Benedicto XVI ha aprovechado el carnaval para quitarse el disfraz de Papa y volver a ser Ratzinger. Es una gran lección espiritual, si bien se mira. Saboreará en su retiro una sensación que no había tenido ningún hombre en seiscientos años: la de ser ex Papa. También, la de saber quién será su sucesor. Y la de leer, si le apetece, los balances sobre su pontificado. Es como si se hubiera sobrevivido a sí mismo; y en cierto modo ha sido así: Ratzinger ha sobrevivido a Benedicto XVI.
El papado le sentó bien físicamente. Recuerdo su alegría, su levedad, cuando salió con sus zapatitos rojos. El guardián de la fe relajó el rostro y se puso a prodigar sonrisas. Fue como si hubiera pasado por aquel programa de entonces, Cambio radical. Aunque le pilló ya muy mayor y ha podido disfrutarlo poco. Ahora se atreve a una experiencia más e ingresa, vivo, en ese territorio que está después de haber sido Papa.
Lo relevante históricamente, en cualquier caso, no es que Benedicto XVI sea el primer Papa que renuncia en más de medio milenio, sino que es el primero que lo hace en la era Twitter. Dicho de otra manera: es el primero que lo hace azotado por una plaga de chistes de dimensiones bíblicas. Yo he participado como el que más: confieso que me lo he pasado pipa con el Papa. Pero sin dejar de ser consciente de que, si los hacemos, es porque podemos hacerlos: sin el peligro ni las incomodidades que nos acarrearía si los hiciéramos, por poner, sobre los musulmanes, los nacionalistas o cualquier sector protegido por lo políticamente correcto.
Pero se me ocurre un chiste más, ya fuera de Twitter (¡aunque relacionado con Twitter!): quizá el Papa ha renunciado porque, después de haberse abierto una cuenta, no encontraba otro modo de quitarse. Ahora que caigo, puede que no sea ninguna broma. Justo hoy se cumplen dos meses de su primer tuit. Ni dos meses ha durado. ¿Habrá atisbado en el invento, él que era el máximo especialista, el rostro del Mal? La cuenta, por lo pronto, tendrá que heredarla el siguiente, junto con la mitra. ¡Lo que nos queda que tuitear con las fumatas!
[Publicado en Zoom News]