26.1.13

Adiós a la filosofía

Wert, el de la risa de conejo, el pretencioso Wert, el que va de intelectual sin haber dicho en su vida otra cosa que bobadas, el estirado, el insufrible, el posturitas Wert, ha llegado para culminar con el PP la tarea que comenzó Maravall con el PSOE: la aniquilación del bachillerato. Lo más preciado de una sociedad, su bachillerato, lo que marca el tono cultural medio, lo que determina su nivel de civilización, aquello cuya ausencia condena al embrutecimiento ambiente, vuelve a sufrir un rejonazo a manos de los patanes.

Ahora es la filosofía, desterrada en los rincones. La asignatura que a los diecisiete años nos empujaba a ser adultos. De pronto aparecían Tales, Gorgias, Sócrates, Platón, Epicuro, Ockham, Descartes, Spinoza, Hume, Kant, Hegel, Nietzsche, Wittgenstein y la cosa pegaba un subidón. Un rebote reflexivo que nos rompía el cascarón y nos propulsaba. ¡Oh aquellas mañanas filosóficas del bachillerato de los ochenta! Tuve suerte con mis profesores. Antonio Huertas en tercero de BUP y Salvador Macías en COU. Huertas era truculento y sentimental y nos despertó el hambre. Macías nos dio de comer: era serio y riguroso y viajamos en su curso de la antigua Grecia al siglo XX, dejándonos una articulación para toda la vida.

Me llamó la atención un compañero, el Aguayo, desubicado en todo lo demás y que encontró su sitio. Un día apareció con La República de Platón. Se había apasionado. Y estaba aquel otro, cuyo nombre he olvidado, que habría querido ser músico de jazz (a los dieciocho ya daba por hecho que no iba a serlo), y que también. Aquello era la enseñanza pública, cumpliendo su función pública. No solo almacenando adolescentes sino abriéndoles camino. La filosofía era la asignatura fundamental para la tarea. Era, de hecho, la asignatura que lo simbolizaba todo.

No es extraño que hayan ido a por ella, directamente. Nuestros impresentables tienen un instinto infalible. Son como el famoso mecánico que sabe qué pieza hay que tocar. Ellos lo saben muy bien, y la tocan: para que nada funcione.

[Publicado en Jot Down]