27.5.20

El Nodo de Sánchez

El presidente Sánchez es como aquel juez parisino del siglo XIX de que hablaba Baudelaire. Durante el día era un feroz perseguidor del can-can. Por la noche lo practicaba en los cabarets disfrazado de bailarina. Sánchez se desveló por sacar a Franco del Valle de los Caídos. Siete meses después, es lo más parecido a Franco que ha habido en España desde Franco. Entendemos, por fin, qué le incomodaba realmente a Sánchez de Franco: que no fuera Sánchez.

A los sanchistas les suele suceder lo mismo. Se ven como antifranquistas, y probablemente lo sean. Pero la adhesión cotidiana a su líder, al que le dan trato de generalísimo, revela un esquema calcado de aquello que dicen detestar. En el mundo académico resulta particularmente encantador: con los académicos sanchistas allegando papers (o negando su existencia) en la exacta medida en que los precisa el caudillo.

Hay una diferencia esencial, con todo, entre Franco y Sánchez. Este, a diferencia del dictador, ha llegado al poder en una democracia, en un Estado de derecho. Aunque me temo que Sánchez, a juzgar por su comportamiento, ve esta ventaja como una enojosa limitación...

Al final, en la España de Sánchez ocurre lo mismo que en el Estados Unidos de Trump y en el Brasil de Bolsonaro: todo se cifra en lo que el Estado de derecho logre contener al autócrata salido de las urnas. Tal vez por eso los citados autócratas se dedican a erosionar todo lo que pueden el Estado de derecho. Lo último entre nosotros ha sido el cese del jefe de la Guardia Civil por no revelarle al Gobierno el secreto de una instrucción judicial. El poder corrompe y el poder sanchista corrompe sanchistamente.

Cuando nuestro país está en su peor situación en décadas, con una intolerable cantidad de muertos por coronavirus (cuyo número dejo de poner desde hoy, por hartazgo de las prestidigitaciones oficiales, que acaban de retirar dos mil), más de dos meses en debilitante estado de alarma, médicos y enfermeros extenuados por la pandemia y un desastre económico a cuyo abismo apenas nos estamos asomando, el Gobierno decidió colocar en la portada de todos los periódicos del lunes un bulo institucional: “Salimos más fuertes”. Dos mentiras en tres palabras. El Nodo de Sánchez.

Como no soy político, puedo decir que no tengo ni idea de cómo salir de esto. Creo que la capitalización de Vox de las protestas las inutiliza. Y no hay nada que hacer mientras Sánchez sea el más votado. Pues muchos seguirán votando a Sánchez. Hasta que se muera en la cama, quizá.

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En The Objective.