17.9.13

Autorrecorte

Un país que recorta en educación se está recortando a sí mismo. Le está metiendo la tijera al presente, pero también al futuro. Sobre todo al futuro. Ese futuro que queda más allá del horizonte electoral y que los políticos desprecian. (Y me permito hablar en general de “los políticos” porque a estas alturas no merecen otra cosa: quienes deseen escapar individualmente del género, que se esfuercen, que se les vea; entre tanto, me complazco en apelotonarlos, lo mismo que van apelotonados en las listas electorales y lo mismo que se apelotonan para seguir las consignas de su partido).

De economía sé muy poco; apenas que hay que contar con lo que se tiene, sin fantasías, y que si se pone aquí hay que quitar de allá. Y sé que se puede quitar de otros sitios, pero no de educación. Por el mismo inexorable principio de realidad por el que la economía se rige. Este Gobierno del PP, con sus recortes en educación, está cercenando el país al que nos dirigimos: la España del mañana, cuya ruina empieza hoy. La que tenemos hoy es la que arrastramos.

Pero a nuestros políticos no les interesa el futuro. El plazo más largo con el que se han manejado últimamente ha sido el de 2020, y por los Juegos Olímpicos. Sin duda se veían en esa foto; como no se ven en la del nivel cultural medio del país dentro de veinticinco años. Precisamente, mientras nos enterábamos por José Ignacio Wert de los datos y cifras del curso 2013/2014, podíamos leer un artículo del ministro de hace veinticinco años, con el PSOE, José María Maravall. Se trata de un artículo erudito, académico, por encima del barro, en el que no se aprecia que su autor es uno de los responsables del catastrófico estado actual de la educación española. Tampoco dentro de veinticinco años Wert, al que deseamos larga vida para que pueda verlo, se reconocerá en el desastre que ahora está sembrando.

Maravall, por cierto, parece responder en su artículo, avant la lettre, a mi uso del genérico “los políticos”. Pero en el propio asunto de la educación nos encontramos con un rasgo unánime, de clase, entre ellos: ninguno tiene a sus hijos en la escuela pública.

[Publicado en Zoom News]