Ya se ha revelado el propósito de la extravagante formulación del referéndum que pretenden hacer los independentistas en Cataluña: se trataba, simplemente, de interceptar o de castrar el no. La doble pregunta es un sistema de doble filtro, mediante el cual el sí a “Estado” (catalán) da al salón donde se puede añadir “independiente”; mientras que con el no te dan con la puerta en las narices. “Estado” e “independiente” es lo mismo, por supuesto; pero al antiindependentista se le hurta el gustazo de plantarle un no a “independiente” en su propia cara. Ha quedado diáfano con las nuevas declaraciones de Marta Rovira, la secretaria general de ERC, con el presidente del partido, Oriol Junqueras, delante: “Contestar ‘no’ y ‘no’ constituiría voto nulo”.
Todo son especulaciones, porque quienes más entienden de estos líos aseguran que el referéndum no se va a celebrar. Y, aunque se celebrara, los partidarios más visibles del no ya están avisando de que no van a votar. Serían ellos los que le darían con la puerta en las narices al referéndum, antes de que este pudiera hacerlo cuando emitieran su no; ese no condenado a estar soltero y a no poder ir en parejita como el sí. Todo son especulaciones, como digo. Pero hay algo real por ahora, y es el diseño del referéndum en sí, y su engranaje. Que, como venimos viendo, dice ya bastantes cosas.
Es un prodigio el juguetito, a su manera. Se trata de un pasmoso artefacto que segrega ya desde el primer instante. Los electores son separados en la mismísima cabina electoral, permitiéndoseles a unos dar un pasito más que a otros. Esos unos privilegiados son, naturalmente, los que votan lo mismo que quienes han proyectado el referéndum. Los otros comienzan a ser discriminados desde la papeleta. La palabra fetiche, “independiente”, queda fuera de su alcance. Es una palabra que solo puede recibir el sí: se trata de un dios, o un ídolo, que únicamente puede ser adorado; jamás negado, y ni siquiera tocado por quienes no lo reverencian.
El referéndum se dibuja como el acto inaugural de una sociedad oscurantista y totalitaria, fundada en la aclamación. El doble filtro para desactivar el no es un doble filtro para desactivar la crítica.
[Publicado en Zoom News]