3.12.13
La orla
El panel de terroristas que Libertad Digital viene sacando desde la sentencia del tribunal Estrasburgo me recuerda a las orlas estudiantiles, entre casposas y nostálgicas. Como en las universitarias, aquí las caras son de individuos que compartieron la misma carrera; en este caso, la del odio y el crimen. Para matricularse solo necesitaron ser los peores de la sociedad, los más crueles o los más cortitos; con frecuencia las dos cosas juntas. Había que ser muy ceporros para pasar la selectividad y lo lograron. Antes y después, se han complacido en llevar esas orejas de burro que es la boina patriótica.
Han segado y arruinado muchas vidas, incluida la de ellos mismos. Su sufrimiento, en cualquier caso, ha sido enormemente menor, porque iban anestesiados con el fanatismo y un entorno tribal que les masajeaba la conciencia. Esta orla es la derrota de ETA, que es una gran derrota moral. Siempre lo había sido, pero ahora resulta visible hasta para ellos. Va un abismo de las fotos de los terroristas más buscados, que daban miedo y se prestaban a la épica, a estas de terroristas que van siendo expelidos de la cárcel como cagarrutas.
Ahora la patata caliente está en sus pueblos. Acepto que los terroristas que hayan cumplido sus condenas, según la legislación y sin trucos, salgan a la calle. Otra cosa es la calle les haga fiestas. Pero a la calle le gusta a veces retratarse y mostrar su catadura. Qué asco el de esos cohetes homenajeando al etarra; cohetes que, por su parte, eran un eco en el cielo, para el que quisiera oírlo, de las bombas asesinas del regresado. Un pueblo sano sentiría el pestazo del terrorista que vuelve. Y si no nota nada incómodo en el olor, es que el pueblo también está podrido.
[Publicado en Zoom News]