
Cada día, bajo frágiles remedios, en toda la tierra una parte de la humanidad pierde sangre de una oscura herida. El asesino es la Luna.
Cada día, bajo frágiles remedios, en toda la tierra una parte de la humanidad pierde sangre de una oscura herida. El asesino es la Luna.
Vamos a suponer que en una ciudad, en un Estado, sigue viviendo un cierto número, por pequeño que sea, de hombres realmente libres. Si eso ocurriera, la violación de la Constitución iría acompañada de un gran riesgo. En este sentido cabría apoyar la teoría de la culpabilidad colectiva: la posibilidad de conculcar los derechos está en relación directamente proporcional a la libertad con que tropieza. En la antigua Islandia, por ejemplo, hubiera sido imposible un ataque a la inviolabilidad y aun santidad del domicilio en las formas en que ocurrió, como mera medida administrativa, en el Berlín de 1933, en medio de una población de millones de almas. Merece ser citado, como excepción honrosa, el caso de un joven socialdemócrata que en el pasillo de su apartamento abatió a tiros a media docena de los denominados "policías auxiliares". Aquel hombre continuaba siendo partícipe de la libertad sustancial, de la antigua libertad germánica que sus adversarios ensalzaban en teoría. Naturalmente, el mencionado joven no habría aprendido eso en el programa de su partido. En todo caso no era de aquéllos de quienes dice Léon Bloy que salen corriendo en busca del abogado mientras su madre está siendo violada.El terrorismo y la coacción nazionalista existen por dos motivos principales. Primero, porque "nuestros padres mintieron", como escribió Juaristi. Segundo, porque escasean los ciudadanos como el del mazo.
En el supuesto de que hubiera sido posible contar en cada una de las calles de Berlín con uno de esos casos, con uno solo, de otra manera habrían ido las cosas. Los períodos prolongados de calma favorecen ciertas ilusiones ópticas. Una de ellas es la suposición de que la inviolabilidad del domicilio se funda en la Constitución, se encuentra asegurada por ella. En realidad la inviolabilidad del domicilio se basa en el padre de familia que aparece en la puerta de la casa acompañado de sus hijos y empuñando un hacha.
Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nuncaLa versión más memorable, en cambio, y que de hecho es la que todo el mundo recuerda (la que viene en el segundo tomo de las Obras Completas de la misma Emecé), dice: "en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach". Como bien señala Ferré en su blog, eso de poner amor en vez de abrazo es una estratagema para seminaristas. En el poema, pues, abrazo, que parece menos, en realidad es (era) más que amor; como cuerpo en mano (o entre los brazos) es más que sentimiento abstracto volando... Siempre me ha gustado la transparencia de tal principio en la frase "te quiero mucho", con ese mucho barroco y sospechoso, ese mucho que, al añadirse, resta.
aquel en cuyo amor desfallecía Matilde Urbach.
Seja breve! Seja breve!La versión de Ivan Lins (es la última del primer cedé de Vivanoel) no la he encontrado on-line, pero aquí hay otra, bastante fresca. Y después, nada mejor que escuchar el popurrí de marchinhas de carnaval que ha puesto Helô en su precioso Rio em Disco.
Não percebi por que você se atreve
a prolongar sua conversa mole
(que não adianta)
Seja breve! Não amole!
Senão acabo perdendo o controle
e vou cobrar o tempo que você me deve
Eu me ajoelho e fico de mãos postas
só para ver você virar as costas
E quando vejo que você vai longe
eu comemoro a sua ausência com champanhe
Deus lhe acompanhe!
(vá com Deus) (seja breve)
(e vê se não volta)
A sua vida nem você escreve
E além disso você tem mão leve
Eu só desejo é ver você nas grades
para dizer baixinho sem fazer alarde:
Deus lhe guarde!
(vá com Deus) (seja breve)
Vou conservar a porta bem fechada
com o cartaz: é proibido a entrada!
E você passa a ser pessoa estranha
Meu bolso fica livre dos ataques seus
Graças a Deus!
Michael Johnson era un hombre robusto y de gran estatura, de ánimo vehemente y espíritu activo, si bien, tal como en las rocas más sólidas se hallan a menudo vetas de sustancia de muy exigua densidad, notábase en él una mezcla de esa enfermedad cuya naturaleza esquiva incluso las más minuciosas indagaciones, aun cuando sus efectos son de sobra conocidos; a saber, el hastío de la vida, el desinterés por aquellas cosas que agitan a la mayor parte de los mortales, así como una sensación de lúgubre desdicha sin motivo. Del padre, así pues, heredó su hijo, amén de otras cualidades, "una aciaga melancolía" que, conforme a la expresión demasiado tajante con que él mismo designaba cualquier perturbación del espíritu, "durante toda la vida lo tuvo loco, o al menos no del todo sobrio, o no muy en sus cabales".
Cada cual es también el autor de su biografía, el biógrafo de sí mismo. Es él quien escribe su propia novela y es consciente de que le está encomendada esa tarea. Eso es lo que explica que casi todo el mundo haya comenzado a escribir alguna vez en su vida una novela.Y pienso, sin que tenga mucho que ver, que la felicidad es un asunto secundario: lo importante es la vida, y la vida infeliz también es vida. Y que al remolón le aguardan unas cuantas alegrías: las de hacer, y haber hecho, las cosas que aún no ha hecho. (Alegrías que habría agotado ya de haberlas hecho.)
.....El problema está en cómo le ha salido a la persona singular la exposición de su vida. Es cosa que nada tiene que ver ni con sus circunstancias externas ni tampoco con que su novela tenga un final feliz. El problema está, antes al contrario, en el modo como la persona singular ha administrado sus talentos — y éstos le están dados por anticipado, antes de que ella viera la luz de este mundo.
Halagué a mi auditorio. RefresquéPero tampoco hay que ponerse así: a mí el tópico me agrada. Y además, no es tan tópico: hoy en día, soltar una perorata a palo seco es pura subversión, aunque verse sobre la recolección del alpiste. Y las que he escuchado, realmente no versaban sobre la recolección del alpiste. Además de la lectura que ya mencioné de Jordi Doce, me he puesto la conferencia sobre su poética. Y dos magníficas de Martínez-Lage, traductor de la Vida de Samuel Johnson (edición Acantilado): una sobre Johnson, otra sobre Boswell. Y dos más conducidas por Rodríguez Rivero: una con Muñoz Molina, otra con Javier Marías. Y una por Juan Cruz con Vargas Llosa, así como la conferencia a solas de éste. Y la de Félix de Azúa sobre el dandy. Y dos de Savater (por el momento, porque hay más): una sobre el teatro, y otra sobre La infancia recuperada. En esta última le acompaña Javier Muguerza, nombre junto al cual vi por primera vez el de Savater, en 1982. Fue en la crítica que Muguerza hizo en El País de La tarea del héroe. Se titulaba "Adversus melancholicos" y la ilustraba una foto de Savater con su barba negrísima de entonces. Yo la recorté por la palabra "melancholicos", tan querida para el adolescente que fui. No sabía que "adversus" significaba "contra", y que el libro reseñado era una celebración, en realidad, de la antimelancolía. Más tarde lo aprendí, y lo celebré yo también. Y disfruté, como pocos libros, La tarea del héroe. En esta conferencia, que es de 1994, dice Savater una frase muy buena: "El héroe madruga". Está hablando de la languidez (contra la languidez) y señala que las novelas de aventuras le gustan porque están llenas de vida y en ellas no hay languidez. "En el mundo de Stevenson nadie duerme por la mañana hasta las once, sino que todos madrugan. Y a mí me gusta un mundo en que la gente madruga". Cuenta también cómo empezó a leer su hijo. Lo había escrito aquí, pero no funcionaba y lo he borrado. Mejor escúchenlo: desde el minuto 45:37 hasta el final. De las más de dos mil conferencias de la Fundación, hay una a la que asistí personalmente: la que dio Torrente Ballester el 5 de diciembre de 1986. Escucho su sonido y trato de recordarme allí. Con ganas de coger el micrófono y decirme tres o cuatro cosas.
su bastimento de lugares comunes,
de ideas adecuadas a los tiempos que corren.
Pude hacerlo reír una o dos veces
y terminé cuando empezaba el tedio.
En recompensa me aplaudieron.
¿En dónde
voy a ocultarme para expiar mi vergüenza?