De Ana Mato contaba hace años Montano que era la autora de la frase más pija de la historia de España. Le preguntaron cuál era el momento preferido del día y contestó: “Por la mañana, cuando veo cómo visten a mis niños”.Recuerdo bien quién me la dijo, dónde y cuándo. Fue mi amiga Luisa, en un sitio de cervezas que había por Ópera, en Madrid, en octubre o noviembre de 2003. Yo le había contado una anécdota de ese verano en Málaga, en la que se decía “la frase más pija de la historia”. Y ella me dijo que no, que la frase más pija de la historia era una que le había oído recientemente a Ana Mato en una entrevista, y que es la que cita Jabois. Ahora mi amiga no recuerda qué entrevista fue aquella, que pudo haberla leído en “un Vogue o similar”; aunque a mí me suena (vagamente) que aquella vez dijo que en televisión. A televisión, como mínimo, ha llegado ahora, porque el otro día me avisaron en Twitter de que la habían pronunciado en La Sexta. Y esto es lo que me ha hecho pensar de verdad en este asunto (la televisión que despreciamos y que aún concede –o hacemos que conceda– estatuto ontológico a las cosas).
Ahora es imposible rastrear el origen de la frase, porque hay ya más de once mil googles y más de dos mil meneos, todos referidos a la mención de estos días. Se ha reproducido a mansalva, y en algunos casos ni siquiera se especifica que fue en un artículo de opinión y que el contexto era conversacional, sino que se afirma: “Publicaba hace unos días El Mundo...”. Así se escribe la historia, le he escrito a mi amiga. Y ella me ha respondido: “La historia no, los bulos: así se crean los bulos. Vamos, que yo sé que esa frase la leí o la oí, y que la había proferido Ana Mato, pero con eso no debería bastar, y de hecho no basta, pero sobra...”.
Dado esto por sentado, déjenme jugar un poco. Y es que, con el tiempo, ha ido trasladándose en mi imaginación el aspecto de Ana Mato a aquella otra anécdota que señalé arriba, la ocurrida en Málaga en el verano de 2003 y que contenía la, hasta entonces, “frase más pija de la historia”, que dio pie a que mi amiga me contara la suya. Por la contigüidad de los relatos yo ahora me figuro a la hoy ministra protagonizándola, ¡pero está claro que no fue ella! Fue una pija malagueña, a la que yo nunca he visto, porque también me lo contaron. Entró con su novio en un tórrido bar del centro, un día de feria. Ambiente sobrecargado, ropas breves, calor, alcohol y vicio. La historia tiene algún recoveco, pero resumo para no alargarme. En un momento dado, mientras el novio ha ido al otro extremo a por copas, la chica se pone a chupársela al dj, sentada en el suelo tras su mesa. Regresa el novio, no ve a su chica, busca con la mirada, hasta que detecta su pierna saliendo en horizontal de la mesa del dj. Se asoma, la ve en plena felación y se queda pasmado. La chica se da cuenta, saca la boca y entonces le dice la que para mí era (¡y en realidad sigue siendo!) la frase más pija de la historia: “Pero no te enfades, jo. Excítateee”.
[Publicado en Jot Down]