El Domingo de Resurrección ha enterrado a UPyD en las encuestas. El partido es ahora como el protagonista de Buried y yace en un ataúd bajo toneladas de indiferencia electoral. Se le ha colado un vivo, en todos los sentidos, también el menos bueno, que es Ciudadanos. Pero la responsabilidad de estar así es de UPyD. La fosa se la ha abierto su propia cúpula a paletadas, entre las que cabe contabilizar también las inefables coces (por lo general en Twitter) de Gorriarán: un hombre que está dejando pequeños al padre Ubú, Ignatius Reilly y Homer Simpson, todos juntos.
Cuando, en el Consejo Político del partido, Rosa Díez habló de Dinamarca como país ideal para UPyD, no debió de ser muy consciente de las implicaciones. Aunque su subconsciente sin duda sí, y el subconsciente, como sabemos desde Freud, nunca se equivoca. Dinamarca, entre otras cosas, evoca a Hamlet, con su "algo huele a podrido en Dinamarca" (citado ya por columnistas) y el monólogo de "ser o no ser": que, más que de angustia existencial, habla de la conveniencia de suicidarse o no. Pero Hamlet habla del futuro, mientras que Díez parecía una historiadora de su propio partido: puesto que el suicidio de este ya se ha consumado. Teatralmente tenía su truculencia: era como si el monólogo lo estuviese dando la mismísima calavera de Yorick.
Jaime Gil de Biedma publicó estando vivo su libro Poemas póstumos. Uno de los poemas más conocidos (y celebrados) es "Después de la muerte de Jaime Gil de Biedma", donde, dirigiéndose a su otro yo, el que ya ha muerto, le dice: "De los dos, eras tú quien mejor escribía". A mí, de UPyD y Ciudadanos, era UPyD el que más me gustaba. Estos cantos a su muerte no son alegres. Sí sarcásticos y rabiosos, pero no alegres. Al fin y al cabo, la cúpula de UPyD se ha cargado el partido que yo votaba. Lo construyeron ellos, sí, y si lo voté fue por ellos (y porque Savater lo fundó). Pero después se lo han cargado.
[Publicado en Zoom News]