14.7.15

Vuelo encerrado

Desde que el Partido Popular ha decidido que su prioridad es la comunicación solo ha logrado comunicar una cosa: que su prioridad es la comunicación. En este sentido, el nuevo logo, presentado el pasado jueves como antesala o felpudo de la Conferencia Política del fin de semana, es todo un acierto: la situación es circular, cerradamente circular, y dentro de ella están atrapadas las siglas y la gaviota.

Al ver ese círculo hermético, el cerco, como diría el añorado Eugenio Trías, me he acordado de un documental (¡de La 2, naturalmente!) sobre la cerámica de los indios norteamericanos. En él se decía que no cerraban del todo sus adornos circulares, sino que dejaban una franjita abierta, a modo de puertecita, para que pudiera "salir el espíritu". El espíritu que se haya quedado dentro del nuevo logo del PP no encontrará la forma de escapar: tendrá que comerse con patatas las alitas y la sopa de dos letras. Aunque quién nos dice que ese menú no quisiera escapar también...

Lo más angustioso es el vuelo encerrado. Las alas alcanzan el cerco, se funden con él... y ahí se quedan. No lo pueden traspasar. Su esfuerzo volador quizá imprima energía al círculo, pero este habrá de permanecer en lo esencial estático, como un círculo vicioso. De algún modo, me recuerda a la conocida sintonía del PP, ese crescendo sin fin, pura generación de expectativas sin culminar, o de cabalgada erótica sin clímax, que viene a ser un bucle eufórico (no melancólico como el de Juaristi). Es aún el impulso de Aznar, que se apazguata en Rajoy.

Un círculo tan sólido remite a la obcecación. El PP quiere comunicarse, y se ha atrincherado en ese afán. Volviendo a los indios, parece haber trazado su propio Little Big Horn (el mismísimo "cordón sanitario" que siempre han reclamado contra él sus enemigos): desde ahí no dejará de emitir el mensaje de que ante todo está la comunicación, y seguirá haciéndolo hasta morir no con las botas puestas, sino con los votos quitados.

Antes, hace pocas semanas, aparecieron en el escaparate esos dos logos humanos que son los jóvenes Pablo Casado y Andrea Levy, que no han parado desde entonces de comunicar que son jóvenes. El nuevo logotipo es el pin que les ha puesto papá Rajoy, para echarlos con la hucha al Domund electoral. Pero Casado, sonriendo, en la presentación del jueves, empezó por hacerse un lío comunicativo. Que si la cosa no era gaviota sino albatros, y que en todo este tiempo (hasta que ha llegado alguien tan friendly como él) en realidad había sido un patito feo.

Lo del albatros no lo podemos dejar pasar los culturetas, pues "El albatros" es uno de los poemas ineludibles de Baudelaire. Cuenta una historia sádica: que los marineros (¿naturales de Génova?) los apresan y los arrojan a la cubierta para maltratarlos. Así –hemos de comprender por la indicación de Casado– como el ave del logos, encerrada en su vuelo. La cosa que han comunicado, al final, es tremenda.

[Publicado en Zoom News]