6.3.25

La ideología es el primer refugio de los bribones

Los tertulianos, a los que los columnistas les debemos no ser lo más bajo de la prensa (hay tertulianos que son también columnistas, por lo que son simultáneamente lo primero y lo segundo más bajo), resaltaban siempre, a propósito de las acusaciones a Monedero de ser un baboso con sus alumnas y otras mujeres (incluso compañeras), que parecía mentira que fuese de Podemos, partido que ha destacado por luchar contra esas conductas. En realidad, Podemos jamás ha luchado contra esas conductas. Solo las ha esgrimido para atacar a los demás. Nunca fue una norma de actuación, sino un arma. Con Sumar ocurre lo mismo a este respecto, como vimos con Errejón un poco antes.

La ideología no es el último refugio de los canallas (a los que prefiero llamar bribones en esta columna), sino el primero. Es en concreto un trampolín. En esta pesadísima época de sarpullido ideológico, los de la tabarra acusatoria no se han privado de incurrir en el comportamiento que reprobaban. Podían practicarlo impunemente porque se habían atrincherado en la ideología correcta: aquella desde la que, por un lado, se podía disparar y, por el otro, se estaba protegido. El ser humano tiende a ser un cabroncete. Si estás en una posición de superioridad, sin control, la tendencia se desboca.

En el PSOE ha pasado lo mismo. Pasa a mansalva. El autoproclamado antifranquismo de Sánchez es el baluarte de su franquismo particular. Su monserga con Franco le sirve para blindarse frente a las críticas a su autocracia. Siendo de facto su definición de franquista "todo aquel que se opone a Sánchez". (Y siendo que muchos nos oponemos a Sánchez justo por lo que tiene de franquista.) 

Con lo de las putas y el dinero es idéntico. Un partido que quiere abolir la prostitución cobijó a usuarios de la misma. Un partido que se presentaba como sanador de la corrupción (¡con lo que ese partido ha sido en corrupción!) ganó una moción de censura contra el PP por esa causa. La defendió Ábalos. Todo esto no a pesar de, sino precisamente por ello. El recurso ideológico es una simple estratagema. Se trata únicamente de erigirse en una posición de ventaja.

La topología, como en otras ocasiones, nos puede ayudar. Si uno logra situarse en el lugar desde el que se ataca, la fiscalización va hacia fuera y no hacia dentro. La construcción de ese lugar se lleva a cabo ideológicamente: con acarreos de materiales ideológicos. Una vez construido, uno puede hacer de su capa un sayo: puede ser un fascista bajo la capa del antifascismo, un machista bajo la capa del feminismo, incluso un trumpista (son los personajes del momento) bajo la capa del liberalismo, o un traidor (¡un saludo, Abascal!) bajo la capa del patriotismo.

La muestra más pimpante, de anteayer, es la lepenización del PSOE. Puesto que el PSOE se autoproclama antilepenista y dirige todas sus flechas contra el lepenismo, está a salvo para hacer un pacto puramente lepenista con Puigdemont, con Junts. El propio Sánchez calificó de lepenista a Junts, cuando el president era Torra, hace apenas unos años, pero ahora que Sánchez pacta con Junts, el garbanzo deja de estar en el cubilete. Y todos los sanchistas españoles, que se perciben a sí mismos como antilepenistas, aplauden el lepenismo de Sánchez y del PSOE.

La ideología (o el partidismo, que vendría a ser la ideologización vacía de unas siglas) sirve, en suma, tanto para arremeter como para esconderse. Igual que los pederastas encuentran un hábitat propicio en el seno de la Iglesia, los bribones están en su salsa en la ideología, en los partidos.

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3.3.25

Sábana de sonido


No se pierdan el podcast de música funk que ha preparado primorosamente el pintor Miguel Gómez Losada. Se titula 957 Funk. El capítulo piloto está en dos partes aquí: primera y segunda. La presentación es sobria, punteada de autobiografía, y la música de una belleza vibrante. ¡Sábana de sonido!

2.3.25

Trump-Vance: 'ticket' canalla

[Montanoscopia]
  
1. A Trump ya se le podría hacer, técnicamente, un impeachment. Su principal promesa fue que "América" volviera a ser grande. En mes y medio ha logrado que sea más pequeña que nunca. Con el matonismo contra Zelenski en el Despacho Oval, "América" ha alcanzado el punto más irrisorio de su historia.  
 
2. Nuestros trumpistas, ávidos de canallas, han hecho el negocio perfecto con el actual ticket presidencial de Estados Unidos: han obtenido dos canallas por el precio de uno. El vicepresidente Vance, Rústico en Dinerolandia, ha salido aún más canalla que el presidente Trump; siquiera sea porque su canallismo está propulsado por la sumisión al amo. Con su retórica pseudointelectual, Vance prueba también que no hay nada peor que tener lecturitas. Bueno, sí, escribir un librito: canallada suprema. El ticket Trump-Vance, con la encerrona a Zelenski, se ha consagrado de manera irreversible como un ticket canalla y ha infectado de canallismo a todos los trumpistas, en particular (para nosotros) a los nuestros. Ya no se puede ser trumpista sin ser un canalla. Algo que no preocupará a nuestros trumpistas: al fin y al cabo, se hicieron trumpistas por canallas.  
 
3. Lo primero que hizo un periodista trumpista el pasado viernes fue recriminarle a Zelenski su falta de respeto por entrar en la Casa Blanca sin traje. Zelenski debería haberse puesto el uniforme trumpista de entrar respetuosamente en los sitios: el de bisonte.  
 
4. Trump, Vance y nuestro Obescal han encontrado por fin la manera de acabar con todas las guerras, empezando por la de Ucrania: no dar batalla, dejarse vencer. ¡Cráneos privilegiados! 
 
5. Comparado con cómo está el mundo, la inversión de Ábalos en amor, aunque fuese con el dinero de los españoles, me parece de una ternura adorable. El exministro era un Kennedy sin fondos y necesitaba recabarlos de donde fuera para mantener su tren de vida sexual. Como contribuyente, le perdono mi cuotaparte. Parafraseando a Dante, el amor mueve el sol, las demás estrellas y lo que se precise del presupuesto. 
 
6. De acuerdo con la premisa anterior, también debería relativizar lo que ocurre en la celebración oficial del Día de Andalucía: en fin de cuentas, no es más que una retórica empalagosa, festivalera, bienintencionada. Solo que yo, como andaluz, no la puedo soportar: me resulta repugnante. No quiero decir con esto que la eliminaría si pudiera. Como en tantas otras ocasiones, acepto que esté, pero sin mí. Solo pido que no me obstaculicen el paso en la dirección opuesta. 
 
7. El PP andaluz, ya desatadamente PNV andaluz (aunque sin antiespañolismo: este es el elemento simpático del andalucismo), sí ha encontrado la manera de protegerse del Gobierno del PSOE: mediante el buen rollo. El presidente de la Junta felicitó a la ministra de Hacienda y nueva candidata a la Junta, allí presente. Un buen rollo asesino: al tiempo que la felicitaba, la liquidaba.  
 
8. Con lo de la quita de la deuda de las comunidades autónomas, una quita que no se quita sino que se redistribuye entre los españoles, el Gobierno hace el numerito del barón de Münchhausen: pretende elevarse a sí mismo del suelo tirándose hacia arriba de la coleta. Un trilerismo nada sofisticado, pero en el que Sánchez se ejercita porque sabe que los sanchistas se lo compran todo. Canallitas también.  
 
9. Relájense de la semana con el podcast de funk que ha preparado primorosamente el pintor Miguel Gómez Losada. Se titula 957 Funk y lo ha alojado la Universidad de Sevilla (en dos partes: primera y segunda). La presentación es sobria, punteada de autobiografía, y la música de una belleza vibrante. ¡Sábana de sonido! 
 
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28.2.25

Miserable vejez

[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:22:05

Buenas noches. Las opiniones ultramontanas de hoy no son mías y van en verso. Son las de Luis Antonio de Villena en su nuevo libro de poemas, Miserable vejez, publicado en la editorial Visor. Lo provocador es que habla de la vejez como una maldición, algo que en la actualidad parece proscrito. Nada de "tercera edad", ni de "pozo de sabiduría", ni de "beneficios de la experiencia". La vejez es una cabronada que nos cae a todos si no morimos jóvenes. Cita a Céline: "La vejez es lo que sobra de la vida". Villena lo afronta sin subterfugios, en un cuerpo a cuerpo con la edad. Escribe, por ejemplo: "Al ir a lavarte los dientes –implantes– no debes flexionar / la cintura, pues la lumbalgia trotará como potro desbocado. / Al agacharte (las cosas se caen y nunca te dabas / cuenta) debes esperar el chasquido de la rodilla, que / –palabras doctorales– no es sino un cartílago viejo, / desgastado". Villena cantó siempre la belleza juvenil en sus poemas, pioneros en España por su valentía homoerótica: solo otro poeta, Luis Cernuda, fue tan valiente como él. Ahora la belleza pasa como un desgarro. En general ajena, pero el poeta (desdeñando que puedan llamarlo "viejo verde") la busca y la encuentra. Por eso Miserable vejez es un libro apasionado, en lo doloroso cotidiano y en lo placentero cuando se alcanza. Leí en el ensayo de Pascal Quignard El sexo y el espanto una frase que me impresionó: "Lo contrario de la muerte no es la vida, sino el sexo". Villena, a sus setenta y tres años, no ha renunciado a él. Ha sido fiel a estos otros versos que escribió en su juventud: "Y si todo va mal, si al final todo es duro, / como Verlaine, saber ser el rey de un palacio de invierno".

27.2.25

De nuevo el 'amor fati'

Me interesa la idea del amor fati, amor al destino, que emplearon los estoicos y Nietzsche, este aportando dulzura y vitalidad (reforzando lo que le corresponde al amor). Se podría entender como reconciliación con la propia historia, sin sentimentalismo, con alegría: como aceptación de su gravedad con ligereza.

Extraigo dos anotaciones de mi diario Oficio pasajero, para que estén también en el periódico.

Esta es de cuando tenía veintiocho años (1994): "Hay una sabiduría –enjundiosa y tersa– que consiste en aceptarnos a nosotros mismos y en aceptar nuestra historia de un modo total, pleno, aunque sobrio, sin alharacas ni tragedia. Eso produce una sonrisa íntima y una suerte de felicidad. Todo lo que nos ha pasado, todo lo que no nos ha pasado para llegar aquí. Ahora descubrimos que cada instante transpiraba miel: una miel translúcida y ligera que entonces no percibíamos pero que nos llega ahora, atravesando los años, con toda su dulzura. Lo que hemos vivido, sin que haya sido gran cosa, nos produce una alegría de carácter irónico, nos produce una piedad limpia, sin resentimiento. El amor fati, el amor al destino (no tanto el que nos va a llevar a otro punto, como el que nos ha traído a este), es el sentimiento que se produce en uno cuando acepta –de manera física, sensible, plena– la inocencia del devenir. Es precisamente su sustancia, su incesante pasar, lo que hace valioso el tiempo. Si se detuviera, moriría –a la vez que lo desamaríamos".

Y esta del día en que cumplí treinta y uno: "El sentido hondo, radical, del amor fati: el tiempo, la vida, nos ha traído hasta aquí, y justo de esta forma que somos; no podemos eliminar (ni eludir) ni una sola de sus circunstancias. Todo desemboca en este instante, y de otro modo no seríamos. Quejarse no tiene sentido. Implica una falta de comprensión profunda de la inocencia del devenir. (Lo que se anhela en el fondo con la queja es la repetición, la irrealidad, la muerte.) La madurez, la responsabilidad, no tiene otro camino que el doloroso –y gozoso– juego de los límites".

La sabiduría de esos dos párrafos, agudizada cuando los escribía, la he perdido a veces, incluso con frecuencia: uno alcanza momentos que se quedan en la página y no en uno. No siempre la experiencia ha ayudado: la celebración de todo lo que desemboca en este instante, cuando este instante es lamentable, resultaba grotesca. Pero hay que tener quizá visión de conjunto. Y la noción de que "también esto pasará".

Entonces vuelve la ligereza (¡el eterno retorno!): de nuevo el amor fati. Y ahí sigue Nietzsche, iluminando la ocasión: "La salud se anuncia: 1) por un pensamiento con un vasto horizonte; 2) por sentimientos de reconciliación, de consuelo, de perdón; 3) por el melancólico reírse de la pesadilla con que hemos estado peleando".

No ha sido en mi caso enfermedad física, ni psíquica, pero sí anímica. El estado de ánimo como un filtro oscurecedor. Además de los avatares biográficos, con los que hay que lidiar necesariamente, uno incurre en la debilidad de dejarse afectar por los históricos, lo que es la estupidez suprema, y peor aún por los políticos: terreno ya exclusivo de canallas. Aquí es donde hay que aplicar repliegues helenísticos o alejandrinos: sin por ello dejar de ejercer la crítica.

Hay que verse como resultado, a cada instante. Y a cada instante, qué épica (con su lírica) la que nos ha conducido a él. Cada vida es una aventura; cada vida reclama su absolución. La película de cada cual, proyectada sin pausa, y avanzando. Hasta el The End.

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23.2.25

Hora de cierre en los jardines de Occidente

[Montanoscopia] 

1. En Málaga, conocida por algunos, no sin guasa, como la Nueva Atenas, nuestro amigo Irles ha venido haciendo de Casandra en los últimos años. En mitad de las jocosas catacumbas, agravaba la voz y citaba a Cyril Connolly: "¡Ha sonado la hora de cierre en los jardines de Occidente!". Como a Casandra, no le hacíamos caso. Como Casandra, tenía razón. 

2. Casandra, la profetisa griega, sale también en la estupenda entrevista de Ramón González Férriz a Félix de Azúa en la Fundación March. Póngansela porque es una gozada: Azúa está en forma. Pero pasa algo divertido. Férriz confunde a Casandra con Andrómaca y dice Andrómaca cuando quería decir Casandra. En realidad, el lapsus es del propio Azúa. Hace unos años, en otra charla de la March, Azúa dijo Andrómaca. Se ve que Férriz, al documentarse, escuchó aquello y se quedó con el error. 

3. Hasta hace una semana la postura de nuestros trumpistas era simplemente payasa. Desde esta semana, además de payasa, es una postura criminal. 

4. He hecho tres grandes razzias en mi Twitter. El 7-O hice razzia de antisemitas. El día de la amnistía hice razzia de sanchistas. Ahora estoy haciendo una razzia de trumpistas. No las decido yo. Es una repugnancia que me sale del estómago y va directa al dedo de los unfollows

5. "No aprendemos", dice una sobre Trump. Una que se ha tragado entero a Sánchez. 

6. Guardans se enfada con quienes equiparan a Sánchez con Trump. En efecto, hay una importante diferencia (aparte de la brutalidad específica de Trump): a Trump no lo apoyan los Guardans. 

7. Rufián: "Aliança Catalana es una victoria del españolismo". ¡Es justo al revés! El españolismo (actual) es una victoria del catalanismo (incluido Rufián). 

8. Moreno Bonilla, presidente andaluz, ha encontrado la fórmula para perpetuarse en el poder andaluz: convertir el PP andaluz en el PNV andaluz. Venía asimilándose al PSOE andaluz (como dijo el finísimo analista Carlos Mármol, con el PP en Andalucía respecto al PSOE no se ha producido un cambio, sino una sustitución), pero le sabía a poco. Al fin y al cabo, el PSOE se ha demostrado falible en Andalucía. El auténtico partido autoblindado en España es el PNV. Así que allá ha ido Moreno Bonilla: exaltación de la bandera andaluza y promoción del habla andaluza. Algo que será muy del gusto de los andaluces. Los conozco bien. Aunque no tan bien como Moreno Bonilla. 

9. Que el apodo de Monedero entre sus alumnas sea El Babas es más bello que la Victoria de Samotracia. Al final, los viejos izquierdistas se limitaban a meterse a cantautores para follar. Los nuevos, para lo mismo, han tenido que meterse a políticos y embrutecer todo un país. 

10. Elvira Lindo se ha convertido en la nueva Almudena Grandes. Ignoraba que aspirase a ese puesto, pero ahí está: hablando de que el problema en España es "la derecha". Yo a veces bromeaba con los matrimonios cruzados García Lindo y Muñoz Grandes. Mi broma ha resultado ser también cosa de Casandra. 

11. Veo al ministro Puente, alias The Puentete, entregando unos llamados Premios del Tren ante una cohorte de pohetas, entre los que no faltan el fatal Benjamín Prado ni el bienqueda Luis Alberto de Cuenca. La poesía, naturalmente, está fuera, lejos de ahí: en el nuevo libro de Luis Antonio de Villena, Miserable vejez. Un admirable cuerpo a cuerpo con la edad. 

12. Esta semana nefasta no acaba hasta esta noche, con el recuento alemán. Musk y Bannon ya han saludado a Alternativa para Alemania con el brazo en alto. La nazi rubia es una Nancy rubia. 

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20.2.25

No hay más Europa que la que arde

Como buen europeo acolchado, la crisis que se avecina (en la que ya estamos, de hecho: y no es una crisis económica, sino bélica) la sigo en los libros. La emulsión frenética de los periódicos (tan europea también, por otra parte) no es nada comparada con las cristalizaciones de la historia. Estas se resquebrajan a veces como si un mamut saliera del hielo.

Llevaba unas semanas deleitándome con El genio austrohúngaro, el libro de William M. Johnston que causó sensación cuando lo editó KRK en 2009. Su edición original es de 1972 (con algunas reediciones aún en inglés) y se titula The Austrian mind. Se ve claro que la Unión Europea es un remedo de Roma en primer lugar y del Imperio Austrohúngaro en segundo lugar. Aunque en ambos casos sin emperador. Y sin ejército.

La comparación tanto con Roma como con el Imperio Austrohúngaro se refiere ya a sus fases terminales. En El genio austrohúngaro se ve la Europa de hoy, pero sin genios. Su gran problema era también el nacionalismo (como en España, tan austrohúngara ella misma). Conmueve la pobreza posterior a la derrota en la Primera Guerra Mundial y la disolución del Estado. Una Austria miserable, como volvería a verse tras la Segunda Guerra Mundial (esta la describe muy bien Thomas Bernhard en El origen).

Uno lee como si fuera otro mundo, pero de pronto cae: ¡solo hace un siglo, o menos de un siglo! En España igual: todavía nuestros padres, y no digamos nuestros abuelos, padecieron la miseria. Es nuestro mundo. Pasó y puede pasar. El pasado es lo que se avecina. La envidiable prosperidad europea ha sido quizá un paréntesis.

Ernst Jünger hablaba de las ilusiones ópticas en tiempos de paz. En ellas nos hemos criado. En La emboscadura viene este conocido pasaje: "Los periodos prolongados de calma favorecen ciertas ilusiones ópticas. Una de ellas es la suposición de que la inviolabilidad del domicilio se funda en la Constitución, se encuentra asegurada por ella. En realidad la inviolabilidad del domicilio se basa en el padre de familia que aparece en la puerta de la casa acompañado de sus hijos y empuñando un hacha en la mano". (Iba contra los nazis, aunque lo celebren nuestros trumpistas.)

En la reunión de dirigentes europeos de esta semana no pude evitar acordarme de otra sentencia de Jünger: "Una de las notas características y específicas de nuestro tiempo es que en él van unidas las escenas significativas y los actores insignificantes". Actores significantes son ahora Trump, Putin y Xi Jinping. Se van a repartir el mundo como leones hambrientos. La democracia liberal ha sido tal vez otra gran ilusión óptica. Al fin y al cabo, iba contra el espíritu depredador del ser humano. Cuando leí 1914, de Margaret MacMillan, me espanté con la calaña de los dirigentes mundiales del momento. Eran algo así como presidentes autonómicos españoles pero armados hasta los dientes. Con tipos así volvemos a estar.

No hay más Europa que la que arde, que la que ardió. No sé si tenemos instinto ya para sostener nuestra ilusión óptica, en la que hemos hecho la vida.

Para acabar con Jünger: auguraba un futuro terrible en Los titanes venideros. Solo llegó a conocer de un modo incipiente las nuevas tecnologías, pero lo que dijo de las anteriores vale. Jünger, además del cultivo de un jardín (metafófico y no), recomienda frialdad: "sobre un pantano helado se avanza con más seguridad y rapidez".

Los librescos no pensamos hacer nada, pero veremos alzarse ante nosotros lo que leímos en los libros. No está descartado que eso que se alce nos lleve también.

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16.2.25

Desafección por la fauna que habita el Congreso

[Montanoscopia] 

1. Los lectores saben que siento debilidad por mis detestados. Es decir, no dejo de detestarlos, pero quiero que les vaya bien: en la salud, en el trabajo, incluso en el amor. Por eso me ha alegrado el fichaje de Idafe Martín por Moncloa, gracias al cual progresa en el trabajo (un carguito oficial) y en el amor (un amor correspondido por el Poder, ¡enhorabuena!). De su salud no sé nada, pero se la deseo larga, para que nos sigamos divirtiendo. No son tan frecuentes espectaculitos antropológicos como el que Idafe nos brinda. 

2. Tampoco es moco de pavo el espectáculo de los trumpistas españoles, que no cesan de pepsicolear con las bravuconas ocurrencias del presidente Trump y su vicepresidente Vance, rústico en Dinerolandia. Ahora, con la traición a Ucrania, se ha hecho trumpista hasta Podemos, que al fin está en su espacio natural junto a Vox. 

3. En el canal de Pablo Iglesias (que fue vicepresidente del Gobierno gracias a Pedro Sánchez, no se olvide) salió una Irene Zugasti diciendo que La infiltrada "es una película que romantiza las infiltraciones policiales en Euskal Herria y el espionaje a la sociedad vasca. Me parece una de las películas más reaccionarias y peligrosas que se ha hecho en los últimos tiempos". ¡Criminalizar a ETA, a quién se le ocurre! 

4. Confieso que la presencia del yihadista en el Congreso de los Diputados me ha dejado indiferente. Tal es mi desafección ya. Delincuentes como él hay en los escaños a cascoporro. Y con víctimas a cuestas: desde la dana, la incompetencia política española se salda con muertos contantes y sonantes. Más la correspondiente bellaquería aprovechona posterior, tanto del Gobierno de España como del de Valencia: o sea, del PSOE y del PP. Por no hablar de los diputados de otros partidos que son proterroristas o golpistas, o castristas, chavistas, trumpistas, lepenistas, putinistas o abiertamente antisemitas; no hay deyección en el mundo sin representación parlamentaria española. Como último mohicano del patriotismo constitucional, mi papeleta es tremenda ahora: defiendo la estructura institucional, pero a casi ni uno de los que actualmente la habitan (corroyéndola). Apoyo el Congreso de los Diputados, pero me da igual la fauna de dentro. 

5. El 12 de febrero hizo treinta y seis años de la muerte de Thomas Bernhard. Sus disposiciones al respecto fueron deliciosas y prolongaron la fiesta bernhardiana: la fiesta del aguafiestas. El día de su muerte sus familiares debían comunicar que había caído gravemente enfermo. Dos días después, que había experimentado una espectacular mejoría. Tres días después, que llevaba muerto tres días. Entretanto, lo habían enterrado discretamente. También con algo de broma: en la misma tumba están Bernhard, su amada y el primer marido de su amada. 

6. Otra efeméride: veinte años del incendio del Windsor. Yo vivía en Madrid entonces, pero no me acerqué a ver las llamas porque estaba agotado: me había pasado horas caminando con un amigo (curiosamente, el que tiempo después serviría de inspiración para el protagonista de Cicatriz, de Sara Mesa). Me tendí en el apartamento, puse la tele y supe la noticia. Estaban los periodistas del corazón, porque era la noche de Tómbola, y se notaba que trataban de redimirse hablando de algo serio. Fui a la zona al cabo de dos o tres días. No recuerdo bien lo que vi (¿un socavón o un muñón calcinado?), pero sí que era una mañana transparente de febrero, con sol frío. Yo ya estaba en las semanas que me iban a hacer abandonar Madrid, por lo que el Windsor se convirtió en el símbolo del fuego (de la calcinación) que dejaba atrás. 

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14.2.25

Los mítines de los Goya

[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 22:34

Buenas noches. Se equivocan quienes se molestan por que la, así llamada, gente del cine español aproveche los premios Goya para soltar sus mítines políticos. Desde mi punto de vista, lo que ocurre es justo lo contrario. No es que haya un gran cine español y una ceremonia maravillosa que lo celebra y en la que se cuelan inoportunos mítines. Lo que no hay es ni gran cine español ni ceremonia maravillosa, por lo que se impone recubrir la carencia con algo; por ejemplo, con mítines. En los mítines que sueltan al recoger el premio se cumplen las personas del cine español, que llevan toda la vida preparándose para ello; es decir, no para el cine, sino para el mitin. La estatua del Cabezón (así llaman al pobre Goya) viene a ser, en quien la recibe, el pase para soltarle el mitin a toda España por la tele. La gloria no es hacer una buena película, sino hacer una película que te dé acceso al Cabezón y, por consiguiente, al mitin. Este año la fiesta la empezó Miguel Ríos, que no es del cine español pero podría serlo por los mítines que endilga. El asesino de Beethoven es astuto y sabe que el aplauso no lo va a obtener por su, así llamada, música. Hace como veinte años, el director José Luis Cuerda lanzó un diagnóstico fulminante: "El cine español naufraga en océanos de autocomplacencia provocados por la cocaína". No sé si la cocaína ha desaparecido en este tiempo, me temo que no mucho, pero sin duda ha sido desbancada por la ideología. Así que podríamos afirmar: "El cine español naufraga en océanos de autocomplacencia provocados por la ideología". Se trata siempre, naturalmente, de la ideología adecuada. En realidad, los Goya son una gran primera comunión. ¡Buenos chicos! ¡Buenas chicas!

13.2.25

La educación trágica

Lecturas transitivas: un artículo de Helena Farré le ha recordado otro de Jonathan Franzen a nuestro Ricardo Dudda, que ha escrito a su vez "El club de los trágicos". Sigue por mí, porque lo he leído justo después de un prólogo de Fernando Savater del que hablaré en seguida y que concluye también con lo trágico. La "filosofía trágica", en la que me eduqué, tuvo en España a Savater y a Eugenio Trías como principales impulsores. La corriente venía de Nietzsche. (El Unamuno de El sentimiento trágico de la vida era menos trágico que agónico.)

Pensaba que de Savater me lo había leído todo, pero llegó el otro día mi amigo Curro, savateriano también, con uno de sus mejores textos, del que no teníamos ni idea. Es el prólogo a una antología de Schopenhauer editada por Montesinos en 1986: Schopenhauer: la abolición del egoísmo. Ya solo está en librerías de viejo. Es deslumbrante lo que hace Savater en treinta páginas: una síntesis perfecta de la filosofía de Schopenhauer, con un vigor y una calidad literaria de quitarse el sombrero, más unas consideraciones finales donde asoma lo trágico.

La visión budista de Schopenhauer es implacable: el mal es el mundo, y la ligazón del ser humano al mundo, a la vida, por el deseo. La aniquilación de este es la aniquilación del mal. Es un sistema cerrado, coherente: el problema y su solución. Lo trágico consiste en quedarse en el problema, sin solucionarlo. Otro extremo absolutorio sería el de Duchamp, tan zen: "No hay solución porque no hay problema". Cioran alcanza a cabalgar ambas visiones: "Estamos todos en el fondo de un infierno, cada instante del cual es un milagro".

Savater lo formula así al final de su prólogo, tras la exposición de la filosofía de Schopenhauer: "Es posible, teóricamente aceptable y vitalmente plausible, el asumir con júbilo trágico la inanidad de la existencia que el conocimiento revela. Y ello, insistamos, sin dejar de verla como inanidad, sin maquillar ni ocultar el espanto y el hastío de sus incansables procedimientos. [...] El pensamiento trágico pretende conservar tanto el horror como el júbilo de la existencia, en lugar de intentar la disolución apaciguadora de la contradicción en el nirvana". Tal fue la actitud de Nietzsche, que recogió así el guante de su maestro. Luego cita Savater unos párrafos admirables que escribió el mexicano José Vasconcelos tras su lectura de El mundo como voluntad y representación: "¡Pesimismo alegre! Tal es la fórmula. [...] Alegría porque ya todo lo perdimos, porque ya nada nos detiene, porque si todo se va también todo es vano. Alegría porque en el fondo inescrutable hemos advertido un proceso de tránsito". En fórmula de Nietzsche: la inocencia del devenir.

Trías, en Drama e identidad, distinguía la tragedia irresoluble de los apaños del drama. En este es una solución el final, incluso el final infeliz. La estructura dramática es la que tiene por inercia la mente occidental. El esfuerzo por la tragedia es un esfuerzo por la intemperie; un esfuerzo o una lucidez: "No hay por tanto salvación, no hay por tanto solución".

La ola reaccionaria actual (que incluye a la izquierda antiilustrada, que es hoy casi toda la izquierda; además, por supuesto, de a la derecha neocatólica del Dios, Patria y Familia) pretende erigir un cobijo donde no lo hay, con mampostería neoclásica no solo arquitectónica. La repetida definición del populismo como "ofrecer soluciones fáciles a problemas difíciles" no es acertada salvo en este punto: el de la satisfacción dramática del cierre; es decir, del cierre truculento.

Pero la situación no es dramática, sino trágica. Es decir, peor. Es decir, mejor. 

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9.2.25

El asteroide acabará con todos nuestros problemas

1. Qué ascazo da el, así llamado, mundillo cultural español. Aquí no necesitan ningún senador McCarthy: la entrega a la caza de brujas es voluntaria y masiva. Lo que le están haciendo a Karla Sofía Gascón no tiene nombre. Mi desprecio es infinito. 

2. (Un último aspecto del asunto Karla Sofía.) Tuiteamos con desesperación. Decimos burradas desde la derrota, desde la exclusión o la autoexclusión. No aspiramos a nada, a ningún logro, a ningún reconocimiento. Con la toalla tirada, nuestro desahogo es Twitter. Soltamos ingeniosidades, exabruptos, macarradas. No dejamos títere con cabeza. Ignorantes de que el triunfo llegará un día. Y se volverá a marchar. Justo por aquellos desahogos, que tenían razón para siempre, de forma siniestra: nos anclaban en el fracaso. 

3. No debe cundir el pesimismo: con Trump, con Sánchez y con todos nuestros problemas acabará el asteroide que puede chocar con la Tierra el día del sorteo de Navidad de 2032. Hay un 1% de probabilidades (muchas más de que nos toque el Gordo), pero es que sin el asteroide las probabilidades serían del 0%. En las fluctuaciones electorales no cabe confiar: Sánchez volverá a ser presidente en 2027 y 2031. En cuanto a Trump: es un pato cojo de siete patas. Su manera de hacer "más grande" Estados Unidos será muy similar a la de Chávez, que empezó haciendo "más grande" Venezuela con la revocación del límite de mandatos. Pero el asteroide nos puede salvar. Un magnicidio masivo, que sería de paso el parvicidio (¡el pequeñicidio!) de todos los demás, entre los que me cuento melancólicamente. No quedarían cabos sueltos. El crimen perfecto, al fin. Aunque solo fuera por la falta posterior de detectives. 

4. La célebre frase de Benjamin "No hay documento de cultura que no lo sea a la vez de barbarie" quedaría reformulada, si la última ocurrencia de Trump se llevara a cabo, así: "No hay documento de turismo que no lo sea a la vez de barbarie". Lo sórdido en este caso (ocurre también en el de Sánchez) no está tanto en el patán que propone como en los verdugos voluntarios que jalean su propuesta y se prestan a ejecutarla. La idea de Gaza como resort, con sus hipotéticos turistas, me hace recordar los versos de Gimferrer: "mientras en una bocanada ardiente / la muerte ocupa un puesto entre los parasoles". 

5. Por invitación de Abascal se cita en Madrid lo más nutrido de la xenofobia internacional (valga la paradoja): los "patriotas" Orbán, Le Pen, Salvini, Wilders. Faltan Puigdemont, Orriols y Otegi, aunque estos (junto con el anfitrión) pertenecen a la xenofobia nacional. Con todo, ninguna de las frases ultraderechistas pronunciadas estos días están a la altura de las que dijo Otegi sobre los extranjeros como peligro para "la identidad nacional" (vasca). Otegi debería haberse ido de vinos por Madrid con sus colegas xenófobos, y sintiéndose además el primus inter pares: al fin y al cabo, ninguno de los otros (¡por el momento!) está directamente vinculado con el asesinato, el secuestro y la extorsión, instrumentos patrióticos por excelencia. 

6. El énfasis de Sánchez (y sus ministros y sus periodistas) en la lucha contra la mentira certifica que la verdad conserva su prestigio. Sigue haciendo falta recurrir a ella para sellar la otra. 

7. Después de haber leído por cuarta vez Hormigón, creo que es mi novela favorita de Thomas Bernhard y sin duda una de las mejores, siendo buenas todas. La propondría para empezar, tras el aperitivo de Mis premios. Hoy 9 de febrero es el aniversario de su nacimiento. El miércoles 12 será el de su muerte. Próximas sus trabadas fechas fatales. 

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6.2.25

Bob Pop, inquisidor contenidista

Es repugnante el vídeo de Bob Pop bailando sobre la tumba civil de Karla Sofía Gascón, empujándola al hoyo. Siempre me acuerdo (desgraciadamente) del aserto de Cioran: "Por las víctimas hay que tener una piedad sin esperanza". En la medida en que Bob Pop haya sido víctima, en esa misma medida es hoy inquisidor. Hoy está entre los curas: sacerdote abyecto de la religión ideológica. Imparte sus sermones desde un púlpito del poder: la cadena Ser, órgano gubernamental. Àngels Barceló oficia de monaguilla. Sánchez los bendice.

Como aficionado a la literatura, que me hace estar al día más o menos, observo el arrasamiento de la ideología en los talentosos y en los no talentosos. Con estos últimos no se pierde nada, se limitan a darle a la manivela al uso para ser algo o alguien y estar ahí y cobrar (lo poco que se cobra en la literatura). Con los talentosos la pérdida es total, de su talento para abajo. Bob Pop está entre ellos. Tiene talento y tiene algo más difícil: carisma. Tiene también una energía envidiable que le permite estar dando la batalla desde una silla de ruedas. Lástima que todo este potencial lo haya arruinado su entrega a la ideología, que es una rendición: una rendición existencial. La entrega a todo bálsamo lo es.

La ideología te ordena el mundo, lo cerca frente al caos; gracias a ella sabes dónde está el bien y dónde está el mal, qué es virtud y qué es pecado, identificas a amigos y enemigos. Inamoviblemente. Es una religión cruel, porque a diferencia de la católica, que reconoce una gradación en los pecados y, en último extremo, contempla la salvación y el perdón (cierto que con un complemento divino, ontológicamente totalitario), la religión ideológica solo reconoce pecados absolutos, para los que no hay salvación, ni perdón, ni compasión (la ausencia de un Dios tal vez la convierta en un callejón sin salida, en cuanto religión).

Al cabo, es otra muestra de la pérdida del sujeto universal, formal, de la Ilustración. Ya no hay ciudadanía abstracta, sino individuos que han de amoldarse a los contenidos que les exigen arbitrariamente. La ciudadanía universal, como era formal, protegía el juego libre de los contenidos. Por debajo, por decirlo así, de la capa de la ciudadanía, cada cual podía pensar y actuar como le viniera en gana. La ciudadanía era solo un marco, un campo de juego con reglas básicas de carácter formal. El contenidismo, en cambio, impone maneras concretas de ser: concretas, entiéndase, desde la abstracción ideológica. Diversidad aparente: uniformidad real.

Ya vimos que para un cierto feminismo (el de las Irenes Montero) las mujeres carecían de un derecho fundamental: el de ser de derechas. Ahora Bob Pop les niega a las mujeres trans el derecho a decir enormidades (o lo que les salga del coño, o de la polla) que puedan parecer de Vox. Para ambos, Montero y Pop, la virtud se halla en lo que se piense y en lo que se diga, que ha de estar de acuerdo con lo que ellos (Montero y Pop) piensan y dicen. No solo se ha recuperado el pecado de pensamiento y de palabra, sino que ahora, como hemos visto, es un pecado absoluto, que solo admite condena. Pero lo más patético de nuestros inquisidores contenidistas es que su división es encima falaz: acusan de "fachas" a quienes tienen menos ítems de facha que ellos mismos.

Queda Karla Sofía como víctima impresionante de una tragedia. Excomulgada por todos, de Netflix a Bob Pop, en soledad, sin futuro profesional, rabiando su soledad, muñeca rota. ¡Saca fuerzas, guapa!

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2.2.25

La obispa de Trump y los monaguillos de Sánchez

[Montanoscopia] 

1. Se multiplican los artículos de admiración por la obispa que le leyó la cartilla a Trump. Los escriben los monaguillos de Sánchez. 

2. El patán Trump esparciendo su barata porquería ideológica con los cadáveres del accidente de aviación de Washington aún sin enterrar. Aprovechamiento político rastrero sin un miligramo de compasión ni compostura. Pero en Estados Unidos, como en España, yo ya no veo solo a los fantoches, sino también a los votantes que los sostienen. En democracia la responsabilidad es compartida: los fantoches lo hacen porque les funciona. 

3. Férrea ley del populismo: una ley de gravedad (sin gravitas) que empuja hacia el suelo, hacia el fango. Lo contrario, que es raro y difícil, se produce cuando la gente está por encima de sí misma. Por lo general, porque una élite tira de ella para arriba. (Improbabilísima esa élite hoy.) 

4. Los trumpistas españoles predican Dios, Patria y Familia. Su neocatolicismo no lo ven incompatible con el despiadado Trump, tal vez porque se apoyan en el ejemplo histórico de la Iglesia. La matraca de los "viejos valores" la compatibilizan también con el lepenismo, el putinismo y todo asomo de política criminal. Siempre que se embadurne con la retórica adecuada: para la otra, ya están los de enfrente. 

5. Irene Montero se codea con el dictador de Cuba y Juan Carlos Monedero da una conferencia en el mayor centro de tortura de Venezuela. A los torturadores les llama amistosamente "filósofos policiales": sin duda devotos del último argumento que proponía Schopenhauer en su arte de tener razón, el argumento ad baculum. Montero, Monedero y todos los suyos encuentran dictadura (¡franquismo!) en el democrático "régimen del 78". Pero en las dictaduras realmente existentes no solo no encuentran dictadura, sino que encuentran democracia: una democracia tan ejemplar que es la que proponen para España. 

6. El ministro de Asuntos Exteriores y el fiscal general del Estado, Albares y García Ortiz, parecen sacados de una novela de burócratas austrohúngaros. Cada uno es una caricatura perfecta de sí mismo, por lo que cualquier caricatura de la caricatura será inferior. La obediencia servil al jefe se corresponde, como era de esperar, con el despotismo hacia los subordinados. La noticia de que el ministro ha destituido a un embajador por quedársele dormido en un discurso confirma que es imposible de caricaturizar. 

7. El inoperante Feijóo no heredará nunca por sus propios méritos el poder. A falta de conquistarlo por sí mismo, algo que ya podemos descartar, sus perspectivas son oscuras: o no le llegará nunca el poder, o le llegará con el país destruido. 

8. Ya es imposible que Karla Sofía Gascón vaya a obtener su segunda estatuilla. Me da pena, aunque como brasileñista yo apoyaba en los Oscar a Fernanda Torres. Espero en cualquier caso que no se lo lleve Demi Moore, horrible en su horrible película. Pero algo bueno sí tiene La sustancia: salen más tetas que botellines. 

9. Los que tenemos un pasado macarra en Twitter, como el glorioso pasado macarra de Karla Sofía, somos los verdaderos excluidos de la sociedad: ningún nombramiento, ningún reconocimiento, ni oficial ni comercial, será ya para nosotros. Nos metíamos con todos, pero nos perjudicábamos a nosotros mismos. No dejaba de ser una ofrenda elegante a nuestros detestados: les dábamos nuestra cabeza en una pica. Lo bueno es que no corremos el riesgo de ser alguna vez, por ejemplo, ministros: entre todos los flamantes ridículos que nos tiene reservados la vida, ya no estará el de ser un Bolaños. 

10. Todo lo contrario del pasado tuitero de Sánchez: siempre se estuvo labrando la presidencia, adiestrándose en el mentir. 

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31.1.25

La lucha de mandos a distancia

[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 2:14
 
Buenas noches. En los ochenta se puso de moda contraponer políticamente el Norte y el Sur. Se volvió tan pesada la cosa, que el añorado Juan Cueto protestó. Dijo que se había cambiado la lucha de clases por la lucha de puntos cardinales. Él, que dirigía la revista Cuadernos del Norte, se mosqueó con el disco que hicieron Joan Manuel Serrat y Mario Benedetti: El sur también existe. Dicho sea de paso, este disco fue para mí de justicia poética. Siempre he sostenido que Serrat es el asesino de Antonio Machado, porque la musiquilla que les metió a sus poemas los liquidó literalmente. Pues bien, la poesía se vengó y Benedetti asesinó a su vez a Serrat, puesto que este ya nunca se recuperó del disco que hicieron juntos. Pero parezco Yolanda Ramos mareando la perdiz por falta de guión, porque lo que yo quería decir es que la lucha de clases ya ni siquiera es la lucha de puntos cardinales, sino algo más banal aún: la lucha de mandos a distancia. Desde que el Gobierno puso a David Broncano a competir con Pablo Motos, y lo puso también a dar las campanadas de Nochevieja junto a Lalachús, hay montones de comentaristas que cantan las virtudes políticas de esos programas de televisión promovidos y bendecidos por el Gobierno. De pronto ver tales programas te hace políticamente bueno. El vicio que es siempre ver la tele se convierte de pronto en virtud, en virtud política. Mariola Cubells, por ejemplo, escribe que por primera vez vio las campanadas "con ilusión, con interés genuino", que ya hay que tener ganas. Pero claro, es que por primera vez las campanadas servían para comulgar con el Gobierno. Igual que ver a Broncano como misa diaria. Nuestra izquierda ha descubierto que el prime time también existe.

30.1.25

Estuve a punto de morir junto a Juanito Valderrama

Viví unos años en Antena 3 Televisión, porque me contrataron como guionista y el horario era de echar allí el día. Fue poco después de su inicio, hace ahora 35 años. Tengo pues una memoria, incluso sentimental, de aquellos encierros maratonianos con el edificio burbujeando de famosos, los fijos y los de paso.

Las plantas eran amplias y despejadas. La redacción de Pepe Navarro, que era la mía, se encontraba en un extremo. Justo enfrente estaba la de Jesús Hermida, en la que siempre celebraban cumpleaños, y a su lado la de Nieves Herrero. A veces, cuando empezaba el programa de esta, en su equipo apostaban en qué minuto haría llorar al invitado.

Podría contar mil anécdotas, pero me caben unas pocas. Un día a los guionistas nos dio por imitar a José Luis López Vázquez: "Señorita, es usted un monumento, ¡mo-nu-men-to!". Entonces sonó el teléfono y era él. Casi le repetí la imitación. También solía llamar el novio de una redactora, que le había dado nuestro número por discreción. Él era el compositor del anuncio del turrón El lobo, que terminaba con un aullido. Así que avisábamos a nuestra compañera aullando: "¡Auuuuuh!".

Un día llegó para el programa Sabor a Lolas, de Lola Flores y Lolita, Leopoldo María Panero, que se pasó horas de aquí para allá bebiendo cocacolas. Pregunté luego en el bar y me dijeron que había consumido como cincuenta.

Por aquel tiempo apareció Boris Izaguirre, que se deslizaba como una esfinge y a sus espaldas susurrábamos: "Es el guionista de La dama de rosa". Durante unas semanas me cruzaba continuamente con Fofito, que hacía Trilocos. Un día, en el comedor, les solté a mis compañeros: "¡Me persigue Fofito!". Miraron con discreción a la mesa de atrás. Me volví y allí estaba Fofito.

Estábamos en la fase terminal del felipismo e hicimos montones de sketches sobre las fiestas y la fuga de Luis Roldán, sobre el piano de Narcís Serra, sobre José María Aznar. Un puntazo era que el mismo imitador de este, Daniel de la Cámara, imitaba también a Felipe González. De manera que a veces poníamos a Aznar hablando como González y al revés, lo que fomentaba la carnavalada.

Ya por el 2000 adquirí la costumbre de subir, justo después de comer, al estudio desde el que se emitía las noticias del mediodía. Yo tenía de perfil, tras un panel de cristal, a Matías Prats y Susanna Griso. Me gustaba sentir la tensión de los minutos previos. Entonces sonaba la sintonía, Prats y Griso saludaban y yo me iba.

Pero el momento más notable fue cuando estuve a punto de morir junto a Juanito Valderrama. De vez en cuando bajaba a los platós a ver un rato los directos. Por aquellos pasillos laberínticos encontré a Valderrama, que se había perdido. Me dijo a qué programa iba y lo conduje a la salita de invitados. Por el camino le fui diciendo cómo era el ídolo absoluto de mi abuelo, la de veces que había puesto en casa sus casetes. Abrí la puerta de la salita y nos salieron unos cuantos tipos malencarados, apuntándonos con metralletas. Resulta que otro invitado era el arrepentido Portabales, que llevaba su escolta.

Una mañana, allá por 1994, nos llegó a la redacción un guionista de prueba. Era mayor, melifluo, anticuado. Le preguntamos qué era lo último que había hecho en televisión y nos dijo que trabajar con Isabel Tenaille. El socavón temporal que se me abrió al oír el nombre de aquella presentadora de los setenta es el que se les ha debido de abrir a los lectores de este artículo.

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26.1.25

Con Sánchez el polígrafo se convierte en sismógrafo

[Montanoscopia]  
 
1. Me hace gracia que los trumpistas españoles se enfaden cuando llamo patán a Trump. ¡Si lo jalean precisamente por ser un patán! 
 
2. Mi diversión ahora son los artículos antitrumpistas de El País. El 90% de lo que le reprochan a Trump es de aplicación a Sánchez, al que celebran.  
 
3. "Quién va a defender la verdad, si no somos nosotros". Lo dice Sánchez ante un auditorio de militantes. Su frase, sin embargo, es lo segundo más aterrador del vídeo. Lo primero es el silencio del auditorio.  
 
4. Escribe Tonia Etxarri que habría que ponerle el polígrafo a Sánchez. Bien, pero con Sánchez el polígrafo se convertiría fácilmente en sismógrafo.  
 
5. Las últimas declaraciones del presidente son apoteósicas. Tras el fracaso de su decreto ómnibus, ha dicho que hay grupos parlamentarios que "quieren causar dolor social". En El País, el patito Cué traduce las intenciones de Sánchez: "El Gobierno dejará que se vean los efectos del no del PP y Junts a la subida de las pensiones". Formidable manera de politizar el sufrimiento, como Stalin con las hambrunas. Solo que endosándoselas a la oposición. (Siguiendo el guión, los sindicatos van a manifestarse contra esta.)  
 
6. Leo el artículo que escribió Peláez para el Abc sobre la fiesta de los premios Zenda: "España como debería ser". Me ha trastornado, porque yo en teoría defiendo lo mismo. Siempre he defendido lo mismo: una transversalidad entre todo tipo de personas en que la política no es un factor determinante. Pero ya estoy fuera. Desprecio demasiado. Me revolvería estar en la misma fiesta que un Rufián o, sobre todo, un ministro Bolaños. Por lo que representan, por lo que hacen; por lo que (sobre todo el segundo) siguen haciendo. Me he salido o me han echado. Mi misantropía se ha impuesto.  
 
7. Me alegra encontrar a Víctor Márquez Reviriego en una entrevista de The Objective. Hacía mucho que no sabía nada de él. Era uno de mis favoritos en la mejor tertulia que ha habido jamás: la de Balbín en Antena 3 Radio. Allí se cumplía el ideal de Peláez, que era (y sigue siendo, como ideal) el mío. Cuando empecé a leer la prensa, con catorce años, descubrí a Reviriego como el autor de un libro de conversaciones con Felipe González: Un estilo ético. En vísperas de las elecciones de 1982 salió en El País el manifiesto en apoyo del PSOE que firmó todo el mundo, incluido Reviriego. Solo que este mandó una carta al director para aclarar que habían puesto su nombre sin su consentimiento. Aquello me llamó muchísimo la atención. Con el tiempo me he dado cuenta de que fue heroico.  
 
8. Ha muerto Antonio Jiménez Millán, poeta y profesor. Aún más que sus poemas, me gustaba cuando recitaba en clase a Baudelaire, Laforgue, Eliot o Apollinaire. En su voz conocí el Prufrock, La tierra baldía y Zona, así que le debo mucho. Era por la mañana siempre y por la ventana entraba la luz de finales de los ochenta.  
 
9. Caigo asombrado en que 1975 fue en realidad el Año Bernhard. Thomas Bernhard publicó Corrección y El origen (primer tomo de su pentalogía autobiográfica), y estrenó La fuerza de la costumbre y El Presidente. Fue también el Año Jarrett. Keith Jarrett grabó el 24 de enero (este viernes hizo cincuenta años) el concierto de Colonia, cuyo disco salió el 30 de noviembre. Tuvo que tocar en un piano malo, porque no le consiguieron el previsto Bösendorfer, que era, por cierto, el del Malogrado de Bernhard. Eso le obligó a improvisar su improvisación y en vez de malograrse se consagró. 
 
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23.1.25

El Errejón sexual

Tampoco he querido ver, pero también he visto las declaraciones de Elisa Mouliaá e Íñigo Errejón ante el juez de Madrid. Este es tan bueno como la jueza de Badajoz que interrogaba a David Sánchez. Y tan peculiar como ella. Tal vez su poder, un poder fundado en el conocimiento, es lo que les da tanta personalidad y desparpajo. El lenguaje está más vivo en este juez y esta jueza que en las mortecinas palabras de Juan José Millás, como estas que ha tuiteado para servir (¡trumpistamente!) a Sánchez: "Todo el mundo tiene jefe menos los jueces. Cada uno va a su bola". De jefes sabe Juanjo.

Yo confío, como en la jueza de Badajoz, en el juez de Madrid. He visto los vídeos completos de Mouliaá y Errejón y su trabajo es admirable. Conduce los interrogatorios con sabiduría, con la finalidad de cada caso en la cabeza, atajando reiteraciones, barriendo hojarasca, yendo al grano, por escabroso que sea, impulsando expresiones rectas que el relamido Errejón evitaba. ¡Hasta le hace pronunciar al monaguillo la palabra "follar"! Y dice también "teta", "culo", "meter hasta el fondo" (la lengua) ¡y recupera el fastuoso "magreo"! No juzgaré por lo tanto en su lugar, sino que me limitaré a lo mío, que es lo antropológico.

Las declaraciones de la denunciante y el denunciado, una detrás de otra, componen una película. Como no los estoy juzgando, los creo a los dos. Los hechos que no se corresponden se los endoso al perspectivismo. Este es fruto de los puntos de vista de cada cual, de la verdad no libre de fantaseo, de la volátil (¡y activa!) memoria, tal vez de la mentira o ciertas tácticas en provecho propio, de que nos montamos el relato autobiográfico con técnicas fatalmente narrativas y de que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus. El resultado es un cruce entre Rashōmon y La comedia sexual de una noche de verano (aunque era otoño).

Ella deseaba una bonita historia de amor (su posibilidad al menos) y él meterla. Más que con el juicio, que seguramente ganará Errejón, ella lo ha noqueado ya con varias cosas que ha soltado de él (al margen de la agresión que se juzga): lo torpe que era, que le dio el beso más asqueroso de su vida y la mención de su frasecita final dándole las gracias porque por ella había aprendido para futuros encuentros. El político aparece como un patancete en sus relaciones con las mujeres. Aunque con unas actitudes ritualizadas que deben de haberle dado sus frutos. Al contarlo, el Errejón sexual es una mezcla de Woody Allen y Chiquito de la Calzada.

En el hecho de que nos hayamos enterado de todo esto (¡es lo que no he querido ver, pero he visto!) está lo que me interesa. El erotismo, que los poetas románticos exaltan como fusión de dos seres, está aquí expuesto (¡obscenamente!) en sus rudimentos mecánicos e hidráulicos. Y qué sordidez kafkiana tener que estar hablando de estas cosas ante un juez, en la situación formalizada de un juicio, trayendo gestos, suposiciones, sensaciones. Los dos de pie, vulnerables, y siendo grabados para que los veamos (¡ilícitamente!) luego.

Por lo demás, qué tontería el sexo. ¡La mencionada mecánica! ¡La mencionada hidráulica! "Qué ruido tan triste el que hacen dos cuerpos cuando se aman", escribió Cernuda. Y Larkin: "Follar es como pedirle a otro que te suene la nariz". He salido del juicio con ganas de meterme en la Cartuja. ¡Pero está la Cartuja de Parma! ¡Y en la que se encerró Antonio Gala, quien según me cuentan se puso morao!

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19.1.25

Nos esperan cuatro años de gloria cómica

[Montanoscopia] 

1. Mañana 20 de enero (día del flechado San Sebastián, patrón de Río de Janeiro, cuyo nombre completo es San Sebastián de Río de Janeiro) comienza la segunda era Trump. En la primera este fue apenas un patán. Hoy es un patán entre patanes, con equivalentes en numerosas naciones, incluida España. En esta nación hay dos figuras estrafalarias: por un lado, el trumpista español; por el otro, el sanchista antitrumpista. Nos esperan cuatro años de gloria (para mí, de gloria cómica). 

2. Que tenemos los peores políticos de nuestra democracia es una verdad tan contundente como la de que tenemos el peor electorado de nuestra democracia. Desde el 23-J no hay políticos culpables, sino ciudadanos culpables. 

3. A propósito de lo anterior, yo ya solo veo las barrabasadas de los políticos en relación con los votantes que se las consienten. Si estos no se las consintieran, no las harían. 

4. Ahora que en España se desmonta el Estado de derecho, va Errejón y llega a él. Una de las termitas que han contribuido a derruirlo lo reclama ante la puerta del juzgado para defenderse. Un hermoso destello universalista de pronto. Tan hermoso como melancólico, puesto que lo emite un sujeto para salvar su culo. 

5. Los barones del PP aplaudiendo a Mazón el Noqueado es una de las escenas más deprimentes de la política española de los últimos tiempos, y eso que abunda en ellas. También es patético el cortejo del PP a Junts. Feijóo anda, simultáneamente, como pollo sin cabeza y como vaca sin cencerro. Más que sus virtudes, se visibilizan sus carencias. Lo que tal vez quiera decir, en el peculiar contexto español, que está preparado para gobernar. 

6. Con una sola palabra, Nacho Vigalondo le hace el mejor homenaje al recién muerto David Lynch. En La Cultureta de la mañana (Onda Cero), dice que acerca de sus películas siempre se menciona lo extraño, lo grotesco, lo siniestro, lo bizarro; mientras que Lynch habla de ellas en términos de belleza. Esta es la palabra. 

7. Sobre La Cultureta de la noche (en la que no está Vigalondo) tuve una epifanía: es como una sesión de los hermanos Marx en la que Rosa Belmonte fuese Groucho y todos los demás Harpo tocando el arpa. 

8. Desde Bélgica me manda Antonio de la Fuente su libro editado en Chile Camino de Santiago (Laurel). Este Santiago es a la vez el de Chile y el del camino. En 1929 su padre asturiano salió de Barcelona a bordo del Conte Verde, barco que ilustra la portada, y llegó a Buenos Aires. Por allá se quedó. El autor nació en Chile, vive en Bélgica, pasa temporadas en España y ha viajado por muchos países. Nos conocimos en uno aéreo, Internet, donde fue Josepepe y ahora es Materlín. Camino de Santiago, hecho a partir de las entradas de su finísimo blog (pínchenlo por la transcripción de la presentación del libro: aquí), es el dietario perfecto. O la bitácora perfecta: bitácora de un viaje que es siempre el viaje a la realidad. Al misterio, la sorpresa, la poesía, la curiosidad, la gracia (y esporádicamente el horror) de la realidad: la de los días excepcionales en alguna parte del mundo y la de todos los días en el rincón de siempre. Con su mirada y su escritura, con su sensibilidad y su pensamiento, con su piedad risueña, Antonio de la Fuente ha escrito un libro hospitalario. Como dije en su día de los Diarios de Iñaki Uriarte, es imposible que Camino de Santiago no le guste a un buen aficionado a la lectura. Así que léanlo. 

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17.1.25

Visita al Museo de Cera

[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 5:25

Buenas noches. Aunque en mis viajes a Madrid jamás piso un museo que no sea el del Jamón, en el último cedí a uno irresistible: el Museo de Cera. Éramos diez, entre ellos David Mejía (¡a él pongo por testigo!). Fue una visita instructiva. El Museo de Cera viene a ser una destilación pop de la historia y de la fama. En lo que se refiere a la historia, los personajes antiguos se mantienen, mientras que los modernos van mudando. En cuanto a los famosos, la escabechina es terrorífica. Ya no queda casi ninguno de mi anterior visita, en los años ochenta. Hicimos una reflexión filosófica: seguramente la cera de los nuevos es la de los viejos, reutilizada por el demiurgo. Algo divertido del Museo de Cera es que en él no ha entrado todavía el ministro Urtasun: hay imperialismos y machismos a punta pala, lo que resulta refrescante. La maja vestida tiene unos globos bajo el corpiño que suben y bajan al ritmo de su respiración artificial. Sí han retirado el tremebundo muñeco del torero Granero, suspendido en el aire por una cornada en el ojo. Era el favorito de los niños. Y está arrinconado y vacío el tiovivo en que daban vueltas los payasos de la tele y, como sobraba un caballito, pusieron a José María Íñigo con ellos. Las estatuas oscilan entre lo ridículo y lo espantoso, aunque están hechas con cariño. La obra maestra es la nariz de cera de Cleopatra, que como sabemos cambió la historia. Ante la silla de Franco todos hacíamos contorsiones para que no nos sacaran una foto que arruinaría nuestras carreras. Pero lo mejor fue cuando vi a mis amigos confundidos entre las figuras del salón. Parecían bultos de cera ellos mismos. O sea, que ya nunca se sale del museo.

16.1.25

El hermano de Sánchez es mi hermano

No he querido ver, pero he visto la declaración del hermano del presidente Sánchez ante la jueza de Badajoz. No la he querido ver porque las filtraciones judiciales son, pese a su frecuencia en España, impresentables y deberían impedirse o perseguirse. Pero una vez que ha estado a la vista la he visto, con un interés profesional no incompatible con el morbo.

Me ha fascinado el espectáculo; el espectáculo del hermano menor de Pedro Sánchez, David Sánchez, tan parecido a su hermano mayor que sirve para investigar (física y psicológicamente) a este, pese a que el investigado (judicial) es el otro y por eso ha ido a declarar.

Estas comparaciones por semejanza, con desenfoque o sustracción, son instructivísimas. Dicen mucho aunque no se acierte a formularlo. Hay como un trastorno ontológico, algo inquietantemente carnavalesco. Más que de esas personas en concreto, hablan de todas las personas: del hecho mismo de ser persona, quizá. (Ya se sabe: persona es máscara.)

Yo asistí a un ejemplo que me dejó turulato (¡a veces en mis columnas se cuelan palabras de Rosa Montero!). Un amigo mío salió un tiempo con una chica que era absolutamente celosa: ella pensaba que cualquiera se lo podría quitar. Mi amigo era un tirillas no muy agraciado físicamente, pero ella sentía que todas lo deseaban. Rompieron pronto y años después conocí al sustituto, aquel con el que ella se había casado y tenido hijos finalmente. Era como un vaciado deserotizado de mi amigo: como una versión de cartón, más bajito, más escuchimizado, menos inteligente, aún más feo. Mirarlo era fascinante, con mi amigo en mente.

Con David Sánchez me ha pasado también. Pero aquí era más sutil el eco, ocasionado por un ligero desenfoque y no por una gran sustracción como en el ejemplo de antes. De pronto estaba ahí el presidente, en una versión algo más lerda, más estólida, más huevona, más blanda. Una versión sin voluntad de poder, ni maliciada por el poder. De un cinismo, podríamos decir, inocentón. O sea, no realmente un cinismo, sino una aspiración acomodaticia a la vida buena y fácil que las circunstancias regalan. Era como Pedro Sánchez interpretando un papel; y el mencionado desenfoque permitía ver mejor a Pedro Sánchez.

Pero no quisiera embalarme con mi antisanchismo. Así que aparco a Pedro y me quedo con David. Mientras lo estudiaba me he dicho: "¡Hipócrita Montano, el hermano de Sánchez es tu hermano!".

Cuántas coincidencias, en verdad. Su amor por la música, su amor por Portugal. ¡El haberse casado con una japonesa! Algo que la vida no me ha puesto delante pero que hubiera agradecido (aunque ahora me están haciendo tilín las surcoreanas). Y naturalmente el enchufe, el enchufe (¡librarte de unas oposiciones!) para un puesto vacío (¡vivir sin trabajar!). Encima, la pasión por la fonética nominalista: ese pseudónimo David Azagra, tan espléndido.

El hermano menor es un tipo fantástico que se ha consagrado al arte y a la vida. Con la suerte de que le ha venido dado aquello a lo que todo ser humano debe aspirar legítimamente: no dar ni golpe. La Justicia, ay, no debe detenerse. Pero esto no me impide contemplar a ese personaje trágico que soy yo mismo. O hubiera podido serlo, con un hermano mandón.

Ahora la sucia política, las viles intrigas, le alteran la vida que había alcanzado este buen hombre. La vida que yo hubiese firmado que fuese la mía. A pesar de la incomodidad de esos telediarios en que, con mi mismo cuerpo y mi misma voz, aparece un presidente (¡mi hermano!) que lleva la vida que yo no querría llevar ni loco.

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12.1.25

Sánchez hace ¡chas! y Franco aparece a nuestro lado

[Montanoscopia] 

1. Los que en España apoyan al dictador Maduro, de Zapatero a Monedero, son los que nos predican democracia todo el santo día. El que estas dos cosas vayan juntas nos permite formular un límpido axioma: la democracia que predican es exactamente antidemocracia. Uno de cuyos corolarios sería que aquellos a los que ellos acusan de antidemócratas son justo los demócratas. 

2. Me cuentan en los corrillos madrileños que los dos máximos dirigentes del PSOE en los ochenta aseguran que solo hay una manera de echar a Sánchez: votando al PP. Y que van a hacerlo, pero que no lo pueden manifestar. Lo entiendo, por una última fidelidad al partido. Aunque es una tremenda contradicción. Yo también la tengo. Se puede enunciar claramente: si Sánchez es tan nefasto como decimos, ¿no habría que dejarse de finuras y votar al PP? El asunto lo tengo atravesado. Me resisto a perder mi finura de votante fino. Al fin y al cabo, sería claudicar ante Sánchez y dejarlo entrar en mi papeleta, haciéndome votar lo que no quiero. Hoy por hoy (en mi auto-CIS) estoy entre Izquierda Española y la abstención. (Finura e inutilidad vienen a ser lo mismo.) 

3. La hábil respuesta de Felipe González a la pregunta de qué era el cambio que propugnaba en su cartel electoral de 1982, Por el cambio, fue: "El cambio es que España funcione". A mis 16 años recuerdo que me pareció una frase al mismo tiempo anticlimática y esperanzadora. Para mí, joven Rimbaud, el cambio no podía ser otra cosa que "cambiar la vida". Pero el regeneracionistita que habitaba en mí proyectaba un alivio de país eficiente. Diez años después vino el Ave, que llegaba a su hora. Y cuarenta después, con Sánchez y con Puente, el Ave falla más que una escopeta de feria. El sanchismo es que España no funcione. 

4. Me pareció estupenda la versión de Libertad sin ira que hizo Jimena Amarillo ante Sánchez en el acto 1/100 de la conmemoración franquista que he retitulado ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco! El problema está en la canción de Jarcha, tan pegadiza como casposa. Ya lo era en 1976. Hubo un momento delicioso, sin embargo, en mi audicióN. En un compás (les invito a que lo comprueben) la música hace un quiebro y parece que se va a transformar en la canción juvenil de Christina Rosenvinge ¡Chas! Y aparezco a tu lado. De manera que Franco estaba ahí, en la ceremonia, empujando. Sánchez hace ¡chas! y Franco aparece a nuestro lado. 

5. Lo de Franco, evidentemente, es una cortina de humo. Lo ha escrito Félix Ovejero, que propone que no se hable más de Franco para deshabilitarla. Estoy de acuerdo, pero vuelvo a incurrir en contradicción: ¡a mí no se me puede quitar este caramelito! Pienso seguir haciendo chistecillos del acto 1 al 100 del sanchista ¡Franco! ¡Franco! ¡Franco! 

6. La cortina de humo, por otra parte, intentan que sea bien operativa: el día 1/100 se lo pasaron los psocialistas identificando al PP con Franco. De eso, como es natural, se trataba. 

7. Precisamente Ovejero presenta este jueves en Barcelona, junto a Jahel Queralt y el autor, (Pos)verdad y democracia, de Manuel Arias Maldonado (librería Alibri, 19h). Este libro importante está siendo ignorado por los medios oficialistas, y eso que hace un análisis preciso de las tergiversaciones de la verdad de Trump. El problema es que no oculta que también es de aplicación a Sánchez. 

8. Ni Jordi Gracia salva el libro de Justo Serna contra Fernando Savater. Aunque Gracia aprovecha su crítica para arremeter contra Savater en plan muy Serna. 

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9.1.25

Lanata en el lago Baikal

En 2005, no sé por qué, me puse a escuchar la radio por las tardes y descubrí a Jorge Lanata. Acababa de volver a Málaga de mis años en Madrid y no me puedo creer que se vayan a cumplir veinte años: este y no otro será mi aniversario de 2025. (Lo de "la frente marchita" solo me suena raro porque es muy poco tiempo.)

El programa era el de Gemma Nierga en la cadena Ser, en el que me enganché a las conversaciones sobre libros entre Almudena Grandes y Juan Cruz (¡a veces me aficiono a mis detestados!) y a lo que llamaban "tertulia de latinoamericanos", con Jorge Lanata, Jaime Bayly, Boris Izaguirre y Álvaro Vargas Llosa (luego se incorporó Santiago Roncagliolo): purita delicia.

Al único al que no conocía era a Lanata, aunque sí sabía qué era el periódico que fundó, Página/12, por un amigo argentino que me hablaba de él en los tiempos en que era difícil ver prensa de fuera. Tampoco conocía su aspecto, así que me pasé unos años seducido por su voz exenta, como con los locutores de antes. Me gustaban todos en la tertulia (¡hasta Alvarito!), pero mi preferido de lejos era Lanata.

En el curso de aquellos años fundó otro periódico, Crítica, junto a Martín Caparrós (de cuya existencia me enteré entonces). Tuvo al menos un titular memorable, cuando ganó Obama en 2008. Al cierre de la edición no se sabía el resultado del martes electoral, así que tenía que poner algo que sirviera tanto si ganaba como si perdía. Fue brillante: "Martes negro". Y cuando Cristina Kirchner volvió a ganar en 2011 propuso en la radio (su periódico ya había cerrado) este titular: "54% de bótox".  

El programa de Nierga se acabó y me quedé con ganas de más Lanata. Lo busqué por internet y fue el momento en que su aspecto se acopló a su voz: con disonancia al principio (¡qué gordo era!), con absoluta armonía después. Le cogí (¡disculpen, argentinos!) más afición aún, devoción casi. Se activó en mí el fenómeno fan. Lanata tenía carisma.

Su regreso a la televisión argentina con Periodismo para Todos me pilló, así, asomado y pude ver todos los programas, que ponían al día siguiente en la web. Como eran los años duros de la crisis en España, formulé esta humorada: "Me refugio de los problemas de España en los problemas de Argentina". Me regocijaba también la excentricidad de estar tan informado de lo de allá desde acá, en plan vicio privado.

Esa fue la cumbre de su popularidad e influencia, me entero ahora, con lo de "la ruta del dinero K.", lo de "la grieta" y tantas otras cosas por las que ya no somos tan distintos en España. Su panoplia de caricaturas de políticos estrafalarios, inútiles y corruptos, de la presidenta para abajo, la tenemos también. Podrían servirnos igualmente de lección sus reflexiones lúcidas contra el "periodismo militante" (que obviamente no es periodismo). El kirchnerismo, por cierto, lo acusaba de "golpista". ¿Les suena?

Seguí después a veces su Lanata sin filtro de Radio Mitre por YouTube, donde supe de Jorge Fernández Díaz, que acaba de ganar el premio Nadal. Pero lo que recuerdo ahora que se ha muerto (sus trabadas fechas fatales: 1960-2024) son las entrevistas que le hacían (hay muchas en internet: era un Orson Welles del periodismo) y los documentales que grabó para la productora Turner.

En uno visitaba el lago Baikal y lo imagino ahora allí, adentrándose con su ropa polar en la muerte. Solo que aquel extremo del mundo, frío, alejado, resultaba, resulta, cálido y cercano por Lanata. 

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8.1.25

Contra Franco

Me había quitado de los manifiestos, pero este lo he firmado (¡tal vez sea el último!): "Contra Franco".

5.1.25

El estoicismo no es lo mío

[Montanoscopia] 

1. El propósito de imperturbabilidad estoica con que empecé el año fracasó al segundo día. El 1 lo conseguí, gracias a que estuve solo. El 2 tenía comida catacumbística y nos tocó el peor camarero de Málaga, advenedizo en nuestro antro tradicional. Resistí un poco pero acabé estallando. Ahí naufragó mi 2025 entero. Para mí ha sido, técnicamente, un año de un día. Irles me dijo con sorna: "Desengáñate, Montano: el estoicismo no es lo tuyo". Luego le confesé a Arias: "Quise ser Epicteto. Me resigno a ser Bernhard". Creo que me haré (¡estoicamente!) unas camisetas con lo de Irles: "El estoicismo no es lo mío". 

2. "Comienza el año de Carmen Martín Gaite", leo. Pobrecilla. Tendrá que compartirlo con Franco. 

3. Sánchez les ha traído carbón a los Reyes: el día 8 en el Reina Sofía, precisamente. Los Reyes no irán a recogerlo, pero justo ese es el carbón: darles ocasión a los opinadores (ya han empezado) a que propaguen que los Reyes son franquistas. 

4. Ya que la Transición se ha terminado, me permití el 28 de diciembre una inocentada de las que prohibía Cebrián. Aprovechando que era sábado, enlacé en Twitter el artículo de Muñoz Molina en El País celebrando que por fin nuestro gran escritor crítico, la conciencia de España, el propietario de esa "voz moral" construida durante más de tres décadas, le afeaba algo a Sánchez. Muchos picaron: pincharon y se encontraron solo con un bonito artículo navideño. ¡Inocentes, inocentes! 

5. Quizá Sánchez se ha precipitado al conmemorar la muerte de Franco. Al final, lo que se recuerda de 1975, además de una flebitis y una coronación, es el Gobierno de Arias Navarro. Aquí detecto otro guiño narcisista: después de todo, Sánchez es el presidente menos pulcro con la democracia desde aquel (y con más mérito que aquel, porque aquel ni siquiera tenía democracia a la que guardarle pulcritud). Ya se ha dicho que después de 1975 los socios de Sánchez –populistas, nacionalistas, independentistas, proetarras (muchos tocan varios palos a la vez)– no tienen nada que celebrar. Pero se me ocurre una cosa más, una última cosa más: la fundación en 1976 del diario El País, que les apoya y les ríe las gracias a todos ellos, y demoniza a sus críticos. Así que en 2026 pueden tener un último aquelarre juntos. Y después chitón: ¡que llega la democracia! 

6. Vi tranquilamente las campanadas por Lalachús, que la verdad es que estaba guapa (además de buena la joía). Pero entre el trasteo con la botella de champán y el último asalto del año al turrón, solo me enteré de las estrictas uvas. El resto lo he sabido después. Sobre la estampita religiosa, los católicos que piden represión no son conscientes de la superioridad de su religión (hoy) sobre la islámica (hoy): dejan traslucir su nostalgia inquisitorial. Pero mejor fue lo de la otra cadena, con Pedroche y su vestido de leche materna. Ojalá pronto un hombre con otro vestido (un taparrabos al menos) de leche paterna. 

7. Quizá porque en 2024 murió un amigo de mi edad y sus "trabadas fechas fatales", como escribía Borges en un poema sobre un cementerio ("Convencidos de caducidad / por tantas nobles certidumbres del polvo..."), han resultado 1966-2024, por primera vez he sido consciente de que después de las campanadas se nos cambia la cifra última, por otro año al menos. 

8. Me hacen gracia los optimistas. Arcadi Espada y Yaiza Santos celebran en su podcast las buenas noticias globales que da Kiko Llaneras en El País: ¡45! Y es verdad que el mundo va mejorando. Hasta que empeore definitivamente. 

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2.1.25

San Enero

1 de enero. El sol se cuela por la persiana, pero no he salido. Lo haré esta tarde y será, supongo, una de esas tardes huecas, prometedoras, de la fecha inaugural.

Es mediodía. A esta hora debería estar preparando mi almanaque, mi agenda, mi moleskine, esas configuraciones del tiempo en papel; mis pistas para 2025. Pero me toca columna. Aun de esta modesta manera, comienza mi año laboral. Con la cabeza como en suspensión.

La primera mitad de la mañana la he dedicado a terminar lo que ayer dejé a medias: una conferencia sobre Epicteto y la película Antes del amanecer. Han sido como grapas que han abrochado un año al otro. También una cita de Nietzsche que puso anoche Toscano y he releído mejor.

Con la conferencia sobre Epicteto de la Fundación March, que empecé a escuchar ayer mientras sobre el Mediterráneo quedaban los rositas o naranjitas del último crepúsculo, me adelanté sin darme cuenta al Año Franco que propone Sánchez (¡una genuina propuesta de futuro la del presi!). Y es que al conferenciante Carlos García Gual lo presenta Lucía Franco (¡Franco, Franco, Franco!), con lo que queda inaugurado este pantano por mi parte.

Epicteto, por cierto, dice Gual que es una palabra griega que significa adquirido o comprado. Se refiere en su caso a que fue comprado como esclavo de niño. Pero se puede afirmar entonces, en buen griego, que Sánchez tiene muchos epictetos (¡y epictetas!). Algunos ya se han precipitado a cortar lonchas de Franco del jamón gubernamental para complacer al amo.

La conferencia es interesante y nos permite comprender por qué Epicteto y los demás estoicos tienen sitio principal en las librerías: por el hincapié en que uno ha de centrarse en lo que depende de uno y aceptar lo que no con deportividad. Se dice fácil, pero requiere un aprendizaje áspero. Yo, de espíritu poco penitencial, aceptaría la lección estoica con un único añadido: entre lo que de uno depende están también las canitas al aire, ¡los momentos epicúreos!

Antes del amanecer, de Richard Linklater, me ha impresionado menos que cuando la vi por primera vez a finales de los 90. Julie Delpy me ha parecido más guapa y encantadora aún, y Ethan Hawke más insoportable aún. En realidad, la película la he revisitado por ver Viena. Pero de nuevo estaba ahí la angustia temporal: esa metáfora del día único, del encuentro único. La intensidad mientras van avanzando las horas hacia la despedida... Naturalmente, la película concentra en un día lo que es la vida entera, lo que son todos los días. Así que bien para empezar el año.

Pero mejor aún es lo de Nietzsche. Toscano trajo el fragmento de La gaya ciencia consagrado a San Enero (Sanctus Januarius, por el dios Jano, el dios de las puertas y de estas encrucijadas del calendario, con una cara que mira hacia atrás y otra hacia delante) y lo he releído esta mañana.

Nietzsche propone ver belleza en la necesidad de las cosas, con una suerte de estoicismo juguetón. Gual señalaba esta asociación nietzscheana en su conferencia: el amor fati celebrado por Nietzsche, que Gual traduce como "amor a nuestro fatal destino". Y escribe Nietzsche: "Amor fati: ¡que ese sea en adelante mi amor! No quiero librar guerra a lo feo. No quiero acusar, no quiero ni siquiera acusar a los acusadores. Apartar la mirada: ¡que esta sea mi única negación! En definitiva, y a lo grande: ¡quiero ser, un día, alguien que solo dice sí!".

Es difícil (¡y más para un columnista en estos tiempos!), pero para el año nuevo no se me ocurre propósito más elegante.

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