5.11.23

Dos franquismos en menos de un siglo

[Montanoscopia] 

1. Quienes no asistieron a la jura de la Constitución de Leonor en el Congreso –nacionalistas, independentistas, proetarras (disculpen el pleonasmo múltiple), ministros populistas y antisemitas, en los que se sostiene nuestro disfuncional presidente en funciones– le hicieron a la princesa el mejor regalo que podían ofrecerle: su ausencia. 

2. Deprimente lo de todos los socialistas escribiendo larguísimos tuits (¡tuits epístolas!) con sus "Yo he votado sí" a la petición de Sánchez para que apoyen las cerdadas de Cerdán y los apaños de Bolaños.¡Son procuradores de Franco! ¡Qué triste siempre el espectáculo de la sumisión! 

3. Lo que no entiendo, dado lo que apoyan, es qué no les gustaba exactamente de Franco. ¿Que no fuera del PSOE? 

4. Dos franquismos en menos de un siglo (con sus respectivas hinchadas franquistas, sus respectivos franquismos sociológicos, sus respectivas prensas del movimiento y sus respectivos escritores del régimen) son demasiados para un país. 

5. El bufón Idafe: bufón que se ríe no del poder sino de los que se oponen al poder. Buen chico Idafe. Confieso que, no obstante, me cae bien: al fin y al cabo se sale del tono mansurrón, pero no por ello menos ofensivo e insultante (últimamente, también insultante de la inteligencia), de El País. Idafe: el bufón del régimen. La fachosfera es él. 

6. Desesperante Feijóo. Qué poca formación tiene. Qué poca fibra moral y de cualquier tipo... Sigue pidiendo elecciones: ¡como si los infamantes pactos de Sánchez con los independentistas pudiesen ser legítimos de haber estado en su programa! 

7. Cuando Carrascal, que acaba de morir, apareció en los noventa como presentador nocturno del noticiario de Antena 3, me vino el recuerdo de que yo ya lo conocía de los setenta. En 7° de EGB, en el curso 1978/79 (¡el curso constitucional!), el profesor de Lengua, don Leopoldo, nos puso como libro de lectura una Antología de la literatura española firmada por José Mª Carrascal. Así, mientras este daba atildadamente las noticias (editorializantes siempre) con sus corbatas ("me gusta llevar camisas discretas y corbatas vistosas", decía), yo me acordaba de las tardes de los viernes en que leíamos a los clásicos en su libro. Reconozco que a veces eran tardes tediosas, pero dejaron un poso. Otras fueron tardes emocionantes, como cuando leímos uno de los Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo, el de "La abadesa encinta". Veo a don Leopoldo explicando qué era encinta y nuestra naturalidad ante el milagro, todos, profesor y alumnos, como en un cuadro (ahora) medieval. 

8. Abyectos traficantes de niños muertos. Niños que mata Israel y Hamás pone de escudos. El pecado de Israel es romper el escudo aunque sea humano, en su guerra entre de protección (me temo que más falaz que eficaz) y venganza. Yo asisto con un sentido trágico de la historia, con una desolación esencial. Haciéndome cargo de todo, sin que nada se me ahorre: con horror ontológico. Otros (¡otras!) se echan esos niños muertos en el zurrón sectario, como munición (soez) para su batalla retórica. Batalla que omitieron cuando mató niños Hamás. Y cuando los mató Putin. A este, de hecho, le aplaudieron las matanzas. Abyectos (¡abyectas!) traficantes de niños muertos: los que lloran y los que celebran. 

9. Los taxistas tenían razón: los políticos son todos unos sinvergüenzas (incluyendo en esta categoría a los periodistas de partido, que no son periodistas sino políticos). A lo máximo a lo que podemos aspirar es a que, además de sinvergüenzas, no sean unos delincuentes. Esta suerte no la estamos teniendo tampoco. 

10. Haber sido derrotado absolutamente en la Historia de España. No cabe mayor honor. 

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