26.5.24

En la pomada y más misántropo que nunca

[Montanoscopia]  
 
1. Me encuentro a Agustín Rivera en el Ave de vuelta de Madrid. Hace unos años escribió sobre la felicidad cultivadamente provinciana que tenemos los malagueños de habitar la capital en nuestras escapaditas. La de entrar, por ejemplo, en la librería de cine Ocho y Medio y que ande por allí Almodóvar. "Estoy en la pomada", formulaba Rivera. En mis días madrileños de la semana pasada he estado en la pomada mientras me dedicaba a mis cosas: era una pomada suave como música de fondo. Una amiga editora venía de ver a Milei. Otra de ver a Rushdie. Otra había ido a Moncloa hacía unos días a dejar un libro y me contaba cómo los recepcionan. Otra amiga estaba recién llegada de Cannes, adonde había acudido como actriz... Estuve en la presentación de mi libro Zona de confort (¡yo no podía faltar!) y en la de la revista Letras Libres. Una frase que se repetía en círculos periodístico-intelectuales: "Begoña es la kryptonita del presidente". En el Del Diego estaba Madina y alguien me escribió: "Ahí solo hay antisanchistas, el sanchismo bebe garrafa". Pero también estaba un sanchista amigo mío. Yo saboreaba por fin un dry martini, con otro amigo. La búsqueda de un dry martini potable se está convirtiendo en una tarea. Caí en que hace tiempo que el daiquiri del cubano Zara no coloca: ¿le ponen menos ron? A cambio, está el palo cortado de los gaditanos de Madrid. Una amiga podemita, o expodemita (antipodemita ya, casi), se regocija de que el aquelarre facha haya sido en Vistalegre, como los de Podemos. Me cuenta intimidades chungas de este mundillo: se comportan como fachas. Otra amiga me cuenta rumores de lo que oculta Pegasus. Aunque, dice, los madrileños se están dedicando a vivir la vida y pasar de la política. Ya caerá Sánchez. En cuanto a mí: hago en cinco días la vida social de cinco meses. Estoy más misántropo que nunca, lo que no me impide exhibir una simpatía desbordante. 
 
2. Dice Sánchez que lo más urgente es frenar “la ola ultraderechista”. La ultraderecha debería espabilar: como tarde mucho, no le van a quedar destrozos en el Estado de derecho que hacer. Ya los habrá hecho Sánchez.  
 
3. Ya se van insinuando los sanchistas de Feijóo: son los que postulan que se deje apoyar por Puigdemont para echar a Sánchez. Cuando Feijóo llegue al poder harán como la última vez que el PP gobernó: de antizapateristas pasaron a ser zapateristas de Rajoy. El turnismo sigue siendo la estructura profunda de la política española. 
 
4. No todo el que critica la brutalidad de Netanyahu es antisemita. Yo mismo la critico y estoy con Israel. Pero a los antisemitas se les vio el (¡pestífero!) plumero el 7-O y los días que siguieron al pogromo. Antes de que Netanyahu respondiera. Camuflado en la denuncia a la invasión de Gaza, aflora un antisemitismo escalofriante.  
 
5. Se reedita el Quijote que tradujo al castellano actual Andrés Trapiello, ahora conjuntamente con el original de Cervantes (Destino). En su día me resistí a leerlo, pero cuando por fin lo hice le encontré dos virtudes, una esperada y otra inesperada: la lectura avanzaba con fluidez semántica, como si al viejo vehículo le hubiesen puesto un motor nuevo; mi sorpresa es que eso se lograba sin que se perdiese el sabor de la prosa cervantina. Trapiello publica además el Fractal de su Salón de pasos perdidos: un diario de diarios que concentra en un tomo lo mejor de los veinte primeros (Alianza). Llegará a las librerías el 6 de junio: ¡el Día D, el perfecto para el diarista! 
 
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