Siempre hay morbo cuando una señorita (¡así las llamaban los articulistas antiguos!) habla del pito de su ex. Por Madrid, la decadente Madrid, corren historias de hombres importantes con micropene, y de otros igual de importantes que tienen un solo huevo. La fuente es siempre una exnovia, en funciones de cronista despechada; o de enviada especial de vuelta. Pero se da un alivio: ninguna de las historias que yo conozco adjudica las dos taras a un mismo hombre importante. Lo cual puede deberse a que el destino prefiere no cebarse en este negociado; o a que la señorita en cuestión posee un gran sentido de la economía narrativa.
En Barcelona parece que se saltan esto último y despilfarran narrativamente. Así, Victoria Álvarez, la exnovia de Jordi Pujol Jr., habla, sin medirse, no del pito, sino de los cinco mil pitos de su ex. Si no estuviéramos jugando (¡como los articulistas antiguos!) con el sentido doble, ahora podría venir un ditirambo sobre ese titán de la fecundidad catalanista que sería Junior, con sus cinco mil vergas prestas a disparar semen cuatribarrado (¡y estelado!). Pero, según cuenta El Mundo, y sabemos por Libertad Digital, se trata de pitos en el sentido de silbatos; aunque no menos cuatribarrados (¡y estelados!), puesto que se les dio un uso (¡y un abuso!) independentista.
A falta de que aparezca una factura –que sería homérica– por cinco mil pitos, yo me lo voy tomando como una prolongación del Ubú president de Albert Boadella. Que el hijo del ex president (pero no ex Ubú) Jordi Pujol pague cinco mil terminales de una pitada al Rey, es decir, al jefe de ese Estado que le ha permitido hacerse su fortuna, vía papá, es de un impacto dramatúrgico subyugante. Ahí está todo, de hecho: el niñato rico financiando la gamberrada, y los borreguitos soplando. Andando el tiempo, los sopladores estarán probablemente en un país en ruina, con la misma cara de tonto que cuando sale positivo en un control de alcoholemia. Mientras que el pagapitos seguirá disfrutando de sus millones, no se sabe si en México o en ese otro país que tampoco pertenecerá a la Unión Europea, pese a estar en Europa. Serán otros los que paguen el pato.
[Publicado en Zoom News]