El mal menor es mucho mal, pero sigue siendo el menor. Qué le vamos a hacer. Esto es lo que hay. (Frases resignadas). El PP se está convirtiendo en la práctica en el partido único, por regalo de sus oponentes de todo el espacio constitucional. Simbólicamente ocurre lo mismo con la bandera española.
Esto, por supuesto, no se puede sostener. Un partido no puede encarnar en solitario el institucionalismo sin que lo que resulte no sea “la dictadura perfecta”, como dijo Mario Vargas Llosa del sistema mexicano del PRI. El PP va camino de ser nuestro PRI. Solo que el caso de España es aún más exótico: son los otros partidos los que se están retirando del sistema, y en una dirección menos democrática que la del PP. Esta constatación, sin embargo, no sirve. Por eso el sistema va camino de su liquidación, o de su anquilosamiento.
La lástima (o la guinda de este asqueroso pastel) es que el PP esté ejerciendo la función de pilar del sistema con una muy escasa ejemplaridad. Es lo que le permite, por otra parte, la falta de competencia. Solo Ciudadanos le empuja un poquito en la buena dirección, en la medida exacta de sus votos: insuficientes. Ciudadanos como partido mejorador, que hubiese mejorado también al PSOE. Pero no fue posible.
El pasado miércoles 26 de julio resultó un día sintomático. En él estuvo todo: un concentrado perfecto de nuestra situación. El presidente Mariano Rajoy declaró como testigo en el juicio del caso Gürtel. Una declaración endeble, con preguntas endebles, como ha pormenorizado el director de EL ESPAÑOL. Podría haber sido la noticia más grave de la jornada. Pero lo cierto es que hubo otras más graves. De Rajoy se ha dicho que es un Don Tancredo y es verdad. Solo hay que añadir que en los otros partidos están locos por saltar a la plaza como subalternos, para desviarle el toro.
En cuanto Rajoy salió de la Audiencia Nacional aparecieron Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, cada uno por su lado pero con similares intervenciones gruesas. Apenas hubo tiempo para que la imagen de Rajoy se mantuviese exenta, socavándolo: enseguida Iglesias y Sánchez le estaban haciendo compañía, y recordándole al electorado que si no es Rajoy serán ellos...
Por la tarde el Parlament de Cataluña aprobó la aberrante reforma del reglamento para la ruptura exprés. Y al anochecer hubo un acto en Lérida con Joan Tardà y Arnaldo Otegi, que escribió en su Twitter: “Cómo han cambiado las cosas. Yo estoy aquí en una conferencia en Lleida con Joan y es Rajoy quien declara en la Audiencia Nacional”. Definitivamente, han dejado solo al PP en el lado presentable. Pese a los políticos del PP.
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En El Español.