2.2.24

También Azúa

[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 3:52:11

Buenas noches. Tampoco está ya Félix de Azúa en 'El País'. A este no lo han echado, sino que se ha ido voluntariamente por complicidad con su amigo Fernando Savater. Aunque hacía un tiempo que lo tenían confinado en Cultura, para que no se metiera en política. Con la desaparición de Savater y Azúa se extingue no solo mi último vínculo con 'El País', sino también con toda la prensa de papel. Ahora nada más la leo en digital (y a Savater y Azúa los seguiré leyendo en 'The Objective'), pero me pasó algo curioso en los años de transición. Entonces, después de leer a estos dos articulistas por internet, aún sentía necesidad de ir a comprar el periódico los días en que ellos (y únicamente ellos) publicaban. Azúa era el más puro. Tallaba sus columnas como poemas; pero no poemas blandos, sino duros: al modo de los pequeños poemas en prosa de Baudelaire. Dureza de diamante, con destellos crudos y a la vez bellísimos, que abrían el abismo encantado de la realidad: alucinaciones lúcidas también a lo Hölderlin. Jamás había alcanzado la prensa tal nivelazo. Su inteligencia estaba regada de humor, con frecuencia sarcástico. Su gusto por la gamberrada, de estirpe vanguardista, la mantiene ahora que le pirra disfrazarse de carcamal, con la misma sonrisilla. Su último petardo ha sido hablar del "terror feminista" que impera en la redacción de 'El País'. Caballeroso siempre, les ha permitido a las redactoras desahogarse contra él. Me encanta una foto que han puesto algunas en Twitter, perfectas, soberanas, habitando con plenitud y con gracia el mundo que hombres como Azúa ayudaron –naturalmente con ellas– a construir. Mi diversión es ver hoy a Azúa en estéreo, con su pasado y su presente juntos: obra de arte total en la época del acabamiento del arte.