El futuro es la muerte. Como escribe Jünger: “A un hombre podrán fallarle todas las citas que tenga previstas a lo largo de su vida –menos una: la cita con la muerte”. Y Machado: “Al borde del sendero un día nos sentamos. / Ya nuestra vida es tiempo, y nuestra sola cuita / son las desesperantes posturas que tomamos / para aguardar... Mas Ella no faltará a la cita”. Y Heidegger: “El hombre, desde que nace, ya está maduro para morir”. La muerte es el horizonte desde el primer momento. El horizonte, que es un allí por definición, nos puede invadir el aquí ahora mismo. Tarde o temprano, nos lo invadirá.
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La represión del futuro es, en este sentido, signo de decadencia y esterilidad. La cuestión está en no reprimirlo a pesar de que sabemos que el futuro es la muerte y la vida, por tanto, una bomba de relojería. El reto es no quedarse hipnotizado por el tictac.
29.12.18
Jot Down 25
Desde principios de diciembre está a la venta el nuevo trimestral de Jot Down, nº 25, especial Futuro imperfecto. Adelanto aquí el primer párrafo y el último de mi colaboración, "Bomba de relojería":