El espectáculo se extiende a los medios, que se alimentan en parte de la universidad. Es impagable ver a renombrados académicos dándole un poco de elaboración (tampoco mucha) a lo que sale del PSOE. Ahora la consigna es decir que Ayuso es la verdadera cara del PP, cuya careta es Feijóo. Acusan a Feijóo de ser un falso moderado. Los instrumentos de medición de la moderación de estos científicos sociales pasan sin alterarse por el inmoderado Sánchez y sus inmoderadísimos pactos con populistas, independentistas y proetarras. Pero en cuanto Feijóo alza un poco la voz, se contorsionan como sismógrafos histéricos. Es, ya les digo, muy divertido.
Los de Ayuso y Feijóo son estilos diferentes, pero no opuestos como insinúa Ramoneda (ese Vallín con lecturitas), sino complementarios. El problema para Sánchez es que los dos funcionan. Casado no funcionaba, y con él Sánchez, que tampoco funciona, se sentía a gusto. Aquel gritón desmenuzado le permitía a Sánchez posar de estadista, aunque fuese de medio pelo. No resultaba convincente, pero al menos tenía espacio para la pose.
La chulería de Ayuso, desparpajada, ligera, cayendo en gracia, era ya una cosa que Sánchez no sabía manejar (y no digamos Iglesias, que se dejó la vida política en ello). Ayuso es fullera, efectista, barata: lo mismo que Sánchez, pero con la diferencia de que a Ayuso le sale y a Sánchez no. Y además Ayuso tiene un toque de alegría mientras que a Sánchez lo domina el espíritu de la pesadez.
Pero la gran respuesta a Sánchez es la de Feijóo: adulta, seria, senatorial (esto último, reconozcámoslo, sin la cultura sólida de los viejos senadores). Feijóo se sale del círculo vicioso de la respuesta a Sánchez, que tiende a ser rebajada por inspiración del personaje, para ofrecer una alternativa teatral. En efecto, eran representaciones las que estaban en juego. Feijóo ha expresado muy bien su principal propósito: "no ser Sánchez".
No sé si en el futuro habrá tensiones entre el estilo de Ayuso y el de Feijóo (cuando este llegue a la presidencia del Gobierno a lo mejor la situación cambia), pero en el presente conviven. Y hasta se refuerzan mutuamente. Funciona el burreo a Sánchez.
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En The Objective.