3.2.23

Urge la ley del 'solo yo es yo'

[La Brújula (Zona de confort), 1:24:22]
 
Hola, querido Rafa Latorre. Se han hecho ya todos los chistes (yo he participado como el que más) sobre el policía que se infiltró en el movimiento independentista; en especial en ocho de las militantes, en las que la infiltración del madero fue plenamente satisfactoria (aunque ahora ellas se quejen). Ha sido deliciosa la división en cuanto al mote del servidor público. Los aficionados al cine le han puesto Rabocop, mientras que los aficionados a la literatura han optado por Nabocop. Pero, al margen de los chistes, hay algo que empieza a provocar alarma social: se ha abierto un nuevo agujero en la ley del solo sí es sí, como si tuviera pocos. Las indepes acusan al policía de "acoso sexual y tortura", cuando las relaciones fueron con consentimiento, y es presumible que con ganas. Ellas dijeron "sí" y él dijo "pues allá vamos". Y así con ocho. ¿Cuál es el problema entonces? Que ellas le dijeron "sí" al hombre equivocado. Él no era él: no era el independentista cachas que ellas creían, sino un policía cachas. Obsérvese que lo que se mantiene es la condición de cachas de Rabocop o Nabocop. Pero para ellas no es suficiente. Buscaban la comunión no solo carnal, sino también ideológica. La ley del solo sí es sí a secas vale poco, porque se le puede dar el "sí" a un sujeto sin garantías. Urge, pues, una ley complementaria: la del solo yo es yo. Como vemos, la burocracia genera más burocracia, y al certificado del "sí" habrá que añadirle un certificado de autenticidad. En el sexo todo se volverá papeleo y para cuando se terminen de elaborar los contratos y plasmar las firmas ya no quedará cuerpo para hacer nada. Que es la situación a que se aspira: sin pecado, no habrá pecadores.