4.12.12

Dueto de estadistas

Felipe González y Aznar compartieron en el pasado una ventaja, para la que se necesitaban mutuamente: y es la de que nunca pudieron sermonearnos los dos a la vez. Cuando uno estaba arriba, el otro estaba abajo, y viceversa; de manera que solo uno llevó en cada momento la voz cantante. Anteayer domingo, en cambio, se produjo esa inédita simultaneidad: un dueto con los dos arriba. El que lo definió bien fue Rubén Amón, en su justamente celebrado tuit: “Aznar es portada de El Mundo y Felipe González, de El País. Me han dado ganas de pagar los periódicos con pesetas”. De estos elementos, quizá el único que el españolito eche realmente de menos sea el monetario.

Los últimos tiempos han sido pródigos en elogios a González y a Aznar (al menos por parte de sus sectores), por comparación con quienes les sucedieron. La lección del domingo es que esos elogios dependen de que no se muestren demasiado. Como se les vaya la mano en la exhibición, vamos a terminar reconciliándonos con el presente. Es verdad: habida cuenta de lo que hay, tienen margen de sobra. Pero no nos olvidemos de una cosa: de lo que hay, tanto en sus respectivos partidos como en el país, les cabe a ellos su “cuota parte” (como diría González) de responsabilidad.

Una vez que ambos salieron del poder, nos hemos venido enterando de que fueron grandes estadistas. Cabe achacar a la mala suerte histórica de los españoles el no haberlo sabido cuando aún nos gobernaban. Bromas aparte, la verdad es que sí, cada uno en su estilo, daban la imagen de estadistas: se les veía pisar con presencia (en lo bueno y en lo malo) por el mundo, y de puertas para adentro parecían tener idea; algo que a estas alturas suena a milagro. Pero los efectos de un gran estadista supongo que son los que se ven a largo plazo, igual que los efectos de un buen educador. Si tenemos hoy el Estado hecho unos zorros, no será porque hayan pasado muchos “grandes estadistas” por él.

[Publicado en Zoom News]