20.5.14

Una conjunción maravillosa

Hace unos años Faemino y Cansado empezaron una actuación en Málaga exclamando: “¡Es para nosotros una gran alegría estar en Málaga!”. El público aplaudió por la deferencia, pero los cómicos siguieron: “Es algo que decimos en todas partes. Cuando estamos en Zaragoza también decimos que es una gran alegría estar en Málaga. Y cuando estamos en Albacete igual. De manera que cuando lo decimos y estamos realmente en Málaga se produce una conjunción maravillosa”.

En nuestra izquierda pasa lo mismo. Siempre dice que la derecha es machista, homófoba, racista y, sobre todo, facha. Lo dice incluso cuando no lo es, que a estas alturas es la mayoría de las veces. Por eso, cuando de pronto sí que lo es, como con las desdichadas palabras de Cañete en lo relativo al machismo, se produce una conjunción maravillosa. Se ceba entonces en su presa con un énfasis que en el fondo delata la gratuidad de las acusaciones habituales.

Con lo de Cañete en particular llevo desde el viernes partiéndome de risa. Me acuerdo de su metedura de pata y me entra la risa floja. Casi podría asegurar que soy feliz al ver cómo ha dinamitado la campaña del PP, porque ha sido grandioso. Pero vamos, deducir de su burrada que es un troglodita resulta exagerado. De hecho, su burrada no estaba exenta de sofisticación. No era una frase crudamente machista, sino que estaba algo cocinada: denotaba una cierta autoconciencia, lo que es siempre la premisa inexcusable para el cambio de las mentalidades.

Está muy bien que se le haya afeado la conducta, porque para el progreso en estas cuestiones resulta útil la censura social. Pero rechina, como siempre, el sectarismo: la sensación, para los que estamos fuera (o lo intentamos), de que la conducta es menos determinante que la filiación política. Si el que dice la burrada es oficialmente de izquierdas –como ocurrió con Diego Valderas, de IU, cuando se refirió a una compañera como “la de las tetas gordas”–, suele irse de rositas, o sin apenas roce. La conjunción tiene que ser maravillosa, porque si no parece que pierde su gracia.

[Publicado en Zoom News]