21.8.15

Suso inaprensible

Ha vuelto Suso de Toro, el consejero áulico de Zapatero, el intelectual orgánico del gobierno que nos arruinó, resucitó el guerracivilismo y nos metió en el fregado institucional del que aún no sabemos cómo vamos a salir (ni si vamos a salir). La imagen de Rajoy es confusa, menesterosa, patética también a su manera; pero se rehabilita en cuanto reaparecen Zapatero y Suso. Él, al fin y al cabo, no es ellos: lo cual no es poca virtud.

Suso de Toro ha seguido estos años –llamémosles póstumos– en el periódico de Ignacio Escolar, otro de los cortesanos del zapaterismo; pero hasta ahora no había escrito nada comparable a aquel "Razón y sinrazón de Cataluña" de 2007 en El País. El artículo estaba en este enlace, pero desapareció hace tiempo, no sabemos si por un fallo informático o porque a la hemeroteca le resultaba abrasivo contener la cosa que empezaba: "Existimos las personas pero también las colectividades, con voluntad y vida psíquica propia". Y seguía: "Cataluña existe y está viviendo un momento de confusión, se siente despreciada y humillada. Cree que España no la reconoce, la niega y la encierra ahogándola. Pero también se siente insegura, la imagen que tenía de sí misma se ha resquebrajado completamente y desconfía de sus propias capacidades".

Esta abstrusa prosa de abstracciones joseantonianas, que es la salsa de Suso, alcanza, como digo, otra apoteosis en el artículo nuevo, titulado "La mitad de Catalunya no está loca (la otra mitad tampoco)". Como algunos hemos dicho que lo del nacionalismo catalán es un delirio, ahora viene Suso a refutarlo, con su mano en el pecho y un embudo en la cabeza. Ya el comienzo, desde la perspectiva global del siglo XXI, es pura alucinación: "Como no vivo en Catalunya, cuando busco información u opinión me encuentro expuesto a los medios de comunicación no catalanes que estos días más que nunca no paran de hablar de los catalanes".

Lo suyo sería hacer un análisis ilustrado de cada frase, reprimiendo los sarcasmos. Pero excuso la tarea. Alguien más analítico y paciente que yo, como es Tsevanrabtan, lo intentó en su día con el otro. Se propuso "contestar con razones y no con gracietas o exabruptos", pero resultó imposible (me imagino que su propósito era irónico, en plan primera gracieta o exabrupto).

Y aquí es adonde yo quería llegar hoy, en realidad. Todos los chistes, los sarcasmos, las gracietas y los exabruptos están ya hechos. Seguiremos en la rueda porque no hay manera de salirse. Pero, como escribí en mi columna sobre este delirio, lo que predomina cada vez más es la melancolía. ¿Qué se le va a decir a Suso de Toro? ¿Se puede, realmente, dialogar con él? Emite retahílas verbales que son un simulacro de racionalidad, pero sin asideros ni con la razón ni con lo real mismo. Su discurso es inaprensible: tomárselo en serio sería otra locura.

* * *
PD. Tsevanrabtan, mientras yo escribía esto, no ha descansado.

[Publicado en Zoom News (Montanoscopia)]