20.9.24

Por qué resultan imprescindibles los festivales

[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:33:40

Buenas noches. La cultura está festivalera. Terminó el Hay Festival en Segovia y comienza el Festival de las Ideas en Madrid. Este, agárrense, ha sido definido (o predefinido, porque se dijo antes de que empezara) como "la gran fiesta de la discrepancia". Yo soy un escéptico que roza, en sus momentos cumbres, el nihilismo. Por eso no solo dudo de que vaya a haber discrepancia (ya se habrá encargado la organización de interceptar a los discrepantes por el camino), sino que también dudo de que vaya a haber ideas. Lo que sí habrá será festival. Y de eso se trata. Todos estos festivales de la cultura son ante todo festivales, y se dicen de la cultura como podrían decirse de tiro al plato. En los festivales de tiro al plato, por cierto, sí que hay una discrepancia básica, estructural: entre el plato y quien le dispara. No es el caso de los festivales culturales, en que todos los intervinientes son platos sin tiradores ni mucho menos francotiradores. Mis festivales favoritos son los literarios, cuyo secreto es muy simple: el público acude a ver a los escritores a condición de no tener que leerse sus libros. Hay escritores con fama literaria cuyo verdadero mérito es que hablan bien. Sus carreras literarias no se sustentan en sus libros, sino en lo bien que quedan en los festivales y en las entrevistas. Al fin y al cabo, el público lector es muy escaso: no da para sostener carreras literarias. En cambio, el público de los festivales, y de los medios audiovisuales en general, es amplio. Por eso el escritor que habla bien tiene su carrera literaria garantizada. Su fama va mejorando con los años al tiempo que sus libros van empeorando. Y esta es la razón por la que resultan imprescindibles los festivales.