26.12.13

La superioridad moral de la derecha

Esta posición mía transversal, tan incómoda (¡y desamparada!) como divertida, me permite juegos retóricos que para los que se encuentran acoplados en su sectarismo particular serían imposibles. Casi me atrevería a decir que impensables. El efecto (que añade incomodidad, desamparo y diversión) es el de un teatro de títeres en que los personajes se dan cachiporrazos acusando a los otros de sus propios defectos.

Yo, que soy de izquierdas (¡aunque no lo parezca!) pero picoteo gustosamente en la derecha, me regocijo al ver a esta pillada en ese circuito. Suelo estar de acuerdo con las críticas que la derecha le hace a la izquierda, y me enfada que la izquierda se mantenga impermeable. Pero a la vez percibo cuantísimos de los defectos que la derecha le atribuye a la izquierda los padece la derecha misma. La pulsión estalinista, por ejemplo.

Nunca olvidaré los días en que hizo campaña unánime contra Fernando Savater cuando este apoyó los planes sobre ETA de Zapatero, al principio de su mandato. Ya entonces creí que Savater se equivocaba, como él mismo reconocería más tarde, pero me pareció obscena la denostación de que fue objeto. Recuerdo que se repetía en las tertulias: “Todo su prestigio se ha derretido como la mantequilla”. Los supuestamente antiestalinistas demostraron ser unos virtuosos del estalinismo.

Ahora con el aborto nuestra derecha ha demostrado ser también (¡déjenme jugar!) zapaterista. En efecto, si quitamos el contenido concreto y nos quedamos con lo que más importa, es decir, la estructura, ¿qué es la nueva ley del aborto de Gallardón y Rajoy sino eso tan de Zapatero de introducir, por fe ideológica, un elemento de discordia en la sociedad donde no lo había? Algo que la sociedad tenía resuelto (llámese guerra civil o llámese aborto) llega el gobernante, mete el palitroque y lo estropea. ¡Ya tenemos entretenimiento (y derroche absurdo de energía) por otra temporada!

La reacción de la izquierda, por supuesto, ha sido patética. ¡Pedir unidad a estas alturas, ella! ¡Y que el PSOE llame incluso a “las mujeres del PP”, con lo que ha demonizado al PP (incluidas sus mujeres)! La credibilidad que la izquierda ha perdido ella solita se echa en falta justo en casos como este: cuando se presenta una lucha no quimérica ni falaz, como casi todas las otras, sino realmente progresista.

Y a nuestra derecha le ha brotado además, con el zapaterismo, algo que le provocaba mucha risa visto en la izquierda. Un ejemplo inmejorable es el artículo de Cayetano González en Libertad DigitalEl aborto y la ‘superioridad moral’ de la izquierda”... que no se equivoca del todo en cuanto se refiere a la izquierda pero que está escrito con una superioridad moral tan autoblindada y ciega como la otra. Es el ping-pong sectario interminable. (¡Y me adelanto al lector reconociendo que mi tonillo es también de superioridad moral!).

[Publicado en Zoom News]