura desde la Segunda Guerra Mundial ha sido escrita en chándal.

Cambia la calidad de los libros, no el uniforme del escritor.

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El mínimo esfuerzo

El alma andaluza (¡si existe!) se revela en las escaleras mecánicas.

El andaluz no da un paso si la máquina lo da por él.

Ni se le ocurre que podría juntar las dos fuerzas.

Hay cierta sabiduría en ello. Pero cansa.

*
Malagueña antisalerosa

En la cola del Supersol, la cajera y una clienta hablan de sujetadores. Lo hacen con desparpajo. Exactamente como si yo no estuviera.

Considero que debo integrarme con alguna frase cómplice. Sonrío y me lanzo: "Bueno, aquí estoy asistiendo a una conversación femenina...".

La clienta me mira con desprecio y me dice, áspera y antisensual como sólo saben ser las malagueñas: "Se irá a escandalizar usted".

*
Parque temático

Siento debilidad por Torremolinos. Como no nay nada bello, las fealdades se neutralizan entre sí y no molestan.

Lo asombroso no es que mantenga esa estética de los años setenta, sino que sus visitantes también la mantienen.

Los observo y pienso que Torremolinos es el único parque temático cuyos personajes son los propios turistas.

*
La lección de Dante

El amor moverá al sol y a las demás estrellas... pero no a la amada.

Es un sentimiento individual, aislado. Impotente en sí mismo. Más aún: despotenciador. (Una traba literaria.)

El amor en sí no enamora. Cuando dos se aman, no es por el amor de cada uno hacia el otro. Será por lo que sea; jamás por el amor.

*
A la tercera

Cena con amigos. A todos se les ha suicidado alguien recientemente.

Me quedo con el caso de uno que falló en dos ocasiones: con el corte en las venas y las pastillas.

A la tercera se ahorcó del balcón, hacia fuera. Para mostrarle al mundo que lo había conseguido.

*
La caída del Imperio Romano

Es un hecho: hace más de un año que no pongo la televisión.

Quién lo iba a decir hace una década, cuando su imperio parecía invencible.

La Pantalla se ha resquebrajado. Estamos estrenando la bendita barbarie.

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El teatro de la vida

Me siento en un banco de la plaza a fumar un purito mientras llega mi amiga.

Por detrás, hacia mi izquierda, escucho la voz desgarrada de una mujer: "Es mi vida, es mi historia, es mi Paco".

Voy a volverme para verle la cara cuando, por otro motivo, el hombre que estaba sentado a mi derecha rompe a llorar.

Me veo literalmente cercado por las emociones. Pero me quedo frío. Mi impresión es la de estar entre actores malos ensayando una obra mala.

*
Quiniela

Sensación electoral el sábado cuando fui a echar la quiniela.

Pero hay tres diferencias de los apostantes con respecto a los electores:

1) No se ocultan en cabinas para escoger su voto.

2) Lo estudian mejor.

y 3) Todos apoyan el mismo programa: el de la riqueza personal.

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Emociones turísticas

Los turistas estudian el mapa como si fueran las instrucciones de la ciudad.

Comprueban en la calle que cada pieza está en su sitio.

Si lo hacen bien, se pondrá en marcha la máquina de emociones turísticas.

*
La chispa de la vida

Canas prematuras: la espuma del pensamiento.

El intelectual canoso es como la coca-cola: las burbujas negras de su cerebro se transforman en espuma blanca.

La chispa de la vida: ese es el quid de la cuestión.

*
Sartenazo

Anoche fui el individuo más ridículo de Europa. Me di a mí mismo un sartenazo. Como suena.

Trasteando en el mueble de la cocina, se me encanchó en la manga el asa de una sartén y, al retirar el brazo, la propulsé hacia mi cabeza.

La sensación de ridículo fue menos poderosa que la de que me lo merecía. El día tenía que acabar así. ¡Clonc!

*
Una odisea del espacio

Cerca de casa hay una escuela y por la mañana veo a las madres apresuradas con sus niños.

Ahora en invierno ellos van con sus abrigos gruesos y sus capuchas. Como pequeños astronautas.

Pronto los soltará la nave nodriza.

*
Multa lingüística

Entre parejas esporádicas hay un acuerdo tácito: si te lo como, me la chupas. Y viceversa.

Entre las parejas consolidadas, sin embargo, interfieren otros asuntos exteriores a la cama.

El que se ha portado mal suele pagarlo con una multa lingüística.

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Musas de barrio

Ah las musas de barrio: estropeaditas.

En su belleza están expuestos, no escondidos, los indicios de la corrupción.

Condenadas a ser la sombra de lo que hubieran podido ser.

O mejor: alumbradas por el esplendor que imaginamos.

*
Humano, demasiado humano

Me autocapturé ayer un gesto humano, demasiado humano.

Saliendo del lujoso hotel Alfonso XIII de Sevilla (habíamos entrado a tomar una caña) quise darme un aire casual, como si me alojase allí.

El resentimiento social: qué entrañable motorcillo.

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Lumbalgia

Sensación de ser una silla desplegable que no se puede desplegar.

Una silla que debe sentarse, en cualquier caso: el trabajo manda.

Luego me levanto doblado, y con el culo en pompa. Doy pasitos de pato.

Sé que no es día para usar a Primo Levi fuera de contexto, pero: "si esto es un hombre..."

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Epitafio

Aquí me quedo pinzado en mi lumbalgia.

Repliegue.